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...PARTE CUATRO: ESCOMBROS...
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La gente se desesperó.
Empezó a gritar y correr. Se dirigían hacia la salida, o tal vez, a una muerte segura.
Se aglomeraban. Se desesperaban.
—Maya, vámonos —advirtió Doce para resguardarse—, este lugar no es seguro. —Pero ella esta estaba paralizada del miedo—. ¡Maya!
Todo pasaba en segundos. Las pantallas planas, antes llenas de anuncios, se desprendían y ocasionaban chispazos. Las paredes y columnas, antiguas de por sí, amenazaban con caerse y provocaban polvo. La tierra sacudía tanto que el techo de algunas tiendas había cedido. Y las personas caían, empujaban, gritaban y pisaban.
El caos se había desatado.
—¡Maya! —Doce le tomó de la mano y trató de jalarla, pero ella parecía de piedra y no sé movía—. ¡Maya! ¡Vámonos! —La hizo mover algunos pasos, pero...
...«Ven, Maya»...
La voz del espectro cada vez se hacía más cercana.
¡La estaba llamando!
Sentía que le tocaba el cuello y que no le dejaba respirar.
...«Ven, déjame llevarte»...
Y entonces, el suelo bajo sus pies se agrietó y, sin que pudieran dar una respiración demás, los devoró enteros.
...«Por fin, podremos vernos, Maya»...
...***...
Los noticieros reportaron un sismo 7.3 de magnitud, enumerando daños y víctimas.
...***...
Varios edificios de pésimos cimientos o antiguos procederes se vieron comprometidos ante el fenómeno.
...***...
En toda la ciudad, se registró diversas perdidas materiales, pero no de vidas humanas. Algunos hablan de un milagro. No obstante, siempre existen excepciones. Y el edificio comercial «Naveiros» de quince pisos es la excepción.
—Las proezas de los rescatistas es ardua y constante —comentan los periodistas en la televisión y las redes—. A cada momento, se hallan a los heridos y a los fallecidos. Les presentamos las listas y...
...***...
«¿Qué ha…?».
El edificio de quince pisos yacía inclinado.
«¿Dónde… estoy…?».
Pero también quieto dentro de un equilibrio alarmante y desafiante.
«¿Qué ha pasado?».
Maya sentía como toda la sangre se le iba a la cabeza. Una oscuridad anormal la sometía y delgados hilos de luz la rescataban. Ella podía escuchar algunas voces resonar entre los escombros. Lamentos. Dolorosos alaridos. Había personas buscándose los unos a los otros.
Maya estaba desorientada y sentía algo muy pesado sobre la pierna.
Se deslizaba tierra a su alrededor y...
—Doce —llamó con su voz carraspeada—. ¿Doce, me oyes? ¿Dónde estás?
Él no respondía y Maya temía inquieta.
¿Dónde estaba? ¿Estaba bien? ¿Acaso estaba muerto? ¿Acaso, por su culpa, él estaba muerto? ¿Alguien había muerto por su culpa otra vez? ¡No! ¡Debía buscarlo!
Entonces, cuando esta se comenzó a retorcer para salir de la posición en que estaba, una luz le apuntó directamente a los ojos, .
—¡Hay una colgada aquí! —avisó un rescatista.
—Doce —habló ella—. Mi amigo, ¿dónde está mi amigo?
—No te preocupes, lo encontraremos —respondieron—. Solo trata de...
No obstante, una voz sonó:
...«¡No te escaparás!»...
La voz de su hermana gritó y otro pequeño temblor azotó.
—¡Maldita sea! —quejó todo aquel que tuviera boca.
—¡Debemos irnos! —dijeron los rescatistas y, no mucho después, ellos decidieron que salir por la mismo camino por el que vinieron era la mejor opción.
¡No existía gloria si es que ellos también conseguían morir! Abandonarían a la chica colgada y las pocas posibilidades que tenía de sobrevivir porque… ¡debían priorizar sus propias vidas y salir antes de que el techo se desplomara una vez más!
¡Era una decisión rápida!
...«¿Recuerdas cómo me la comí?»...
La imagen de su hermana siendo tragada por ese espantoso monstruo de pronto llegó a la mente de Maya, mientras el temblor la ocultaba entre una espesa nube de polvo.
...«No estabas tú, estaba ella»...
Rio el espectro y Maya cerró los ojos.
No quería recordar, pero…
¿Cómo no podía hacerlo?
Este se la había engullido hace un año y no había dejado ningún rastro más que unas horribles imágenes que no podían desaparecer de sus recuerdos.
Pues, ¡su enorme boca! ¡Su horrible apariencia! ¡Lo grotesco de sus sonidos al tragar! No había podido salvar a su hermana por congelarse de miedo y...
...«Fue hace dos años, ¿recuerdas?»...
Ese maldito espectro siguió molestándola:
...«Te estaba buscando a ti, pero encontré a tu hermana. Así que… ¿No crees que ya es hora de pagar la deuda y reencontrarnos?»...
Escuchaba crujidos espeluznantes de metal retorciéndose y concreto agrietándose. Iba a morir; no obstante, Maya no quería rendirse, ¡quería moverse y salvarse a sí misma! Empero, ¿qué podía hacer?, con tanto dolor y tantas magulladuras en su cuerpo, no lograba nada. Estaba colgada de cabeza por una pierna. Esta extremidad la tenía atrapada entre una pared y un piso. Y no solo eso, sino que había caído en una columna rota y algunos fierros atravesaban parte de su abdomen.
¿Podría salir de esa?
No. Iba a morir. Tenía pocas posibilidades y ya no había remedio.
Solo debía esperar… a que todo acabase.
...«Ahora que me he llevado a tu amigo ¿No quisieras ir a verlo a él también?»...
—¿A él también? —El corazón de Maya palpitó con fuerza—. ¿Qué? ¡No! ¡Maldita hija de perra! ¡¿Qué le hiciste a Doce?!
...«¿Qué hice? ¡Pues, simple! ¡Lo maté!»...
Maya sintió un dolor agudo en el pecho.
...«¡Y ya es hora que tú también mueras!»...
Estaba a punto de perder esa batalla.
...«No te resistas más»...
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Comments
Hassel
*muro y entrepiso/losa si quieres ir a lo técnico
2024-03-31
0
Hassel
Oh incluso salidas de escape canceladas mismo Utopía por las que las personas nerviosas se aglomeran y se sofocan... Podría ayudarte con la tensión narrativa
2024-03-31
0
Hassel
"Muchas construcciones producto de la corrupción no tenían los refuerzos de acero necesarios" sería más exacto pero podrías explorar técnicamente algo que funcione mejor ya que el problema no suelen ser los cimientos, sino defectos de construcción como columna corta, esbeltez, sobrecarga, etc. Ayudaría con la verosimilitud
2024-03-31
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