El colegio

...Capítulo 2...

...El colegio ...

Mientras preparaba algo de café, un vicio que era de él y no mío, pero que había adquirido en los últimos meses luego de haber terminado con Frankie. Incluso creo que beberlo me trae su recuerdo, no lo sé. Lo cierto es que aquí me encuentro con taza en mano y con mi mente puesta en los pensamientos de anoche nuevamente. Con la única diferencia de que ahora estoy más clara en todo que anoche y he llegado a la conclusión de que no necesitamos de otros para ser felices, aunque en el fondo desearía tener un buen padre para Lucas, tal vez porque sé que es imposible que aparezca el biológico. Ni siquiera recuerdo su rostro. Cualquiera podría venir y decirme: "¡Soy yo!" Y nunca me daría cuenta si lo es o no, pero la vida debe continuar, y gracias a Dios, tengo buenos amigos que son como mi familia, y junto a ellos he criado a mi Lucas, aunque a partir de ahora seremos nosotros dos solos en esta ciudad.

Me bebí mi taza de café, con un único pensamiento: No dejar que la adversidad se apodere de mí.

Tengo muchas cosas por hacer y darle una mejor vida a mi hijo es una de ellas, además de ser una prioridad para mí.

Lo veo dormir mientras estoy sentada aún junto a la taza, pero ya sin café. Suspiro profundo, quizá porque no puedo creer que este ser tan pequeño sea mío y que además forme parte de mi vida. Tal vez no lo planeé y tampoco lo desee, pero ahora lo amo más que nada en este mundo.

—Hola, mi vida. —le dije a mi hijo Lucas, quien se está estirando sobre la cama improvisada.

—Hola, mami. —Se ha sentado cruzando los brazos y haciendo caras de molestia.

—¿Qué pasó? ¿Acaso dormiste mal?

—No mami, yo solo pensé que todo esto era un sueño y que al despertar no estaríamos aquí sino en Canadá. —Se ha puesto a llorar, y en ese momento me sentí mal porque traerlo era algo que no podía evitar; además, soy yo la única culpable de todo esto.

—Perdón, mi vida. Me acerqué a él y lo abracé tan fuerte que dejó de llorar.

Unos días después...

Hoy me he levantado demasiado temprano para mi gusto, incluso creo que tengo algo de sueño acumulado porque deseo quedarme en la cama un rato más, pero sé que no debo. Además, los días pasan y yo me siento más acorralada.

—¡Dios, qué sueño tengo! —he exclamado en voz alta, estirando todo mi cuerpo.

Levantarme temprano es algo que hago todo el tiempo. Ni siquiera sé por qué dramatizo tanto. Creo que el cansancio es mucho hoy.

Toda la semana pasada y la antepasada hemos estado arreglando la casa de la abuela; además, también hemos estado saliendo para que Lucas conozca Houston.

—Mami, ven. —Me ha tomado de la mano derecha para llevarme a rastras por la sala hasta su habitación.

—Lucas, hijo, me voy a caer.

—Mira —abrió la puerta de su cuarto y el lugar se veía hermoso.

—Hijo, ¿cuándo hiciste todo eso? —mi rostro denotaba el asombro que sentía no solo mi vista, sino mi corazón.

—Mientras tú dormías, mami, ¿te gusta?

—Me encanta mi vida, ha quedado mejor de lo que estaba cuando yo dormía aquí.

—Tengo una lista de cosas que quiero y que creo que hacen falta en mi habitación. —Ha buscado debajo de su almohada y ha sacado una hoja rayada y llena de cosas escritas.

—Aja... ¿Qué es lo que tienes anotado ahí? Ven. —Lo he cargado y me ha entregado la lista.

—Necesito una papelera, un espejo, una lámpara de lava y otra del universo, una alfombra, unas cortinas de Cars, un banqueta, unos cojines y todos estos juguetes; ha girado la lista para que viera todo lo que no me había leído. —Sonreía con timidez.

—Bueno, veamos qué podemos hacer con todo lo que has pedido. —Le quité la lista.

—Mami, lo mejor que podemos hacer es compararlo. —Sonrió.

—Ja, ja, ja, me imagino, hijo, pero debemos esperar, tenemos poco dinero, y aún nos falta mucho por hacer, pero te prometo. —Tome su barbilla—. Que lo compraremos todo. —Le di un beso en su mejilla que ahora estaba triste y luego lo bajé de mis brazos; debía darme un baño antes de hacer el desayuno.

Un rato después...

Me tocó llamar a los técnicos del servicio de internet. En casa no teníamos ni televisión por cable, entonces los llamé para que me instalaran el Wifi porque nos hacía falta.

Recuerdo que no teníamos cuando yo vivía aquí. Algo normal para la época, aunque la realidad es que la abuela apenas tenía dinero para mantenernos. Cómo desearía que estuviera con nosotros justo ahora. No tenemos comodidad económica, pero eso pretendo. Realmente son mis planes a corto plazo.

Perdida en mis pensamientos, observo a los técnicos del internet trabajar, y nuevamente lo recuerdo a él. A veces no comprendo cuál fue la razón por la que lo dejé. Es que lo extraño tanto.

Mis suspiros van y vienen mientras ellos trabajan. Dicen que si piensas en alguien muy seguido es porque esa persona también te piensa, y yo puedo dar fe de eso, porque sé que él me piensa. Frankie me ha dejado claro durante todo este tiempo que me ama.

—Sra. Sra. —me ha llamado dos veces antes de que yo reaccionará—. Ya está todo listo. —Me ha dicho el señor al entregarme el contrato del servicio de internet.

—Muchas gracias. —Le he respondido, luego de colocar mi firma al final.

Con el internet instalado, puedo decir que ahora sí está completo nuestro nuevo hogar, uno que, después de todo lo sucedido, le ha gustado a Lucas, y si a él le gusta, a mí me gusta más.

Otra de las cosas que le han gustado a mi hijo de Houston son sus colegios, quizá porque ya tiene edad para comenzar a estudiar. "¡Guau!" —suspiré—. ¿Edad? Dios, cómo pasa el tiempo.

Hace dos días conseguimos un lugar cerca de la casa, el cual nos ha gustado mucho. Además, se ve muy interesante, y según la información obtenida, ofrecen varias actividades integrales, algo importante para su formación.

Aún no sé quién de los dos está más emocionado con todo esto, si lo está él o lo estoy yo. Aunque es lógico que sea él, porque será quien comience a estudiar, mientras yo lo voy a extrañar.

Se me aguaron los ojos de tan solo imaginarlo. He suspirado una vez más, tal vez por la sensación que siento al pensar que estaré lejos de él cuando comience a estudiar.

...❁ Una parte de mí…...

El día ha pasado volando. Realmente las horas se han ido sin darme cuenta. Ya es de noche y todo está en calma; incluso Lucas está durmiendo como un angelito, mientras yo estoy en la comodidad de mi sofá buscando información sobre un local para alquilar. Sé que suena a locura, pero no lo es. Es un sueño que tenemos los dos, uno que, además, esperamos que se nos cumpla pronto.

Este emprendimiento lo ha ideado él, un día después de cumplir sus cuatro años. Aún recuerdo cuando me lo dijo aquella mañana: «Mami, ¿por qué no vendemos tus cupcakes? Mira que a todos les han gustado». Aquella idea no era descabellada y la acepté luego de pensarlo por unos días, incluso por semanas. Es por eso que estamos en Houston.

Regresamos para hacerlo realidad. Aunque Lucas desea quedarse allá.

No me quedé en Canadá por varias razones: la primera, ya no podía pagar el alquiler; la segunda, me había quedado sin empleo; y la tercera, no teníamos suficiente dinero para subsistir. En cambio, aquí tengo donde vivir sin necesidad de pagar nada; solamente me tocaría pagar los servicios.

La abuela había sido generosa al dejarme la casa y algo de dinero que tenía ahorrado, pese a su poca estabilidad económica. Entonces esta era mi mejor opción, aunque me alejaría de mi única familia, ellos, mis amigos. Esos que habían estado durante tanto tiempo ayudándome.

...❁Una parte de mí…...

Ha pasado una semana desde que iniciamos la búsqueda del local donde estará nuestro pequeño negocio familiar. Lucas estaba muy agotado y ya se había quedado dormido.

Mañana comienzan las clases y es bueno que descanse. Por mi parte, estoy terminando de hacer cuentas por qué no tengo mucho dinero disponible, y si no resuelvo esto pronto, no sé cómo haremos para sobrevivir.

Eso es algo que me preocupa, y tal vez demasiado. Ahora estamos solos y no permitiré jamás que le falte nada. Además, me conozco muy bien y sé que haría lo que fuera para que eso no sucediera.

Cuando somos madres solteras, no nos resulta fácil, y sé que eso es verdad porque para mí no lo ha sido. Puedo decir con firmeza que amamos tanto a nuestros hijos que hacemos hasta lo imposible para que no les falte nada, y mucho menos amor.

Aquí estoy en la puerta de su habitación, observándolo, mientras bebo un poco de vino, uno que no me cae nada mal en este momento de tensión. Sé que en unas horas será otro día, y espero poder concretar aquello que ha estado en mi mente desde el sábado… Pero ahora es hora de apagar las luces e irme a dormir.

❁Una parte de mí…

Amanece en Houston, y con este amanecer llega un nuevo día. Uno en el que tengo las pilas al 65% porque no dormí bien anoche debido a que pensé demasiado. Lucas ya está despierto y creo que su energía está al mil por ciento. Además, él ya está listo para su primer día de clases y yo aún estoy pensando si me levanto de la cama o no.

Definitivamente, mi hijo está creciendo; incluso se viste solo, y estoy completamente segura de que, si pudiera, se iría solo también.

Después de que mi hijo me sacó prácticamente de la cama a empujones, y de que yo literalmente me arrastrara hasta el baño, me paré frente al espejo y justo en ese momento recordé que hoy tengo una reunión. ¿Con el Sr.? ¡Demonios! No recuerdo su nombre. Mi memoria está fatal hoy; menos mal que lo guardé en mi iPhone (uno que me regalaron para mi cumpleaños el año pasado).

Aquel día que concreté la reunión con el arrendador, el señor me dijo que hoy a primera hora tenía que confirmar la cita, así que debía regresar a mi habitación para buscar el móvil, y cuando lo hice, Lucas estaba cruzado de brazos mirándome fijamente.

—Mami, ¡no quiero llegar tarde! —entrecerró sus ojos y se puso serio. Estaba muy molesto y eso se notaba a kilómetros.

—Y no lo haremos, hijo. —Le acaricié el rostro al decirle. Tranquilo, no tardaré, solo vine a buscar algo y regresaré al baño. ¿Puedo? —le pregunté.

—¡Está bien! Pero me quedaré aquí esperándote. —Se ha sentado en la cama. Le di un beso en la frente antes de tomar mi iPhone de la mesita que está junto a mi cama para regresar al baño. Al cerrar la puerta, entré en los contactos de mi móvil; bajé, bajé y bajé en la lista, pero no encontraba nada, hasta que por fin lo vi.

—¡Aquí está! —exclamé—. Me reuniré con el Sr. Augusto para lo del contrato del local.

Resulta que hemos conseguido un sitio para arrendar. Digo "hemos" porque mi hijo también participó en esto. Él me ayudó y el sábado fuimos juntos a verlo. Sé que no es la gran cosa, pero está bien para empezar.

Realmente estamos muy emocionados porque pronto podremos abrir nuestro nuevo negocio de venta de cupcakes. Es por eso que no podía olvidarme de esto. Envié el mensaje de confirmación y ahora sí estaba lista para arreglarme.

Me quité el pijama y me duché tan rápido que no creo haberme bañado como Dios manda. Salí del baño con mi bata de mine y mi hijo Lucas estaba mirando fijamente por la ventana. Caminé hasta el closet y saqué la ropa que me iba a poner.

—Mami, es bonito este lugar. ¿Crees que pueda jugar más tarde con mi pelota? —me ha dicho mientras hacía figuras en la ventana que estaba empañada con el rocío de la madrugada.

—Sí, mi vida, sabes que puedes hacerlo luego de hacer tus quehaceres. —Me peiné con una cola alta, me maquillé flash y estaba lista para irnos—. ¡Vamos! —le dije. Lo tomé de la mano y salimos hasta el auto.

...❁Una parte de mí…...

He dejado a Lucas en su nuevo colegio, y no sé quién lloraba más. Si lo hacía el bebé que tenía la señora que estaba a mi lado o lo hacía yo. Suspiré profundamente antes de subirme al auto. Estoy muy nerviosa, así que me da por hablar sola. Sé que suena raro, pero eso es algo que hago desde pequeña; incluso he grabado notas en mi móvil cuando no tengo tiempo de escribir lo que me sucede durante el día. Creo que así es más fácil para mí, luego solo lo transcribo y ya.

Amo escribir y no hay mejor ejercitación que llevar un diario para anotar absolutamente todo lo que me pasa durante el día.

Escribo desde pequeña, pero no de manera profesional; lo hago más como un hobby que como escritora.

Tengo estudios de mercadeo y me gradué con honores de la Universidad de Toronto. Por cierto, mi regalo de graduación fue un Audi último modelo, uno que me fue dado por mi padrino, a quien conozco poco o, mejor dicho: nada.

Seguro que mis amigos me odiarán cuando les cuente esto, o tal vez no, no lo sé. Aunque creo que sí, es más, quizá ni me hablen cuando les diga que antes de regresar a mi ciudad natal, Texas, lo vendí y al llegar aquí me compré uno más económico. La razón de esa locura fue todo lo que tenía en mente para hacer y nada de dinero para lograrlo. También lo hice con otras cosas que tenía. Algunas eran valiosas, otras eran un total fiasco, pero con la venta de todo eso, Lucas y yo hemos sobrevivido desde que me quedé sin trabajo en la universidad.

Pasaron las horas... Y la espera llegó a su fin...

Estoy tan feliz... que cuando se lo diga a Lucas, él se pondrá igual. Mi reunión fue excelente; mañana será la firma de mi contrato, el cual tendrá un año de duración. El arrendador me ha dicho que me dará las llaves el miércoles.

Me alegra saber que todo está pasando tan rápido; eso facilita las cosas para nosotros porque tenemos mucho por hacer. Apenas me entreguen las llaves, debemos comenzar a acondicionar el lugar para poder tener todo listo a tiempo. Lucas me dirá hoy el día exacto de su inauguración; eso me dijo esta mañana antes de dejarlo aquí en el colegio, justo donde estoy ahora, esperando su salida.

Me hizo mucha falta, no lo negaré, tal vez sea porque estoy muy acostumbrada a estar con él.

Por fin salió y estoy feliz por eso. Viene caminando de la mano de una de las maestras. Está a punto de subirse al auto; realmente se ve tan adorable con su mochila.

Lo veo y quiero comérmelo a besos.

Él ya es todo un hombrecito, pero se ve tan tierno despidiéndose de sus compañeros. ¡Amo a mi hijo! Y jamás me arrepentiré de haber tomado la decisión de traerlo al mundo.

Junto a la cola de autos hay unas patrulleras que ayudan a agilizar la subida de los más pequeños a los autos. Abrí la puerta del copiloto para que se subiera.

—Hola, mami —me ha dicho, y me ha dado un beso y un abrazo, antes de pasar de mi asiento al suyo en la parte de atrás.

—Hola, mi amor. —le respondí antes de atosigarlo con mis preguntas—. ¿Cómo estuvo tu primer día? ¿Te gustó? ¿Te hice falta? Perdón, hijo, te hago mil preguntas y aún no te doy ni un beso. —Mientras le decía todo esto, salí de la fila de autos y me dirigí a la avenida. Él solo sonreía y jugaba con mi cabello—. Hijo, me hiciste mucha falta. Siéntate para que te coloques el cinturón y me puedas contar todo con más calma. Discúlpame por hacerte tantas preguntas. — Sé que lo había atosigado. Es que realmente me hizo mucha falta. Quizá yo no sé cómo expresar la falta que me hizo.

—Mami, tengo… —abrió su mano derecha y tomó uno a uno sus dedos con la otra—. Déjame contarlos: uno, dos… creo que son como cinco amiguitos nuevos y dos amiguitas, en total son siete. —Me enseñó sus manos y sus dedos formaban un siete—. Dos maestras, muchos colores, juguetes y además hay un gran parque infantil. —Estaba emocionado; la voz lo delataba—. También dormimos la siesta, aunque realmente no tenía sueño, pero dijo la maestra que debíamos dormir, entonces cerré mis ojos y luego no sé qué pasó porque me desperté y ya era la hora de salir. — Estaba tan feliz que a mí se me escapó una lágrima mientras lo escuchaba.

Le hacía falta compartir con personas de su edad; creo que ya era suficiente de tanto adulto.

—Mi vida, me alegra saber que te gusta el colegio. —Lo miré por el retrovisor—. ¿Qué te parece si vamos a almorzar a un restaurante? Así celebramos que todo nos ha salido bien hoy. —Volví a mirar por el retrovisor y él bailaba sentado de la emoción.

Me ha respondido con un movimiento de su cabeza.

Aprovecharé que estamos juntos para ir a comprar algunas cosas que necesito a la tienda por departamentos.

...❁Una parte de mí…...

El día había sido agotador para ambos, así que dejaría las compras grandes para el fin de semana. Por fin llegamos a casa; él se fue a duchar y yo preparé algo ligero para cenar, pero primero saqué del auto algunas cosas que había comprado para la casa y otras que eran para el nuevo local. Las coloqué en el garaje y solo dejé en la maleta lo que necesitaba para limpiar. Espero poder hacer eso el miércoles para luego pintar.

Realmente, mis días son cortos de tiempo debido al horario de Lucas y a las demás diligencias que tengo que hacer: el registro, los permisos, la publicidad, el logo y mil cosas más que serán necesarias para emprender esta nueva etapa de nuestras vidas, pero tengo entusiasmo y mucha fe.

Apenas tengo 23 años recién cumplidos; sé que soy joven para ser madre, pero así es como sucedió. Además, hay que seguir adelante y, aunque a veces me agobio un poco, cuando lo veo todo eso desaparece.

Me duché rápidamente para que pudiéramos cenar y, mientras lo hacíamos, hablamos de lo más importante del día: ¡El colegio! Realmente sé cuándo algo lo cautiva porque me habla de ello durante días; hoy ha sido durante horas, pero está bien, porque verlo feliz me hace feliz a mí.

—Mami, ahora cuéntame sobre tu día, aunque aún tengo como tres cosas que contarte. José le dijo a Carlos que su mochila estaba fea y él se enfadó. Maite se molestó conmigo porque me reí de su dibujo, pero la maestra nos explicó que debíamos respetar al otro. — ¿Cómo hago para preguntarle o contarle algo? Sí está fascinado hablando de lo suyo, mientras yo solo lo escucho y sonrío.

—Tranquilo, hijo, luego tendremos tiempo para hablar de lo demás. Lo importante es que tú estés feliz y que además tengas el estómago lleno. — Le di un beso en la frente antes de recoger todo, pero él me abrazó por las piernas y me llevó al sofá.

—Se llamará Sweet Mile & Lucas —me ha dicho ese nombre.

—Mi amor, ¿a qué te refieres? —Me senté y él se sentó en mis piernas.

—Nuestra pastelería, mami, tendrá nuestros nombres. —Me regaló una sonrisa—. Ya regreso—. Me dijo—. Espera aquí. —Se bajó de mis piernas y se fue corriendo a su habitación. Al regresar, traía algo en sus manos y lo escondió en su espalda para que yo no lo viera; quería darme una sorpresa.

—¿Qué tienes ahí? —pregunté y él se sentó nuevamente en mis piernas y me lo entregó.

—No lo hice solo; realmente me ayudó la maestra. Como aún no sé escribir, ella me dijo que tenía recortes y me dio las letras; entonces las pegué lo mejor que pude, pero el dibujo sí lo hice yo. ¿Te gusta? —Luego de todos sus gestos y de enseñarme su gran obra de arte, se me empezaron a salir las lágrimas.

—¡Claro que sí, hijo! —exclamé—. No solo me gusta, también me fascina, sobre todo porque está hecho por ti. Además, ¡el nombre me encantó! —Mis lágrimas fluían por mis mejillas, pero esta vez eran de felicidad—. Gracias, hijo, eres mi mayor bendición. —Lo abracé y le di un beso, mientras sostenía su dibujo con cuidado para no dañarlo. Era hora de descansar, entonces lo llevé a la habitación, una que, por cierto, era mía cuando vivía con la abuela. —Suspiré ante ese recuerdo—. Le leí nuestro cuento habitual, y antes de apagar la luz me ha dicho la fecha. Es increíble cómo tiene presente cada cosa que me promete.

—¡En un mes, mami! Tendremos la gran fiesta de Sweet Mile & Lucas —. Volví a suspirar; la razón de aquel suspiro es que solo tendré un mes, ni más ni menos, para tener todo listo.

—Está bien, hijo, así será —le dije sonriendo—. Deseo poder cumplir tu fecha, una que esperaba todo el día. ¡Te amo! Que tengas una feliz noche —me despedí para luego apagar la luz y salir de la habitación rumbo a la mía.

Al entrar me acosté a pensar, pero en cuestión de segundos, me dormí.

...❁Una parte de mí…...

Los días pasaron rápido, aunque a veces pienso que es, al contrario. Por fin llegó el día de la inauguración de nuestra pastelería; debo decir que estoy muy feliz por nuestro logro. Fueron días de mil cosas por hacer, pero gracias a Dios y a Lucas, todo salió como lo esperábamos. Aunque aplazamos la fecha de apertura por cinco días. Nos fue imposible hacerlo antes porque hubo un retraso en la entrega de nuestro logo, uno que iba en la puerta, y eso era algo que no nos podía faltar.

Aquí estamos parados frente a nuestro local, tomados de la mano. Mirando nuestra mini pastelería: Sweet Mile & Lucas, además estamos completamente solos porque no teníamos a nadie para invitar a la inauguración. Aunque no negaré que deseaba escribirle a él para contarle todo, pero era mejor que no; es que ni a Sara le he dicho nada. Quizá porque sé que me atosigará a punta de llamadas o mensajes cuando se entere, pero qué más da, ya está hecho.

Luego les contaré todo esto.

Pusimos la cinta y trajimos al cura de la iglesia para su bendición. Compramos refresco para brindar, de ese que parece vino.

Debo confesar que no soy experta en esto y tuve que revisar por internet para comprar el mejor, incluso para hacer todo esto. Según lo que decía en los videos que vi, al parecer todo me había quedado bien. Ahora procederemos a cortar juntos el gran lazo que estaba en la puerta para poder entrar.

—Creo que lo hicimos al revés —le dije a Lucas mientras sonreía. No sé si lo hecho estuvo mal, pero lo hicimos juntos y eso es lo que importa.

Al entrar y ver cómo nos había quedado todo, respiramos profundo. Se veía realmente bello, ni hablar de la decoración, el mobiliario, los colores; todo estaba tal cual lo habíamos imaginado, aunque no había nadie a nuestro alrededor más que el cura. Nosotros dos y un perro en la mitad de la calle.

Estábamos felices porque nuestro sueño se había hecho realidad. Volteamos el cartel de la puerta que decía "Cerrado" a "Abierto". Y así iniciamos este sueño, una mañana de enero del año 2017.

Este día fue fugaz, realmente pasó rápido. Hoy es viernes, día de colegio de Lucas, aunque por la inauguración no fue a clases.

Al cerrar, hemos regresado a casa; eran más o menos las 8:00 p. m. El pobre está muy cansado, tanto que hoy no se bañó, pero está bien, ya lo hará mañana.

Lucas se acostó y se quedó dormido tan rápido que no alcancé ni a leerle su cuento; entonces apagué la luz y salí de su habitación para poder cuadrar mis cuentas, porque necesitaba saber cómo nos había ido en nuestro primer día en la pastelería.

Estoy muy cansada y deseo relajarme, entonces me quité los zapatos y me senté en el sofá un rato. Como de costumbre, me había quedado dormida por unos segundos o minutos. Eso no lo sé con certeza. Lo que sí sé es que me desperté exaltada. No había pasado nada malo, solo acababa de tener un sueño, uno quizás algo extraño.

Me he soñado que estábamos Lucas y yo juntos, pero había un hombre de rodillas pidiéndome matrimonio. No le vi el rostro, solo sé que se veía alto y algo musculoso; realmente no recuerdo más nada. Me da rabia que fuera solo un sueño, aunque sé que eso no pasará nunca, porque nadie me pedirá matrimonio, y menos con un hijo en mi historial. En ese momento coloqué mi cabeza hacia atrás y se me vino a la mente la única persona que sé que estaría dispuesta a casarse conmigo, pero esa historia es para otro momento porque ahora debo sacar cuentas y escribir como siempre en mi diario personal, donde plasmo todo lo que me sucede casi a diario.

...❁Una parte de mí…...

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Comments

Rosmary Castro

Rosmary Castro

excelente

2022-07-24

1

Vanessa Ceci

Vanessa Ceci

No soporto a Alfred es un machista que cree que tiene derecho a tratar a la mujer como si fuera un objeto

2022-05-18

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Updated 55 Episodes

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