"Yo los decoraba, eran una belleza. Daba lástima comerlos. El olor a chocolate con leche atraía a ese mujeriego de Gastón y siempre le dábamos de a pedacito. Mis abuelos lo adoraban, y ahí estaba yo de vuelta, burlándose y molestando. Hasta hacerla llorar. Igualmente, nunca di el brazo a torcer y mucho menos perdonar. Éramos como amigos y enemigos. Yo estaba enamorada, pero jamás le iba a decir algo. Me lo aguantaba. Ya más grandes y a él le gustaba otro tipo de persona: altas, lindas, todo lo contrario a mí.
Otro recuerdo me vino a la mente. Una noche de verano, allá por enero del 96, decidí con mi prima Luciana una cena.
Teníamos de invitado a Gastón y Silvia, ella que era la hija del panadero, donde se compraban las mejores galletas para desayunar, Y ella tampoco tenía muchos amigos, aunque les llevaba bastantes años. Aquí entre nos les cuento, hicimos arroz con pollo. Lejos de ser una cena divertida, casi lo arruinamos con discusiones entre Gastón y yo. Después nos reíamos. 'Casi lo arruinan', dijo Silvia. 'Dejen de discutir', terminaron riéndose de las anécdotas de años atrás.
Cuando Gastón vuelve a tener una audición en la radio, nos manda un saludo a las primeras fans Rosanella y Luciana, que estaban prendidas de los parlantes del equipo de música. Ahora viviendo con sus abuelos, comenzó la secundaria en marzo del 97. Uno de sus compañeros era su mejor amigo Lean. Esos años fueron los mejores, porque ya tenía dieciocho años y era libre del yugo de sus padres. Aunque mi padre era un tipo bueno, siempre me exigió más a mí que a mis hermanos. Y como el negocio para ese entonces se había ido a la quiebra, ahora se dedicaba al transporte de personas tipo charters, y yo le ayudaba con las reservas.
Cuando el cinco de marzo comencé el colegio, se me abrieron las puertas a saber lo que era salir, bailar, tomar alcohol, tener muchos amigos. Las mejores fiestas eran las del nocturno, porque realmente se juntaban, pedían pizzas y cerveza para el día del amigo. En semana de vacaciones de invierno eran especiales. No había nocturno, pero igual se juntaban en la casa de alguno de nosotros, que prestaba la casa. El primer año era una locura. No dormí por tres días seguidos. Salí de picnic temprano con los chicos y Andy, que era mucho más grande y era a su entender lindo, pero jamás la iba a mirar. Era ella y su grupito de cinco. Yo, Lean, Elizabeth, Andy y Pichu para todos lados. Después, ya se acopló Luciana, que iba a tercer año pero turno mañana.
Qué batahola, Luciana era terrible. En cuestión de horas, ya tenía novio, y eso que era solo puff, y yo seguía aún sola. Elizabeth estaba con Guillermo, y yo era mal tercio siempre. Igual no le importaba. Ya culminaron las vacaciones de invierno. Lean y sus amigos siempre rondando. Era más lo que peleaban que otra cosa. En una de esas noches de jolgorio, Andy la quiso besar. Ella le corrió la boca. No iba a ser plato de segunda de nadie. Orgullosa soy por demás.
En el colegio, eran muy buenos chicos, buenas calificaciones. No tenía quejas de nadie. Había varios chicos que ponían más atención que otros, pero igual era muy reservada como para que se den cuenta.
Una de esas noches de frío invernal, no se les ocurrió mejor idea que dar vueltas en moto. He aquí, Andy y yo salieron, dieron unas vueltas, hasta que unos ladrones los hace caer. Y mientras él tiene lastimado el brazo, ella se raspo todas las piernas. 'Por Dios, gritó, que no se entere mi abuela o me mandan con mis padres otra vez.' Ni que mi abuela supiera."
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