cap 2: celos

Entré a la casa y vi a William sentado en el sofá.

—Hola. ¿Y Freddy? —pregunté, dejando mi bolso en el sofá y yendo a la nevera por agua.

—Salió. Veo que tú y ese chico son muy cercanos —dijo con seriedad. Aunque casi siempre estaba serio, eso no le quitaba lo guapo.

—Sí, es como mi mejor amigo —respondí, sacando una botella de agua.

William me miró y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Era como si me estudiara detenidamente, y sin darme cuenta, mordí mi labio inferior. Cada vez que me miraba así, me provocaba una sensación intensa.

—Pensé que tenías clases hoy —dijo con tono inquisitivo.

—Sí… —respondí sin pensar.

—Entonces me confundí al ver a alguien igual a ti en la cafetería frente a la universidad —comentó con un evidente tono de reproche.

—No te equivocas, sí fui a la cafetería con Alex, pero fue porque nos dijeron que la profesora se enfermó. Además… ¿qué hacías ahí? ¿Acaso tú…? —intenté preguntarle, pero me interrumpió.

—Tenía cosas que hacer cerca de allí… y te vi —dijo fríamente.

Tomé mi bolso y subí las escaleras hacia mi cuarto. Me cambié de ropa y, poco después, escuché el sonido de un auto. Miré por la ventana y vi a William marchándose.

Me recosté a escuchar música y, después de un rato, bajé a la cocina a preparar algo de comer. “Hace mucho que no comemos en familia, Freddy y yo. Ahora siempre come por fuera y, cuando llega en la noche, a veces ya estoy dormida o ya he comido y le toca cenar solo”, pensé mientras cocinaba. Al terminar, me senté a ver televisión.

A eso de las diez, Freddy llegó y me dio un beso en la frente.

—Me dijo William que estuvo buscándome. ¿Te dijo algo? —preguntó.

—No. ¿De qué tendría que hablarme? —respondí.

Freddy vaciló un poco antes de decir:

—La próxima semana me voy de viaje a revisar una de las empresas de William en el extranjero.

Me quedé helada.

—¿Pero por qué tienes que ir tú? Hay muchas otras personas que pueden encargarse de eso —dije, un tanto exaltada.

—Eso es cierto, enana, pero William solo confía en mí. Además, el problema es demasiado grave como para delegárselo a otra persona —agregó Freddy, tratando de acercarse. Yo lo evité.

—¿Por qué no va él mismo? —grité.

No quería que Freddy fuera. Lo extrañaría mucho. No era un simple capricho, y él lo sabía. Desde la muerte de nuestros padres, me aterraba la idea de que viajara en avión o por carretera. No quería perderlo a él también.

—Sabes que William tiene asuntos importantes que resolver aquí. Además, solo será una semana, y en esos días él estará al pendiente de ti. También es como tu hermano —dijo, abrazándome. Luego añadió con una sonrisa— No me pasará nada.

—Está bien… —murmuré, aún preocupada.

—No exageres, enana. Recién me voy la otra semana, ni cuenta te darás. Estás muy ocupada, mi doctora favorita —dijo, dándome un beso en la frente.

—Sabes… —murmuré.

—¿Qué? —preguntó.

—Me agrada que hayas dejado a la pesada de tu exnovia —dije, abrazándolo más fuerte.

—Siempre tienes la razón. Así que mi próxima novia tiene que tener tu visto bueno —respondió con una risa.

—Después no te arrepientas, ya lo dijiste —advertí.

—¿Me puedo retractar ahora? —preguntó, sonriendo.

—¡Claro que no, Fred!

—Está bien… —dijo, revolviéndome el cabello.

—Ah, por cierto, el sábado voy a una celebración con Alex. No lo olvides —le avisé. A veces se le olvidaba y terminaba buscándome preocupado.

—Ese chico me cae bien. Se nota que le gustas.

—¿De dónde sacas eso? Es solo mi amigo —dije, sintiendo mi rostro arder.

—Ahora que lo pienso, nunca me has presentado ni novios ni pretendientes. No me digas que es porque eres muy fea —bromeó.

—No digas tonterías. No quiero novio, solo es perder el tiempo. Sabes que estoy enfocada en mis estudios —repliqué con firmeza.

—A veces me preocupas. Eres muy joven, pero piensas como una anciana. Casi no sales de fiesta como una chica normal y solo tienes dos amigos: Valeria y Alex. Aunque, eso sí, eres muy popular en la universidad —dijo, muy serio.

—No me interesan las fiestas, y no me gusta hacerme amiga de personas que tal vez nunca llegaré a conocer de verdad —dije. Desde que tenía memoria, siempre había pensado igual. La gente traiciona o se marcha, y es entonces cuando te das cuenta de que nunca los conociste realmente.

—Está bien, anciana, como tú digas. ¿Vemos una peli? —dijo, despeinándome.

—Está bien.

Vimos películas hasta que me quedé dormida.

A la mañana siguiente, cuando sonó mi alarma, me di cuenta de que estaba en mi habitación. Me metí al baño, hice mis necesidades y me di una ducha rápida. No tenía tiempo para cocinar, pues iba tarde.

Cuando bajé, vi la mesa servida.

—Pensé que me iba a tocar levantarte. Ahora come para que te lleve a la universidad —dijo Freddy.

—Huele muy rico, Fred —comenté mientras él se sentaba a desayunar conmigo.

Después de eso, nos fuimos a la universidad. Antes de bajarme del auto, le di un beso en la mejilla.

—Chao, Fred.

—Nos vemos en la tarde, enana —respondió antes de arrancar.

Me reuní con mis amigos en el estacionamiento.

—No te digo que eres suertuda. Tu hermano está para comérselo. Estás rodeada de puros dioses griegos —dijo Valeria. Desde que nos conocemos, a ella siempre le ha gustado Freddy.

—Deberías respetarlo. Él es mayor que tú, además, no creo que te haga caso —intervino Alex.

—No soy una niña. Solo me lleva siete o ocho años. Si me hiciera caso, yo le aceptaría todo. Dicen que los mayores son más hábiles en otros campos… o sea, tienen más experiencia —dijo Valeria, guiñándome un ojo.

—Amiga, en serio deberías tomar clases de etiqueta y lenguaje. Estás loca —dije, riendo.

—Pero así me quieres. Deberías hacerme la vuelta con tu hermano —dijo muy seria. La miré como si hubiera perdido la cabeza, y ella replicó— No me miren así.

—Ya es hora de entrar. Ah, por cierto, Vale, necesitas un psiquiatra —soltó Alex.

Pensé que Valeria se le lanzaría encima, ya que odiaba esa palabra, pero solo respiró profundo.

—Eres un imbécil, Alex. Yo solo digo la verdad sobre mis sentimientos. No soy como otros —dijo, un tanto molesta, y se adelantó enojada.

—Te pasaste. Sabes que odia esa palabra —le reproché.

—Lo sé —murmuró.

Me quedé pensando en lo que había dicho Valeria. No sabía a qué se refería. ¿Acaso Alex me ocultaba algo? ¿Estaría enamorado de alguna chica? Tal vez me lo contaría después.

Nos separamos. Alex estudiaba Administración de Empresas, mientras que Valeria y yo Medicina.

Al salir, vi a Alex recostado en su auto deportivo rojo. Se veía muy guapo.

—¿Ya nos vamos? —preguntó.

—¿A dónde? —dije, sorprendida.

—Al centro comercial a buscar tu vestido. Y la verdad, no creo que Valeria quiera ir —dijo, sonriendo.

—Igual la llamaré para invitarla.

Alex sonrió de forma coqueta y dijo:

—Eres grandiosa, mi cielo...

....

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Comments

Yanet Cristina Vilugron Salazar

Yanet Cristina Vilugron Salazar

no .e agrada ese amigo,algo esconde

2025-04-03

0

Haidee González

Haidee González

fotos de Alexa, Valeria, frede, William

2024-01-15

2

Marielos Calderón

Marielos Calderón

hiyendo

2023-09-15

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