¿De dónde viene?... De la universidad, pensé que el profesor aún estaba allá – dice Kharly levantando el brazo mientras señala para el lado oriente.
- No digo, antes… Cuando Carlos te pregunto de dónde vienes tan bonita, aseguraste que te vestiste bien porque venias de otro lado.
- Ah sí, - dice Kharly afirmando con la cabecera.
- Tenía una cita con Marcos, ¿te acuerdas?
- Si Marcos, el amigo de tu hermano. Pero él debió traerte hasta aquí, ¿por qué no lo hizo?
- No lo vi hoy Rubí, se le adelantó el vuelo y se fue para el aeropuerto temprano, pero lo peor es que no me avisó antes y me dejó plantada.
- ¡Hay que descarado!, ¿Y cuándo te diste cuenta de que él no llegaría?
- Recibí un mensaje de él, justo después de ver pasar al frente de mí, un auto parecido…
Kharly quedó paralizada después de pronunciar estás palabras, deja de caminar, y recuesta su cuerpo sobre la pared más cercana, ¿era casualidad o pura coincidencia?, el auto Ford Fiesta azul que rodó al frente de ella minutos antes de recibir el mensaje quizás era de Marcos.
- Kharly, ¿estás bien? - Le pregunta Rubí con la curiosidad por saber que le ocurrió.
- Sí, estoy bien… No, no lo estoy- colocándose las manos en la cara para evitar derramar una lágrima.
- Cuéntame, ¿es por Marcos?
En realidad, no quería decir ni una palabra, el nudo que le atraviesa la garganta se lo impide.
- Sí, es por él – No quería dejar salir el llanto, preferiría continuar con la boca cerrada, pero debido a la insistencia de Rubí, tenía que contarlo.
- Se olvidó de mí, es lo más seguro, no sé si en realidad estaba apurado por irse de viaje, pero estoy casi segura de que era él, pasó con su carro en frente de mí, dudé de que era Marcos porque no se estacionó, pero al verme parada en medio de la plaza Central del Pueblo, nuestro sitio de encuentro, solo me dejó un mensaje.
- ¡Ay como puede ser Kharly!, en realidad no te quiere, ¿cómo puede olvidarse de ti? Un hombre así yo no le hablo más.
- Hay Rubí, ¿por qué no me aprecian? - lo que no quería, las lágrimas se salían sola de sus ojos, rodeó los hombros de Rubí con sus brazos para tratar de calmarse, no era común que una mujer llorara en un restaurante.
- No te preocupes Kharly, lo superarás y más adelante conseguirás a un hombre que te aprecie y te ame de verdad – le dice Rubí dándole unas palmadas en la espalda.
- Muchachas, nos vamos – no se dieron cuenta del momento en que se le acercó su amigo Juan Carlos, al ver a sus amigas abrazadas les pregunta - ¿están bien?
- Si claro, solo cosas de chicas, soltando a Kharly y mostrando media sonrisa.
- Luis ya encendió el auto.
- Claro vamos, - le dice Kharly a Juan Carlos mientras apuran el paso.
- Claro vamos, - le dice Kharly a Juan Carlos mientras apuran el paso.
Kharly se encuentra en la cama sentada, con la laptop sobre sus piernas, muy pensativa, cuando un golpe a la puerta la hace voltear, la manilla gira y el medio cuerpo de una señora se asoma en la habitación y dice:
- Kharly ¿vas a almorzar?
- Aún no mamá – le responde Kharly, mirando la hora en la computadora. Once y cuarenta y cinco, es el tiempo que marca el digital.
- ¿Almuerzo?... Claro, si ya es medio día.
Preguntándose a sí misma de ¿cómo era posible que se fuera tan rápido la mañana?, tenía que quitarse la costumbre de saltarse el desayuno los domingos, su estómago le pedía comer, pero su impaciencia era más grande por terminar de llenar el formulario.
- Solo falta mi foto – revisa la galería de imágenes y selecciona una donde sale medio cuerpo.
- Veintidós años, hermosa e inteligente, Claro que van aceptarme – pensó, de camino hacia la cocina analizaba.
El trato de sus padres hacia ella era un poco infantil, les servían todo el tiempo, y gracias a ellos conseguía dinero para sus cosas personales, algunas amigas la llamaban “niña mimada”, eso le molestaba, ya era muy mayor para esos comentarios, solo se defiende diciéndole que como está estudiando, su padre prefiere que esté lejos de un ambiente laboral para que se dedique de lleno a la carrera. Cuando se gradúe puede hacer lo que quiera. Pero aún le faltaba un año de estudio, y desde su interior ya le brotaban las ganas de ser independiente.
Pero lo bueno de ser la consentida de su madre es “encontrar el almuerzo listo y no tener que cocinar”, extrañaría eso cuando estuviese fuera de casa algún día…
El caldo de pollo está delicioso, su madre es excelente cocinera, “debería aprender de ella” pensó, aunque la cocina no le llamaba mucho la atención, le gustaba probar cosas nuevas en la comida.
- ¡Felicidades Kharly!
La voz de su padre entusiasmado la sorprende y empieza a revisar en su mente si hay algún motivo para ser felicitada, su cumpleaños es dentro de tres meses.
- ¡Ya casi eres licenciada!
- Ah ok – piensa Kharly para sus adentros, es por su carrera.
- Si, el mes que viene entro al último año de carrera – dice Kharly poco entusiasmada bajando la vista hacia el suelo.
- Ánimo Kharly – le dice la madre – sé que te esfuerzas por estudiar, y ahora tendrás varias semanas de descanso antes de que empieces el próximo semestre.
- No es solo por eso mamá, esa carrera no me entusiasma – dice Kharly con mucha seguridad.
-Kharly, sé que hubieses preferido estudiar otra carrera y elegiste está por la cercanía y la flexibilidad.
- Pensé que iba a ser una carrera fácil, pero estos han sido los tres años más largos de mi vida- dice Kharly.
- Pero estamos muy contentos por ti – le dice el padre después de tomar un sorbo de jugo – administración es una carrera muy buena.
- Y, además, hay mucho campo laboral en la ciudad, diariamente están solicitando administradores en las empresas.
- Sí, hay campo laboral, pero no es de mi interés.
- ¡Kharly por favor!, pensé que ya te habías adaptado – dice el padre en un tono muy serio.
- Sí, me adapté, me gusta la universidad, tengo muchos amigos, entiendo las materias y estoy por graduarme.
- ¿Y entonces? ¿De qué te preocupas? – le dice la madre un poco confusa.
- Que estoy noventa y nueve por ciento segura de que no voy a ejercer la carrera.
- Pero no entiendo, ¿por qué no quieres ejercer la carrera? - le pregunta el padre aún más angustiado.
- Porque no me gusta, administración no es lo mío, no me imagino estar en una oficina, haciendo cálculos numéricos sobre un dinero que no es mío – dice Kharly tratando de contener la angustia.
- Kharly estás muy alterada, tómate unas vacaciones, me dices si quieres ir a la playa o al río, para que vuelvas con ánimo a terminar la carrera – le dice el padre para no extender la discusión.
- Claro, cuando tengas el título en mano te conseguiremos un trabajo que sea de tu agrado – le dice la mamá.
- Así haré, terminaré la universidad y veré que más sale.
La conversación le hubiera quitado el apetito si hubiese tenido algo en el plato, pero para su suerte, ya había degustado el almuerzo, sabe que todo eso es verdad, la recomendación, el campo laboral, pero en su interior siente que tiene la capacidad para hacer otras cosas.
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