Un arcángel vidente, predijo lo que se avecinaba y le fue informado al ángel Gabriel. De inmediato se dirigió a los aposentos de Narciso y Hera para darle las novedades.
- Lo sabía!- gritó Narciso - dime cómo hacer? ya no podemos negar la presencia de mi hija.
Hera iba de lado a lado nerviosa, sabían que cualquier plan podría ser fallido si no se organizaba con tiempo y se correrían mayores riesgos.
- Mi Señor - dijo Gabriel - deberíamos darle lo que piden, seguirles el juego.
Ambos lo miraron incrédulos. Con tal de salir airoso de la situación, quería que entreguen a su pequeña?
- Te has vuelto loco? escuchas lo que dices? Antes muerto!- exclamó Narciso
De Hera brotaban lágrimas de desesperación, miraba el rostro de su preciada hija, la cuál dormía muy plácidamente. La belleza que irradiaba tranquilizaba hasta la peor bestia.
Eso pensó, he hizo que se le erize la piel. Tanto ella como Narciso eran poderosos, pero ni juntando sus fuerzas con los demás dioses y ángeles tendrían oportunidad de triunfar.
- Por favor, escuchen mi plan, si quieren proteger a su hija, será arriesgado y doloroso pero no le veo otra salida.
Estuvieron encerrados un largo tiempo, mientras Azazel, estaba curioso observando a la niña, esbozaba una sonrisa cada vez que ella bostezaba. Por un momento la niña abrió los ojos y este quedó cautivado.
- Es hermosa - escuchó decir detrás de él.
Se giró buscando de dónde provenía la voz y otro niño apareció, era un poco más grande que él, entonces la primer reacción de Azazel fue ponerse a la defensiva, delante de Aradia.
- Tú quién eres? No te conozco del reino celestial. - dijo Azazel enojado.
- Crees que te tengo miedo? arrodíllate lacayo, soy Lucifer el hijo del Rey demonio y venimos por mi futura prometida.
Azazel abrió muy grande los ojos y su enojo creció.
Aradia
Azazel Lucifer
Hera escuchó a los niños y corrió para tomar a su bebé en brazos. Tomó a Azazel de la mano he invocó un escudo.
Lucifer la miraba sonriendo y ladeando la cabeza.
- Estás invadiendo propiedad celestial, preséntate- ordenó Hera y en eso también se acercaron Narciso y Gabriel, que al ver a Lucifer, reaccionaron y se pusieron de escudo delante de Hera y los niños.
Una inmensa cortina de humo invadió el lugar y a través de ella hizo su entrada el Rey demonio.
- Así reciben visitas?- dice sarcásticamente.- Pensaban atacar a mi querido hijo?- preguntó en tono burlón.
Los dioses y el ángel Gabriel, no sintieron una pizca de miedo, ni el pequeño Azazel se dejó intimidar.
- Ustedes son unos atrevidos! -gritó el pequeño, cerrando sus puños, se puso en pose de ataque.
Todos quedaron sorprendidos ante la valentía del pequeño, pero Gabriel reaccionó y lo apartó, sabía que éste no tenía ni la más mínima posibilidad de ganar y maldijo por dentro, porque los demonios lo tendrían como objetivo también.
- Vaya vaya - dijo el Rey - admiro tus agallas niño. Serías un gran soldado en mis tierras. Que te parece si también te unes a nosotros?
- Disculpe al niño Alteza, aún no aprende a controlarse. Estoy entrenándolo. Por favor tenga compasión de él.- dijo Gabriel
-Y qué mayor compasión que llevarlo conmigo, será escolta de su diosa en el inframundo si así lo desean.
Narciso ya no podía contener su ira y Hera al notar su enojo, que era lo mismo que ella sentía, contuvo a su esposo tomándolo del brazo. Éste la miró confundido y ella le hizo señas negando su acceder con la cabeza.
- Rey demonio - inquirió ella - Es obvio que sabemos el motivo de su visita, y lo que menos queremos es generar conflicto, pero usted también debe saber que irrumpió en nuestra morada sin invitación, así que es, por demás de claro, nuestra disconformidad por tal acto. también sepa entender que no entregaré a mi hija como usted desea. Es nuestro preciado tesoro. Acaso usted lo haría con su hijo?- interrogó Hera con altivez y sin titubear.
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