V. EL DEBER

el martes en la mañana entré a la arboleda, me senté en la sala de estar a ver una serie, pues no podría explicar a mis padres que tuviera vacaciones tan pronto, el abuelo pasó con un saludo fugaz algo muy extraño en él porque siempre nos extendíamos en las conversaciones era como si me estuviese evitando. Comencé a caminar rápido detrás de él y me senté en la silla que estaba en frente del escritorio, sin hacer ruido comencé a garabatear en una hoja mientras él seguía moviendo papeles, pasado un rato me decidí y le pregunté

-¿Hay algo que quieras decirme? ¿Estoy incumpliendo con alguno de mis deberes?

-De hecho, si hay algo que deberías hacer, pero no sé cómo decírtelo

-Abuelo si he pasado algo por alto no ha sido mi intensión y me comprometo a resolverlo enseguida, no quiero causarte enojo.

-No niña, no es algo que hayas pasado por alto, es algo de lo que aún no estas enterada, omití cierta información porque pensé que ya no venía al caso, sin embargo, hace unos días recibí una visita que me tomó por sorpresa... En nuestra clase se acostumbran las alianzas de sangre que son selladas a través del matrimonio, con el ánimo de fortalecer los linajes y lograr el crecimiento comercial.

El pulso se me estaba acelerando, ya estaba viendo por donde iba la conversación, seguí escuchando para ver si al final no era tan grave como parecía

Hace unos 60 años hice una alianza dorada, que es de máxima validez ante la corte,donde comprometía una de mis descendientes en matrimonio con el heredero menor del linaje Herceg; di por sentado que por mi castigo ese linaje había sido liberado de la alianza, sin embargo un representante del conde estuvo aquí exigiendo el cumplimiento del contrato ya que el hijo menor no había podido concertar ningún compromiso oficial por mi causa, fue una maniobra sucia de la corte para hacer más grande mi vergüenza.

-¿Me estas queriendo decir que estamos debiendo un matrimonio?

-Si Mariana, esto es algo que no tendría que afectarte a ti, pero dadas las circunstancias no tenemos más opciones porque el incumplimiento nos calificaría nuevamente como meritorios de un castigo.

-Abuelo tu perdonaras, pero es que un matrimonio no es cualquier cosa, además tú conoces mi situación y sabes que el casarme seria acabar por completo con cualquier esperanza por pequeña que me quedara de volver a estar con Esteban.

Yo sé y por lo mismo no te había dicho nada, voy a intentar manejar lo mejor posible esta situación con la corte.

Como he dicho, tanta dicha no podía ser cierta y que un precio muy alto debía tener, ese día regresé temprano al apartamento y ya no aguanté más fui directo a la habitación de mis padres donde mi mamá estaba viendo una novela turca de las que dan después del noticiero de medio día.

-Hola, hija llegaste temprano hoy, ¿Cómo te fue?

No pude contener las lágrimas y le conté absolutamente todo… en un comienzo me miraba incrédula y confundida, seguramente pensó que ya me había enloquecido del todo, le tomé las manos y le pedí que abriera un poco su mente, pero seguí sin decir ni una palabra, no tuve más salida que tomarla de la mano para que se pusiera de pie, le dije que se parara detrás de mí, estiré el brazo y cerré la puerta de la habitación ella me tomo por el hombro en señal de que me sentara y me voltee con una mirada suplicante de que me diera solo un momento más.

Abrí de un empujón la puerta y allí estaba la escalera, la mesa y el jarrón, ésa primera imagen que se tiene de la arboleda al abrir la puerta. Ella quedó pálida y se rehusaba a entrar.

-Mami la única forma es que confíes en mí.

-¿Estas seguras de que es él? Mi amor de pronto es un demonio que te está engañando, estamos a tiempo para salir de aquí y pedir ayuda.

-Mami tranquila ya vas a ver que si es él, con el tiempo comprenderás todo lo que sucede, esta no era la manera de decirte la verdad, pero la situación me sobrepasó y no supe que hacer.

El general apareció en la parte alta de la escalera y pude notar como estaba temblando su mano derecha. Comencé a subir los escalones seguida de mi mamá y al llegar al final me quité del medio se miraron fijamente brotando lagrimas grandísimas de sus ojos, ella no pudo gesticular palabra, solo lo abrazó y no paraba de sollozar, el general la apartó delicadamente de su pecho, estiró la mano para posarla sobre su mejilla y allí estaba parada mi mamá con un aspecto como si tuviera 40 años menos, enserio nos veíamos tan parecidas.

El general prometió no volver a dejarla sola y le contó cómo cada día de su vida la había estado observando a través de los espejos disfrutando de sus alegrías y sufriendo sus tristezas, de repente ella levantó la cara, se secó las lágrimas y me pidió que le regalara un vaso de agua. Cuando estuve de nuevo en la salita me senté en el suelo quedando de frente a los dos sillones que ellos estaban ocupando.

-Hija hiciste bien en contarme, curaste un dolor en mi corazón que nunca había podido acallar. Sabes que soy quien más te ama en la vida y que no te mentiría, si decidiste contarme es porque quieres mi opinión; un matrimonio arreglado no es lo ideal y conozco perfectamente tus sentimientos hacia Esteban, pero él te ha manifestado de todas las formas posibles que no quiere arreglar la relación, por otro lado cumplir con el contrato te puede garantizar el acceso a esta vida y el crecimiento profesional que tanto has deseado, evalúen la propuesta y luego tomen la decisión.

-Tienes toda la razón mami tal vez esa era la dura verdad que necesitaba escuchar.

-Entonces, si estamos de acuerdo voy a concertar una cita mañana con el conde para que revisemos el acuerdo.- dijo el general con un poco de reserva

El resto de la tarde estuvimos caminando por la casa y el jardín, ellos dos no pararon de hablar en ningún momento y era más que obvio tenían tantas cosas que contarse y consejos que no fueron dados en su momento. Estuve revisando en la biblioteca y encontré un pequeño encantamiento que me permitía dejar abierta la puerta para mi mamá en el estudio del apartamento y lo mejor es que solo funcionaria para alguien que tuviera sangre de Verí, así ella podría estar en ambos lugares cuando deseara.

Al día siguiente estábamos desayunando en el comedor principal de la arboleda cuando sonó el timbre, nunca en mi estancia habíamos recibido una visita. Silvina se apresuró para abrir la puerta y aparecieron en el salón dos figuras inmensas un hombre de edad madura de cabello corto negro y ojos azules con un abrigo ovejero, seguido por un hombre notablemente más joven de cabello rubio ondulado hasta la altura de los hombros recogido en una media cola, ojos azules más delgado que el primero y con actitud de desagrado inevitable.

El general se puso de pie y con un saludo fraternal se dirigió a Pier el hombre de cabello negro.

Mi querido general que bueno es que por fin podamos terminar con nuestro desacuerdo.

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