Llegado el día, se dispusieron a abordar el avión privado que el abogado tenía preparado y así llegaron a su nueva casa, una mansión muy lujosa, que ni en sueño lo tenían pensado.
Los recibieron los sirvientes, choferes y demás personal de la casa y acomodaron a cada uno en una habitación.
Por la tarde, la señora de la cocina doña Soledad aviso a don Antonio que habían llegado los hermanos Bentancur y deseaban hablar con el.
_Hazlo pasar porfavor Soledad, enseguida bajo.- dijo don Antonio.
Bajó don Antonio a platicar con ellos y cada uno se presentó. Aaron que era el más difícil de los tres le empezó a decir a don Antonio;
_Ni crea que se va a quedar con nuestra herencia, papá estuvo loco al dejar ese dichoso testamento, pero yo me encargaré de impugnar el testamento!!!.
Don Antonio empezó a discutir con Aaron y Camilo, mientras Gerardo le daba una vuelta a la mansión, pues le traia muchos recuerdos, ahí había pasado su mayor niñez.
Fue a los jardines y se encontró con una joven mujer, de cabello castaño, corto, semi-delgada, de piel muy blanca, que admiraba cuánto había en esa casa. Se acercó y preguntó.
_Quién eres?.
Asombrada la muchacha voltio a verlo y en ese momento se perdieron en una profunda mirada, que hicieron que las horas se detuvieran.
Gerardo había conocido a su prima Elena, la chica rebelde que no le temía a nada.
_Me llamo Elena.- dijo ella.
_Mucho gusto yo soy Gerardo. Al parecer somos primos.- dijo él con una sonrisa que no dejaba de mirarla.
En eso estaban con esa miradita de ambos, cuando se acercó Aaron el cuál al ver a Elena le pareció una chica muy guapa, y no dudo en coquetearle.
_Basta!.- dijo Gerardo.
_Que te pasa?.- dijo Aaron.
_Deja de molestar a la prima o no te la acabas- dijo Gerardo.
Aaron enojado siguió caminando y se fue, vino Camilo y se presentó con Elena y le pidió disculpa en nombre de Aarón.
Al anochecer, Elena no dejaba de pensar en Gerardo, pues a pesar que era un primo lejano, le llama mucho la atención. Apesar que él era mayor que ella.
Pasaron los días y la familia se iba a adaptando a la nueva forma de vida .
Llegó el día que en qué Elena debía continuar sus estudios de preparatoria, puesto que le quedaba un año por concluirlo.
Al llegar se presentó antes todos, al igual que a los maestros. Al llegar la hora de estadística, vio entrar a Gerardo quien dió las buenas tardes y pidió al grupo sentarse.
Ella no paraba del asombro al ver qué su primo era su maestro.
Transcurría los días y Elena se hizo muy cercano a Gerardo, comían juntos, se iban juntos, pero más haya de una relación de primos, ambos se gustaban.
Pero ninguno de los dos se atrevían a decir sus sentimientos, ante todo eran primos.
Sus compañeros de clases cada vez más decían que ellos algo se traían.
_Te gusta el profe Gerardo verdad?.- decía Eliza su mejor amiga.
_Claro que no, que cosas dice enserio.- dijo Elena.
_pues yo creo que sí, últimamente andas con él, para todos lados.
_Si es cierto ando con él, pero la realidad es que somos primos.
Eliza y sus demás compañeros se asombraron al oír eso, y aún más murmuraban por eso.
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