Todo tiene un principio

Desde pequeña fui autosuficiencia, mi madre en lo secreto me daba para los gastos de la escuela. Pero al ingresar a la secundaria mis necesidades iban creciendo libros, fotocopias, dinero para los viajes escolares así que empecé a trabajar medio tiempo en un restaurante de comida rápida. Antony creía que con alimentarme, darme ropa usada de mi hermano cumplía con su rol de padre y que no había necesidad de que yo estudiara, ya que para el rol de una mujer era estar en la casa cocinando y limpiando tal como mi madre lo hacía.

Cuan equivocado estaba y no veía que las mujeres podemos hacer diferentes trabajos iguales o mejores que los hombres. Deje de llamarlo padre cuando me golpeó, porque mi hermano se cayó de su bicicleta y se fracturó la muñeca. Él dijo que fui negligente con mi único deber, que era de cuidar del heredero de su imperio. Mi corazón se partió en mil pedazos y me juré a mi misma que no dejaría que ningún hombre me menospreciara.

Ante la sociedad Antony era una persona respetable, filial e integra. Pero al cruzar la puerta de su hogar era cruel, tirano y con egolatría. Cuando cumplí los 17 años ya estaba terminando la escuela secundaria y me preparaba para el ingreso de la universidad. El día de mi graduación hizo una gran fiesta e invito personas influyentes de la sociedad, quienes venían con sus hijos. También mando hacerme un hermoso vestido color verde esmeralda que resaltaba mi figura, hacía juego con mis ojos verdes y mi cabello rojizo. Mi madre era pelirroja, ojos grises y Antony era castaño oscuro con ojos verdes, yo era una mezcla de sus rasgos más fuertes.

Aquella fiesta que había organizado en mi honor, no era más que una farsa para demostrar lo buen padre que era y cuanto me amaba. Pero yo sabía el motivo oculto de dicha celebración, era para mostrar mi adultez, belleza y así venderme al mejor postor o mejor dicho futuro socio. Había representantes de diferentes industrias, todos adinerados y ambiciosos de fusionarse con los negocios de mi padre, ya que un día sin que él me viera entre a su despacho, descubrí documentos relacionados con lavado de dinero, sobornos de la contratación de obras públicas y otros negocios donde están incluidos personas del ámbito político.

El saber que esas personas me observaban como un pedazo de carne para devorar, revolvía mis entrañas. Deseaba armar tal alboroto para que se fueran, pero sabía que mi sueño de ingresar a la universidad se vería frustrado, así que no me quedaba otra alternativa que fingir sumisión. Estaba perdida en mis pensamientos que no note la cercanía de un joven apuesto, musculoso, tez trigueño y ojos ámbar.

Al mirarlo sabía perfectamente quién era pues en el colegio no había niña que no tuviera foto de él. Era Adrien Leyer, hijo del dueño de las textileras más importantes de California y con más de 15 shoppins. Al mirarlo era todo un adonis, pero su reputación con las mujeres era extensa y era sabido que solamente usaba a las mujeres para la cama, así que me aleje de él lo más pronto posible, ya que no deseaba ser su próxima víctima. Esa noche muchos muchachos me dejaron sus números y le pidieron a mi padre que tuviera citas a ciegas con ellos. A lo cual mi padre acepto, pero en su mente solo había 3 candidatos dignos para emparentar o que casualidad Adrien estaba entre ellos.

Al fin la noche horrible había culminado me retire de la fiesta lo más disimulada, pero no escape a la vista de alguien, que susurro a mi oído, ya te vas preciosa, mi cuerpo se estremeció del susto. Al voltear con una hermosa sonrisa estaba el Adrien Leyer, sentí una gran furia,lo empuje y le dije apártate de mi estúpido. Quedo pensativo pues se preguntaba que había echo mal, pues ninguna mujer lo había tratado así, más al contrario todas se le ofrecían. El rechazo de Marie Baxton creo dentro de él una gran intriga de cómo era ella y si caería a sus encantos.

Había ido a esa fiesta por obligación de su padre, ya que lo había amenazado con cortar el crédito de sus tarjetas si no asistía y ese sería el fin de su vida de libertinaje y excesos. Pero tal impacto fue ver a la joven bajar las escaleras con su vestido verde que marcaba sus caderas y sus firmes bustos medianos perfectos para complacer sus manos, la deseo y la desnudo con su mirada. Trato de acercarse a ella, pero esta lo esquivo, el se preguntó si lo conocía, ella lo ignoro y se puso a charlar y acepto los números de otros jóvenes pero en ningún momento volteó a mirarlo a el, eso le generó una mezcla de sentimientos ira, celos e inseguridad algo nuevo ya que nunca los habia experimentado. Al ver que ella se escabullia se acercó por detrás y le susurro al oído muy mala idea ya que se asusto y le dijo estúpido,lo cual lo impresionó. Dentro de él nacía un nuevo desafío conquistarla, doblegarla y que obedeciera a sus antojos porque muy en el fondo era un hombre vanidoso y no aceptaba un desprecio y un no como respuesta.

Lo que él no sabía que Marie Baxton era una mujer guerrera, segura de sí misma y con sueños nada egoístas, solo libertad para ella, su madre y cualquier mujer oprimida por sus circunstancias.