Trabajen o no comen

Ese fue el momento en que comenzaron los reales problemas en la vida de Ivette, ella no podía hacer más que extrañar a su padre y llorar en silencio, poco a poco fue cambiando algo en su interior y la tristeza que sentía intentaba disfrazarla por una sonrisa aunque estuviera muriendo por dentro, Ivette de tan solo 8 años había perdido a su padre.

Ivette intentaba ayudar en lo que podía pero era solo una niña, y bueno los niños no deberían pasar penas.

Llegó el momento en que la familia no tenía que comer y el padre ausente tampoco ayudaba ni enviaba nada, la madre sin haber terminado sus estudios y con 6 bocas que alimentar inventaba de todo para poder dar alimento a sus hijos.

Cristine empezó a fabricar pan para poder comer y vender, pero Ivette y Antonia debían salir a venderlo a la calle puerta por puerta ya que a Cristine le daba mucha vergüenza, las pobres niñas se exponían a muchas cosas, ya que hacer ese tipo de cosas para niñas de 8 y 10 años es muy arriesgado, pero ellas lo hacían porque su madre les decía que no había que comer y que les correspondía a todos aportar para la mesa, y "el que no trabaja no come" resonaba en sus pequeñas cabezas, las hacía sentir tan mal que ellas salían a buscar el sustento para sus hermanos a pesar del peligro que corrían jamás les pasó nada.

La madre se empezó a hacer de más cosas para vender y mandaba a las niñas puerta por puerta vendiendo huevos y toda clase de cosas que ella pudiera obtener. Si no vendían las volvía a mandar hasta que trajeran el dinero para la casa y para lo necesario para alimentar a esa gran familia.

A estas alturas ya las niñas les daba mucha vergüenza pero aún así no podían reclamar ya que si no lo hacían les llegaba una gran golpiza, y entonces comían su orgullo y su vergüenza y tocaban cada puerta que podían y ofrecían sus productos para que sus hermanos tuvieran que comer.

Ivette empezó con el aprendizaje de cocina, para que ella cocinara para sus hermanos mientras la madre no estaba, ella aunque no era la mayor era la más madura y entonces la dejaban a cargo, ella ponía orden en la casa y destinaba las tareas que a cada uno correspondía, "tu hace la cocina, y tu el baño, tu limpia el living, y tu el comedor, yo hago las camas y la comida, ya que si la madre veía alguna cosa sucia se las vería con ella.

Cúando la madre llegaba le gustaba todo reluciente y pasaba su dedo por los muebles para ver si realmente se había limpiado, aunque los niños no sabían dónde iba su madre tantas horas siempre fue un misterio, ella cocinaba el pan y Antonia e Ivette de vuelta a trabajar en las calles.