Sé que al llegar todo habrá acabado

Michelle Cooper

*En 4 días más se cumplen 2 meses desde que todo empezó, o al menos desde que yo empezé a notarlo, mi vida matrimonial es una completa mierda, hace tan solo unos minutos me han entregado las pruebas de lo que yo no quería creer, jamás me hubiera pasado por la cabeza, es irónico, pensé muchas cosas menos esto, cuando contraté al investigador no fue con la intención de encontrarme con esta noticia, solo quería que indagara que le ocurría a mi esposa, pero valla sorpresa me he llevado, resulta que mi esposa la "Gran Sra. Cooper" tiene un amante, sí, justo eso, es un hombre incluso más joven que ella, le lleva 4 años al muchachito se la pasa todos los días con él en una pequeña casa en una zona bastante humilde por así decirlo, nada que ver con los lugares a los que está acostumbrada a frecuentar, pero aún así me cambió por ese hombre y quién sabe desde cuando, solo hasta ahora me entero que me ha estado viendo la cara de imbécil, pero esto no se lo voy a perdonar, me duele en el alma porque aún teniendo las pruebas en mis manos mi corazón quiere creer que no es cierto, pero no estoy ciego y lo que mis ojos están viendo me da las respuestas a las preguntas que he estado haciéndome durante estos casi 2 meses de tormento, ahora es el momento de ponerle fin a ésto, jamás podría perdonar una traición y peor aún el como se ha portado ella con nuestros hijos, parece que ya nada le importa, ni siquiera ellos que nacieron de ella y que tanto la necesitan, pero si ella no quiere comportarse como la madre que es, pues entonces yo cortaré todo de raíz, tengo las suficientes pruebas para conseguir la custodia de mis hijos, sin necesidad de recurrir a ningún favor.

Luego de llorar como un pendejo por su engaño llamé a mi abogado y le pedí preparar la demanda de divorcio, no creo que tenga cara para negarse con todas las pruebas que tengo de su infidelidad, no solo tendrá que firmar el divorcio si no que tendrá que cederme la custodia completa de mis hijos, Estela ni siquiera lo podía creer, está igual de indignada que Sara la cual solo lloró desilucionada, sí, hace un par de horas estuve en casa justo cuando me dieron el sobre con la investigación, pero para variar ella no estaba allí y tampoco en la agencia, pensé en irla a buscar a aquel lugar donde ahora sé que se la pasa metida y después de tanto dudar lo hice, estuve parado frente a esa puerta pensando si debía tocar o no pero al final no pude, sí, puede que sea un cobarde, pero no creo que pueda soportar verla con mis propios ojos junto a alguien más, eso sería demasiado.

Reviso un par de cosas del caso que estoy armando ya que se le ha dado prioridad, lo demás lo he dejado a mi asistente, no pude avanzar mucho pues la verdad no puedo concentrarme en nada, así que decido irme a casa pero no sin llevar aquel sobre conmigo, ésta noche pienso desenmascarar a la mujer que antes me juraba amor, ahora sé que no es más que un vil engaño, salgo de la oficina dejando algunos documentos a mi secretaria y bajo a los estacionamientos, parezco una tortuga de lo lento que camino, como si no quisiera llegar a casa, y es cierto, en el fondo de mi corazón siento que no quiero hacerlo, porque sé que al llegar todo habrá acabado, aquella familia feliz que un día creí tener, todo lo que me hacía sentir orgulloso se ha desvanecido y yo no pude hacer nada para evitarlo, me duele el pecho solo de pensar en que ya no la tendré más conmigo pero tampoco soy un masoquista que se va a quedar ahí haciéndose el tonto sabiendo la verdad.

Cuando por fin llego a casa veo que está su auto lo cual es un verdadero milagro, pero aún me falta valor, entro a la casa pero decido irme directo a mi despacho, bebo 2 tragos de whisky, como si fuera agua, me quedo unos minutos mirando el cielo estrellado, apenas son las 7:05 pero ya está muy iluminado, decido por fin ir a mi habitación y darme una ducha la necesito, y no, no es precisamente la habitación principal, ya que desde hace más de un mes yo me estoy quedando en una habitación de huéspedes en mi propia casa, me doy mi ducha, una larga y placentera, donde no pude evitar recordar muchos de los momentos que he vivido con Samantha, aquella mujer que me enamoró desde la primera vez que la ví y que estoy seguro estará metida como daga en mi pecho hasta el día que me muera*.