Perdiendo la pureza

Yarissa gozaba de placer, pues todo esto era nuevo para ella, Leo bajo lentamente besando su estómago y llegando hasta el monte Venus empezó acariciar sus partes más íntimas.

En un movimiento su miembro duro se ubicó frente a su objetivo, ella con lágrimas en los ojos le pidió que por favor se detuviera que era su primera vez y que temía que le doliera, Leo se sonrió y le dijo que no le dolería que iba a ser gentil.

Poco a poco fue introduciendo su erección mientas Yarissa contenía la respiración causada por el dolor, empezó con movimientos suaves incluso se detuvo para que se adaptará a su miembro, pero en unos segundos no pudo contenerse más y la embistió con toda su fuerza, en pocos minutos y en un movimiento rápido la colocó encima de él, teniendo a su completa merced sus pechos del cuál este hacía un verdadero festín. bastaron unos minutos más cuando los dos explotaron en un maravilloso clímax.

Al colocarla a su lado y abrazarla miró como su miembro estaba cubierto de una capa roja. Yarissa se asusto mucho pero Leo la calmo diciéndole que era normal, que era su primera vez y que se sentía muy feliz al ser el primer hombre, el que le había quitado la virginidad.

Luego de un momento de plática, el miembro de Leo estaba completamente duro, y nuevamente volvió a prenetrarla. Llegó la hora de despedirse volvieron hacer novios y se prometieron el uno al otro que nadie se daría cuenta de lo que había pasado esa tarde.

Yarissa subió a su automóvil y volvió a su casa confundida, pensando en lo que acababa de hacer. Al llegar lo primero que hizo fue tomar un baño, quería borrar su pecado. Sé sumergió en una bañera y medito por un tiempo que era lo que había echo con su novio, ahora marido.

Sus pensamientos se disiparon al momento que su nana María le tocó la puerta preguntándole si estaba bien, que bajara que era hora de cenar.

Voyyyy nana le contesto Yarissa, en un momento bajo.

Al bajar ya no había nadie en la mesa, se había tardado mucho en bajar, su comida estaba helada y aún así no le presto la menor importancia.

Al día siguiente volvió a la secundaria, su novio la esperaba en las gradas de la entrada de la escuela.

Al verla corrió a besarla y le dijo al oído: buenos días mi amor, como amaneciste, que tal te sientes? pensaste en mí? te gustó tú primera vez? siempre fuiste mía y con lo que pasó ayer, eres más mía que nunca, nadie se te acercará, no lo voy a permitir. Sos mía, solamente mía. Yarissa sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral y solo sonrió pero no sabía si de alegría, miedo o lo posesivo que Leo se había vuelto.

Al entrar al Salón de clases Yarissa vio a su mejor amigo que la esperaba con un jugo de naranja, le dio una tristeza en su corazón, pero no podía contarle lo que había pasado el día anterior, no quería que sufriera, no sabía porque pero le dolía verlo así, ya que le ofrecía un amor puro y sincero.