_ Debo mantenerme alejado de esta chica.
Pensó Sung Hoon, entrando al cuarto de baño en busca de los analgésicos que Hanna necesitaba _ Pero tiene algo tan especial que me obliga a querer tenerla cerca, jamás había visto unos genuinos ojos color violeta, y ese cabello rojo hace que resalten sus pecas en su inmaculada piel blanca, enrojecida ahora por la exposición al sol gracias a su extraña incursión al pico “Oriashi”, no es tan delgada como las mujeres asiáticas, pero su cuerpo tiene las curvas necesarias para complacer a cualquier hombre de la nacionalidad que sea, es diferente, una flor exótica e increíblemente seductora. Gracias a la llama flameante que tiene por cabello es que pude verla aquel día en la cima del risco, al principio pensé que era producto de mi imaginación, pero luego una punzada de horror hizo eco en mi estómago cuando las piedrecillas se deslizaban montaña abajo, y ella aferrándose a la pared rocosa con furia, no me llevo mucho llegar hasta ahí en mi motocicleta, pero cuando ella volvió la cabeza hacia mi descubrí que una mirada puede reflejar nos el alma y entonces sentí que algo cambiaba en mi interior.
Es gratificante estar con alguien que no quiera aludirte y agradarte todo el tiempo, con ella puede ser solo Sung Hoon y eso es algo nuevo para mí, sin cámaras, sin fotos, y sin autógrafos… Pueda llevarla a donde quiera tengo mi motocicleta, conozco este lugar cómo la palma de mi mano, su lesión no es grave y pronto mejorará, pero no quiero que se vaya no todavía.
Sung Hoon encontró a Hanna de pie junto a la ventana nuevamente, estaba cubierta con una sábana blanca, sumergida en sus pensamientos, él se detuvo a unos pasos de ella, disfruto del aroma de su cabello olía a violetas, lo tenía suelto y le caiga en cascada por la espalda llegándole hasta la cintura como un río de lava ardiendo, ella pareció notar su presencia cuando se giró se encontró con aquellos ojos enormes y por un momento se sintió perdido, la mirada de ella estaba llena de emociones que no alcanzaba a descifrar, no debería haberla mirad. Intentaba contener su libido, recordando las razones por las que debía mantenerse alejado, pero al ver los ojos de Hanna brillando, sus labios ligeramente entreabiertos… cielos, él no era de piedra, aunque en ese ocasión deseo serlo para no cometer una locura.
Sung Hoon no supo cual de los dos se movió primero, tal vez ambos a la vez, el solo estiró un brazo y ella se precipitó a él, tal vez fue una fuerza invisible que los empujó a ambos y que ninguno pudo resistir lo que junto sus bocas.
Cuando el beso acabo Sung Hoon había olvidado la razón por la cual estaba en su habitación, así que le dio el frasco con los analgésicos dio medio vuelta y salió por donde acababa de entrar, necesitaba alejarse de ella antes de hacer algo que quizás ambos después lamentaría.
Hanna se quedó con la mirada fija en el frasco que Sung Hoon le había depositado en la mano, su corazón latía con fuerza amenazando con salir de su pecho en cualquier momento, aún no sabía cómo había permitido que algo así pasará, jamás ha sido la clase de chica que se deja llevar por impulsos y menos arrojarse de ese modo en los brazos de algún extraño, por muy atractivo y sexy que fuera. Lo prudente era salir cuanto antes de aquel lugar, pero antes tendría que recuperar sus cosas.
Cada minuto que pasaba en aquella casa se exponía a que la descubrieran, pero Sung Hoon la había besado y aunque solo fue una leve caricia de sus labios contra los suyos, la atracción que había entre ellos era casi indescriptible y única, ella tenía miedo de descubrir que era lo que se escondía detrás de aquel hombre tan controlado, pero a la vez sus alarmas internas le advertían que se mantuviera alejada de él.
En todo el día no volvió a saber de Sung Hoon, fue entrada la noche cuando se dejó ver por la habitación, se detuvo en el umbral de la puerta con las manos en los bolsillos laterales de sus vaqueros, una sonrisa cauta en los labios y ojos brillantes.
_ ¿Como sigue la inválida?_ pregunto en forma amigable. Hanna se sintió un poco nerviosa al recordar lo fácil que es bajar la guardia en presencia de él, inclinó la cabeza y su cabello le cayó en el rostro con un velo.
_ Quisiera disculparme por haberte besado en la mañana_ dijo él_ Fue culpa mía, no tienes porqué sentirte avergonzada.
Hanna se percató que él estaba asociando la confusión que le provocaba tenerlo cerca, a timidez por el beso que habían compartido antes, cuando levantó la mirada para explicarle se encontró con sus ojos oscuros llenos de anhelo, la garganta se le seco, ya no supo que decir solo deseaba que el volviera a besarla, la tomara en sus brazos y el tiempo se detuviera como pasaban en las películas románticas, con la música de fondo para colocar más magia a la escena, su música idónea para esta ocasión sería “ Perfect” de “Ed Sheeran”, porque para ella ese sería el momento perfecto. Pero como no era Hollywood tendría que volver a al mundo real y aceptar que se disculpara por haberla besado, aunque se derritiera por dentro como helado por probar nuevamente sus labios. Y es que no supiera que ella también tuvo responsabilidad en aquel beso, lo había sentido acercarse detrás de ella, cuando se dio la vuelta jamás imaginó que estuviera a solo un paso, pero tuvo miedo de alejarse y que él se diera cuenta lo turbada que la hacía sentir su presencia. Siempre había pensado que los asiáticos eran fríos y controladores, con un serio sentido por la moral, tenía entendió que no podían estar a solas con una mujer que no fuera de su núcleo familiar; claro aunque Hanna no compartía su cultura la respetaba, para ella resultaba tan soberbio que en pleno siglo XXI, todavía los hombres de esta nación querían enfatizar su autoridad sobre las mujeres, disfrazando de pudor el miedo que les da verlas disfrutar de su sexualidad e ideales, pero voltean los rostros hacia otro lado cuando es el hombre quien no cumple sus estándares de moralidad, entonces se podría decir que juegan una doble moral acá, “La ley del embudo”, como le dicen, pero si Hanna pidiera resaltar lo positivo de esa cultura sería lo meticulosos que son en el cuidado personal, siempre iban tan elegantes, tan pulcros… para ellos la apariencia personal era muy importante su estilo de vida, al igual que su peso corporal tanto en mujeres como en hombres.
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Updated 78 Episodes
Comments
Alba Malave
Hanna no juegues con fuego 🔥 te puedes quemar 🔥
2024-12-15
0
Martha Zapata
jaaaja, las feromonas, esto se ve interesante.
2023-03-23
1
Diana Porteliz 😘
pues... para los dos creo que fué amor a primera vista 😍
2022-11-12
3