Capítulo 15 - Thaliana.

Pero este señor no tiene ni un poco de vergüenza ni consideración como es que se le ocurre encerrarse con la azafata en la cabina de baño y no lo peor de todo es que esa señorita no tiene es pero nada de decencia va que meterse con el jefe y no solo meterse sino que se le ofrece y él ni corto ni perezoso, y a buena hora me tenían que dar ganas de venir a mí al baño solo para escuchar este tipo de abecedario que no me interesa en lo más mínimo, ni modo, me toca regresar al puesto y aguantarme porque la verdad no pienso entrar a ese baño todo cochino… guacatela.

En fin, sigo en lo mío me coloco los audífonos, sigo escuchando música y cierro los ojos para no tenerle que ver la cara a ese par de conejos, porque eso es lo que me parecen se van cogiendo por ahí en cualquier lado y con cualquiera, pero bueno eso no me importa, pasado 5 minutos sale mi jefe del baño organizándose el pantalón y la correa, pero viéndolo bien no parece nada satisfecho, muy buena eso le pasa por culi-contento ya no le funciona su aparato… jajajaja.

Por fin aterrizamos y no veo la hora de salir de este jet, me tienen mareada con ese olor a feromonas que están desprendiendo este trío parecen perr@s en celo, definitivamente cuando me toca hacer otro viaje de este tipo voy a realizar la solicitud de que me dejen viajar en un vuelo comercial, yo con esto no puedo, todos son unos descarados, primero la azafata ofreciéndose, después mi jefe y la azafata cogiendo en el baño y casi apunto de aterrizar voy a al cabina de la cocina a pedir un vaso de agua y veo a Eduardo manoseando con esta tipa, eso es no tener pero ni una pizca de vergüenza cogerse a dos hombres en el mismo avión en menos de dos horas de diferencia para ese caso hubieran hecho un trio y les hubiera ido hasta mejor.

Ya nos encontramos en el hotel, estamos a la espera que nos entreguen las llaves de nuestras habitaciones ya que nos dice la niña de la recepción que este momento le están haciendo el aseo a estas, nos indican que nos dirijamos a la sala de espera que es al lado derecho la cual tiene una bonita vista a la playa, como me gustaría estar acá con mi amiga de vacaciones y pasarla bien, pero ni modo toca trabajar, ya llegaran momentos para disfrutar, cuando termine mi horario laborar dedicaré mi poco tiempo libre para explorar este lugar tan hermoso.

Estoy sumergida en mis pensamientos cuando siento que alguien se me acerca y me dice, pero mira a quien tenemos acá si es nada menos que la princesita Londoño, cuando levanto la mira para saber quién el que me está diciendo así me llevo una gran sorpresa, ya que es mi gran amigo Mateo Ordóñez, un amigo de la infancia y mi primer amor, salto del sofá de donde estoy le doy un abrazo y le digo en voz baja donde solo me escucha el que no me llame por mi primer apellido que nadie ahí lo sabe y lo quiero mantener en secreto y que después le cuento por qué, me dice Ok.

Cuando volteo a mirar para atrás, ya que siento la mirada de 2 pares de ojos encima de mí, efectivamente son mi jefe y el Sr. Eduardo que me miran con asombro, ya que estoy bien agarra de Mateo, me separa por inercia y los presento.

Mateo me dice que él estará durante una semana en el hotel, porque está haciendo negocios y que en la noche está libre que si tengo tiempo me invita a cenar para que le explique lo que le dije hace un momento. Le digo que sí que en la noche nos vemos y le cuento todo, se despide con un besito en la boca como lo hacíamos tiempo atrás y me dice hermosa princesita fue un placer verte y espero que nos veamos más seguido y recordar viejos tiempos, yo de solo pensarlo me sonrojo, ya que él es tres años más grande y fue el primero en todo, él fue el que me hizo mujer y el que me dio mi primer beso y me enseño una que otras cositas. Él sabe que estoy pensando, ya que me dice hasta pronto niña hermosa con una sonrisa en sus labios y una mirada traviesa. Quien habría pensado que este viaje iba a traer un viejo amor y esta de lo más guapo, espero que aún no este casado y podamos retomar muchas cosas que en el pasado no pudimos.

Estaba pensando en eso cuando mi jefe se me acerca y me dice de manera ofensiva que mal gusto tiene su amigo, Srta. Rosales vaya que decirle hermosa a usted o será que tiene una falla visual porque yo lo hermosa a usted no se lo encuentro por ningún lado, se voltea con una sonrisa en los labios y se dirige a recepción ya que en ese momento nos llamaron para entregarnos nuestras llaves.

Tengo en mi mente que le voy a hacer pagar y tragar una a una sus palabras y las humillaciones y malos tratos que me ha hecho este hombre o me dejo de llamar Thaliana Londoño Rosales ya veraz Emiliano Villareal.