Capítulo 5

Sara, narrando:

Me encuentro sentada mientras mi madre y Lucas conversan con la gente, y es entonces cuando lo veo,

allí está él, el hombre que me salvó; me corta la respiración, es tan apuesto, lleva un traje azul y su cabello ligeramente hacia atrás, lo que le confiere un aire más serio y amenazante. Mirándolo, siento que no me ve, y acto seguido toma asiento en la silla del Alfa y mi corazón se congela; entonces él es el Alfa, el todopoderoso que busca a su luna, me embarga los celos, siento que él me observa y me vuelvo tímida, mis mejillas adquieren un leve rubor. No entiendo qué me pasa, mi cuerpo añora su contacto, miro sus labios e imagino besándolos, hasta que Taís irrumpe en mis pensamientos.

Taís, narrando:

Capto las miradas entre ellos y me consume la ira, es el momento oportuno para poner en marcha mi plan. Me acerco a ella y le digo:

Taís: Ven, Sara, voy a presentarte a mis amigas. Hago una mueca coqueta.

Sara: Hola, Taís, vamos. Ella me guía hacia sus amigas y me las presenta, son muy amables conmigo. Taís sale a buscar algo para beber y regresa rápidamente con las bebidas en mano, ofreciéndome una, entonces yo respondo.

Sara: Taís, creo que debería abstenerme, recuerdas lo de la otra vez, y pongo rostro afligido, recordando lo sucedido.

Taís: Solo es un jugo, Sara, no vas a desairar, ¿verdad?

Sara: Está bien, si es solo un jugo. Bebo todo el jugo que me ofrece.

Taís, narrando:

Todo sigue según lo planeado con Rodolfo; cuando ella vaya al baño, él la tomará. Luego llevaré a todos allí para que vean a la z0rr@ tr@ns@ndo, o al menos es lo que creerán al verla desnuda y excit@d@ por efecto de la bebida, sonrío de manera burlona.

Sara, narrando:

De repente me siento extremadamente acalorada y me aferro a Taís, diciéndole al oído, para que nadie más escuche.

Sara: Taís, tengo tanto calor, deberíamos ir al baño, puedes ayudarme a refrescarme, ¿no te parece extraño este calor? Pone cara de preocupación.

Seguimos hacia el baño, echo un vistazo y veo todavía a mi madre hablando, a Lucas con una chica y al ALFA conversando con Jorge, sin apartar la mirada de mí. Me siento cada vez más acalorada o excit@d@, yo pienso, nunca he sentido algo así, un deseo de hacer s&x0, de rasgar mis vestiduras, tengo que mantener el control, mejor correr al baño. Taís me deja sola y entro al amplio y hermoso baño tal como imaginaba, adecuado para la casa del alfa. Solo de pensar en él, me siento arder, ¿por qué me sucede esto? Me quito el vestido y solo quedo en ropa interior, me humedezco un poco la nuca para apaciguar la sensación de calor y, de repente, alguien entra; asumo que es Taís y me giro, quedando atónita al ver que es Rodolfo.

Rodolfo: Hola, delicia de lobita, y sonríe.

Me paralizo de miedo, mis piernas tiemblan, comienzo a temblar aterrorizada, él se acerca rápidamente. En ese momento solo desearía correr, huir; a pesar del intenso deseo de hacer s&x0, preferiría morir antes de pertenecerle.

Rodolfo: Tranquila, lobita, te prometo que lo haremos con amor, dice sonriendo.

No puedo reaccionar y me pregunto, ¿qué tenía la bebida que Taís me dio?

Rodolfo: Tu querida amiga añadió una poción que hace que una loba suplique por s&x0, y si no se consume pronto, el cuerpo comienza a anestesiarse facilitando que alguien te tome por la fuerza. Hoy serás mía, insinúa.

Quedo perpleja, no puedo creer que Taís haya hecho eso. Él me agarra e intenta besarme, aunque estoy excit@d@, no quiero ser suya. Necesito hacer algo, grito en voz alta, entonces él cubre mi boca con una mano y con la otra aprieta mis nalg@s, me invade el miedo, solo quiero huir. Cada toque es una tortura, preferiría la muerte; las lágrimas escapan de mis ojos mientras él descorría mi sujetador, imploro que no lo haga, pero es en vano, me lanza contra la pared obligándome a besarlo.

Derik, narrando:

Me acerco al baño, escucho que realmente hay dos personas, el corazón me indica que se romperá. Abro la puerta con tal fuerza que se escucha un estruendo. La veo en brazos de aquel desgraciado, semi desnuda, solo lleva las bragas, mi sangre hierve con deseos de matar; me transformo en mi lobo, sediento de venganza y me abalanzo sobre él. Rodolfo la lanza y se transforma también, comenzamos un combate a muerte.

Sara, narrando:

Él me está forzando, me toca y justo cuando iba a quitarme las bragas, escucho la puerta que se desencaja con un estruendo. El alfa entra con una mirada de furia y miedo, ¿será que me matará? Y entonces se transforma en un lobo de majestuoso pelaje oscuro y penetrantes ojos azules. Rodolfo me tira al suelo y se transforma también en lobo, de menor tamaño con pelaje marrón y ojos negros y se inicia el combate. Yo no sé qué hacer, necesito vestirme pero no puedo moverme, veo a mi madre, a mi hermano y a otras personas mirándome. Coloco mis manos sobre mis pechos para cubrirme, avergonzada. Lucas corre hacia mí, se quita su camisa y me la pone encima, pregunta con gesto encolerizado.

Lucas: ¿Qué ha pasado, Sara?

Sara: Lo siento, hermano, no es lo que piensas. Fui al baño porque me sentía mal, y Rodolfo entró, empiezo a llorar sin cesar y él me abraza. Intento seguir hablando. Entonces trató de forzarme a ser suya, sé que huelo a excit@d@, pero fue algo que Taís puso en mi bebida, las lágrimas se escapan corriendo por mis mejillas y, entre sollozos, miro a mi hermano. ¿Tú me crees, verdad?

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