Primera vez...

[CHRISTIAN]

Cuando se fué me quedé confundido. Ninguna mujer antes lo había dejado así. Sabía que lo deseaba, pero se había resistido. Entendía que tenía pareja... pero era un imbécil. Entró al club y se sentó donde andaban sus amigos y la encontró. La otra chica a su lado sonreía de manera traviesa y luego ella volteó a verlo. Si... eso quería su atención. Una morena se le acercó y la miró molesto. No tenía interés en ella, sólo anhelaba a la hermosa sirena. Su amiga la dejó y aprovechó el momento para acercarse.

Priscila- ¿Por qué estas aqui?

Se veía muy nerviosa, eso lo hizo sonreír.

Christian- Por que sientes lo mismo que yo.

Priscila- Soy una mujer casada... - dijo con seriedad

Christian- No te estoy pidiendo matrimonio.- dijo mirándola a los ojos.

Si, lo jodió saber que estába casada, pero no le impedía seguir. Quería conocer todo de ella. Era algo estúpido pero no podía evitarlo.

Priscila- Ni siquiera te conozco...

Muñequita si te dejas... conocerás más que eso.

Christian- Y aún así nuestra química es innegable. Sólo déjate llevar por lo que sientes y no te arrepentirás.- dijo sonriendo con arrogancia

La vió pensativa, sabía que lo estaba considerando. Él agarró su mano y sintió como ella temblaba ante su tacto. Su piel era suave y delicada. Sus ojos eran preciosos y lo miraba temblorosa.

Christian- No puedo creer que seas tan hermosa...

Priscila- Nadie lo había dicho antes...

Christian- Son unos imbéciles...- dijo acariciando su mejilla- pero me alegra ser el primero.

Luego la besó con suavidad y ella suspiró dejándose llevar por el movimiento de sus labios en los suyos. No entendía que le pasaba con esa mujer, pero encontraba su sabor exquisito. Quería hacerle el amor allí mismo.

Christian- Vamos a mi apartamento...

Priscila- Yo...

Se mordió el labio pensativa y no le dió break a responder. Volvió a besarla y luego tomó su mano. La sacó del lugar y la metió en su auto. La veía muy nerviosa, él tomó su mano y la besó.

Christian- Todo estará bien, no te obligaré a hacer nada que no quieras. ¿Está bien?

Priscila- De acuerdo...

Cuando llegaron al apartamento, comenzó a besarla con desesperación. La deseaba tanto... su aroma era delicioso. Llegaron a su cuarto y se tomó con calma desnudarla. La notó dudosa y comenzó a susurrarle lo bella que era. No sabía quien era él idiota de su marido, pero si lo veía... se iba a arrepentir. Cuando le quitó su sostén, ella se tapó incómoda.

Christian- ¿Qué sucede preciosa?

Priscila -¿Y si no te gusta lo que vez? - dijo asustada

Christian- ¿Bromeas? Todo en ti me vuelve loco.- dijo quitando las manos de sus pechos- Eres jodidamente preciosa...

No mentía... sus pechos eran un manjar para sus labios. Eran perfectos para él. Cuando se desnudó, la mirada de ella era de sorpresa.

Priscila- Dios... es tan grande...

Christian- Me alegra que te guste lo que vez.

Ella se sonrojó y eso le causó ternura. No lo entendía, pero algo en ella la hacía diferente a cualquiera que hubiera conocido. Se puso a besarla mientras recorría su cuerpo con sus manos...

Priscila- Christian...

Christian- Si bebé...

Priscila- Nunca lo e hecho...

Christian- Lo entiendo... no tengas miedo.

Priscila- No... lo que digo es... soy virgen.

Christian- ¿Qué?

¿Cómo carajo eso era posible? Estaba casada y joder, ella estaba buenísima. ¿Quien no querría estar con ella? Esta lo miraba asustada, mierda no quería espantarla.

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[PRISCILA]

¿Por que había abierto la boca? Lo había arruinado todo. Él la miraba con incredulidad, probablemente pensaría que era rara. No aguantó más la espera y se dobló a recojer su ropa.

Christian- ¿Qué haces?

Priscila-¿No es obvio?- dijo avergonzada

Christian- Lo siento, sólo me siento impactado... ósea no lo entiendo. Eres preciosa y sexy... joder ando duro por ti.

Priscila- No todos me ven así...- dijo con timidez

Christian- Ven aquí.

Ella se acercó a él y este la paró hasta el espejo.

Christian- No sé quien te a metido tanta basura a la cabeza... pero eres sexy. Tienes un cuerpo perfecto, una piel preciosa y unos ojos matadores.

Ella se miró y comenzó a llorar. Era la primera vez que alguien le hablaba de esa manera. Sabía que le hablaba con sinceridad y eso lo apreciaba. Él besó su cuello y ella cerró los ojos por el tacto.

Christian- Quiero hacerte el amor... ¿me dejarás ser tu primero?

Priscila- Si...

La tenía hechizada, su mirada era intensa y eso la ponía nerviosa. Se acomodó en la cama y él se puso frente a sus piernas. Comenzó a abrirlas y ella se asustó.

Christian- Confía en mi.

Ella dejó que lo hiciera y luego sintió algo húmedo en su interior. Comenzó a gemir mientras sentía, como sus dedos comenzaban a invadir su interior. Era una sensación nueva para ella. Mierda algo raro pasaba con su cuerpo. Entonces explotó lanzando un grito, jamás había sentido algo así. Era como si fuegos artificiales explotaran en su interior. Luego él se acercó y la besó.

Christian- Me tienes muy duro bebé... quiero estar dentro de ti. ¿Confías en mi?

Priscila- Si... confio en ti.

Entonces él se puso a besarla y luego se acomodó para invadir su interior. Estaba un poco tensa, pero el comenzó a masajearla y se relajó. Poco a poco entró en ella, causándole un poco de molestia. Luego se empezó a mover dentro de ella y la besó. La sensación era poderosa y nueva para ella. Se sentía tan bien... todo en él estaba bien. Luego aceleró los movimientos y ella empezó a enloquecer de placer. Cuando comenzó a convulsionar, lo sintió a él ponerse tenso y dar un fuerte gruñido.

Cuando acabaron tenía lágrimas en sus ojos y él la abrazó.

Christian- No llores cariño...

Priscila- Gracias por esta noche... a sido la mejor de mi vida.

Christian - Para mi también Priscila, esto se sintió diferente. Me alegra haberte podido dar algo especial. Gracias por confiar en mi.

Priscila- Nunca olvidaré esta noche... gracias.- dijo con lágrimas en los ojos.

Él la besó y ella se dejó ir nuevamente.

Ya era muy tarde cuando despertó, cuando miró el reloj eran las 3 de la madrugada. Christian estaba dormido a su lado y ella se vistió en silencio. Luego lo miró y le dió un beso en la mejilla. Él le había dado el mejor de los regalos. Nunca lo olvidaría... le deseaba lo mejor de la vida. Abrió la puerta y lo miró por última vez. Luego se fué, perdiéndose en la oscuridad de la noche...

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