Capítulo 5 ¿Quién es esa gente?

 

 

— Me mandé el cagadón de mi vida Robi – Casey cambió el gesto y resopló – Después de que me balearan la casa, estaba tan cansado, rabioso, y hasta con celos que no les presté atención a Pía ni a María Fernanda porque estaban como embobadas con el idiota de Moretti, que se hacía el lindo con las dos.

— ¿Vos supusiste que Pía había estado con el ministro Moretti hasta tarde ese domingo a la noche? – indagó Roberto.

— Me lo dijo, o me lo dio a entender... Ya ni se…

— Tengo para darte una serie de malas noticias Joe. Pía estuvo con el ministro Moretti toda la noche. ¿Sabés en dónde?

— ¡No quiero ni enterarme! – protestó Casey.

— ¡Acá! En la sala de reuniones con Pablito Moroni haciendo toda la papelería para que ni vos ni yo tuviéramos encima que hacer ese trabajo. Que el ministro Moretti se haya quedado, porque es un baboso de mierda, es otro cantar.

Los ojos celestes de Casey se nublaron.

— La otra, es que Pía te iba a pedir mudarse con vos. Y la última es que la conexión del celular de Pía se apagó en Barracas. A una cuadra de tu casa.

— ¿Y el de María Fernanda?

— Menos de un minuto después a tres cuadras de tu casa – concluyó Martínez.

— ¡La ‘Ndrangheta…! ¡Me juego que fueron ellos!

— El tipo al que vos aplastaste con la mampostería de tu casa era un ‘ndrine y nunca andan solos, sino de a dos o  de a tres. Eso quiere decir que ya tienen una Società en Buenos Aires. Bob Delgado, que ya está en perfecto estado de salud, nos mandó la información que la Argentina ya es una Provincia de la ‘Ndrangheta.

— ¿Han hecho una estimación de cuántos ‘ndrinas tendrían la Argentina?

— Por pedido especial del presidente, y las órdenes bajadas a Moretti, esa misión de averiguar quiénes y cuantos son, va a ser tuya, obviamente si aceptás seguir siendo el director de la ADC.

— Es imposible que yo pueda ir, siquiera, contra lo que sería la Città de Buenos Aires. Va a ser tan difícil extirparlos como a los narcos mexicanos – comentó Casey con tono lúgubre.

— ¿Qué posibilidad hay que te infiltres?

— ¿Na…! Sé hablar italiano por mi abuela materna, pero de allí a que logre un acento calabrés perfecto… No lo creo. Aparte, por el diario, me conocen hasta las piedras.

— No digo eso. Como sicario o asesino, un vulgar ‘ndrine. Pero primero tenemos que saber un poco más de ellos. Son absolutos desconocidos para nosotros.

— ¡Pobrecitas chicas! – musitó Casey con los ojos acerados.

Florencia y Andrés se acercaron con bandejas de ensaladas y botellas de bebidas refrescantes.

— ¡Muchas gracias! Pero no tenías por qué. No me cuesta nada traer mi comida – le agradeció Casey a Florencia.

— Trato de quedar bien con mi nuevo jefe – sonrió la chica – ¡A ver si me revolea con otra botella! Dos, en un mismo día, sería mucho…

Almorzaron en silencio y pasaron a la sala de situación para mantener una teleconferencia con Bob Delgado de la NSA, en Fort Meade, Maryland, Estados Unidos. Una operadora les anunció que iban a tener una teleconferencia con el agente Robert Delgado y que iba a ser grabada para seguridad de ambas partes.

— ¿Y desde cuándo es Robert Delgado? – ironizó Casey.

— Desde que se supone que lo mataron en el atentado contra Francisco – explicó Martínez – ¿Te acordás que vos trajiste los chalecos antibalas de la Embajada de Rusia que Bob no debería haber usado?

— ¡Cierto! ¡Pero que le salvaron la vida…! – exclamó Joe agarrándose la cabeza – ¿Y cómo lo arregló?

— Para los políticos y legisladores, está muerto. En la NSA dijo la verdad y por la experiencia, están trabajando en unos chalecos de nano tubos de carbono que superarían a los rusos porque absorben la energía de la bala y la distribuyen a todo el chaleco de una sola capa.

La pantalla se iluminó y se vio la imagen de Bob Delgado, sin barba blanca, mucho más delgado, y con implante capilar.

— ¡Ja! Parece que los balazos le hicieron bien… ¡Mire como está de rejuvenecido!

— Irlandés del carajos – simuló Bob un enojo – ¡Si no volvías hoy, te iba a buscar y te retorcía los cojones yo mismo en persona! ¡Coños!

De pronto Delgado la vio a Florencia. Se quitó los lentes de contacto y se puso sus anteojos de Harry Potter.

— ¡Perdone usted mi lenguaje! ¿Señorita…?

— Licenciada Martha Florencia Otegui…

— ¡Ah! ¡La bruja a la que hacía referencia Pía! – dijo muy serio – Pero veo que me mintió, si es una niña hermosa… – terminó con una carcajada mientras Florencia se hundía en su silla giratoria.

— ¡Qué las apariencias no te engañen Bob! ¡Es más mala que una tarántula! Por eso está acá.

— Entonces, Licenciada Otegui, espero que ponga en orden a todos estos maricones. Bueno… dejemos de hablar tonterías porque después los gringos revisan la grabación, no entienden ni carajos y tengo que andar explicándolo todo.

Delgado Carraspeó y pronunció una aclaración en inglés.

— Officially, all of the above is a series of jokes between friends who lived through situations of great tension at the Operation Lobos de Roma. Officially, the video conference starts right now in Spanish language.

Florencia agregó por las suyas:

— I fully understand and accept the jokes that a novice normally receives and I release the parties from all responsibilities. As for being worse than a wolf spider, I accept it, I share it and I am proud to be that way. It’s officially.

Roberto Martínez lo miró a Casey que hizo un leve gesto de admiración e ignorancia con la boca y le guiñó un ojo en forma de aprobación.

— Bueno Catracho, ¿qué tienes para nosotros? – comenzó Roberto.

— Para que el Irlandés baje la ansiedad, es muy seguro que tanto la Doctora María de la Piedad Arrieta y Otegui, y la Técnica Fernanda Fasano, estén vivas, aunque prisioneras. Nuestros informantes informales de Buenos Aires hablan que hubo hiperactividad de muchos ‘ndrinas en esa ciudad luego de la partida de Francisco.

— Puedo preguntar por qué tienen ese nombre tan difícil – le preguntó Florencia.

— No viene mal recordarlo – contestó Bob Delgado – Calabria es una de las zonas en las que se asentaron las primeras colonias griegas en la península itálica. Tanto es así que Sicilia y Calabria, como región geográfica se las conoció como «Græcia Magna», hasta el Siglo 19.Tuvieron influencia en la cultura y hasta en la religión, aunque a los dioses les dieron otros nombres. Por eso se habla de civilización grecolatina. En Calabria quedaron algunos términos griegos. La 'Ndrangheta es una palabra en dialecto calabrés que a su vez deriva del griego andragathía, que implica «hombría y coraje» y al mismo tiempo «virtud y bondad».

— ¿Pero no son criminales peligrosos? – se asombró Florencia.

— Te voy a cambiar la etimología del nombre Bob, y creo que, lo que te voy a explicar, aclara mucho, lo que realmente es la 'Ndrangheta – comentó Joe – En la primavera de 2018, un respetado psicólogo ucraniano llamado Oleg Viktorovich Maltsev, tuvo el tremendo coraje de investigar sobre las organizaciones armadas informales calabresas. Maltesev es una autoridad en todo lo que sean organizaciones armadas, desde ejércitos hasta salteadores de caminos. No hay quien haya determinado mejor la razón del uso de las armas que este científico. Yo estudié por sus libros en Gran Bretaña. Las ‘ndrinas calabresas, se fascinaron con él, a un punto de tenerle un respeto reverencial. Les aclaro que Maltsev es un experto en cualquier tipo de arma, sea de fuego, lanzas, floretes, espadas, sables, ballestas, arco y flecha, catapultas, granadas… ¡En cualquier arma que sea, es uno de los mejores! Pues bien, las ‘ndrinas y las familias hablaron. Maltsev se encontró con la sorpresa que ‘Ndrangheta no viene del calabrés y mucho menos del griego, sino que tiene raíces germánicas, que posiblemente vengan de tiempos tan remotos como el Sacro Imperio Romano Germánico y consta de tres palabras: «dran», «ich», «da», que significa «es mi turno» o «ahora yo». Aparentemente 'Ndrangheta, era una sociedad secreta de defensa mutua fundada por Francesco Villardita, que era un legendario Maestro del «Estilo napolitano de la destreza guerrera española», un extraño y temible personaje del Siglo 17. Nápoles era por entonces un reino que pasaba de una familia a otra, pero con mucho dominio español. A las ‘ndrinas aquello les pareció un origen más que noble, con la bendición de armas del ucraniano Maltsev, que podría haber sido el villano de cualquier película norteamericana durante la Guerra Fría.

— ¿Pero al fin, son nobles o criminales? – insistió Florencia.

— Es la mayor organización criminal de Italia, con base privilegiada en la región de Calabria.

— Si saben todo de ellos, ¿por qué no la combaten? – fue la pregunta lógica de Florencia.

— En realidad el combate es permanente, pero la 'Ndrangheta, luego del Covid 19, representa el 7% del producto bruto italiano, y está en el sur de la península, que no es otra cosa que la extensión del norte del África.

— ¿El 7 por ciento no es mucho? – Preguntó nuevamente Florencia.

— Es muchísimo – intervino Casey – Si la Argentina vive prácticamente del 10 % de los productos primarios que produce el campo… Italia es una economía mucho más importante.

— Arriesgando números, la 'Ndrangheta es el triple que el PBM de McDonald’s en todo el planeta. Lo que ocurre – agregó Casey – es que la 'Ndrangheta no es tan conocida internacionalmente como otras organizaciones delictivas: la famosa Cosa Nostra siciliana. Aparte es muy difícil de descubrir porque es netamente «rural», en contraposición con la Camorra de la Campania, o de la Sacra Corona Unita de la Apulia, la mafia china y las mafias narcos colombianas y mexicanas. La 'Ndrangheta se fue transformando en la organización criminal más poderosa de Italia recién en la década de los 90.

— Yo creía que era un apéndice rural de la Cosa Nostra de Sicilia – se asombró Martínez.

— Tienen negocios en conjunto, pero el total de lo que recauda la Cosa Nostra, para la 'Ndrangheta es «merda di pollo». Lo asombroso es que se hicieron respetar, y lo más increíble, hacerse admirar en toda Calabria, a diferencia de la Cosa Nostra. Para colmo, en esta época de crisis económica mundial, y terrible descalabro económico italiano, con tanta restricción del crédito por parte de la banca formal, la ‘Ndrangheta se ha convertido en el «financista» de última instancia, que tiene más disponibilidad económica, en dinero contante y sonante en Italia y el resto de los países donde opera. Le hace préstamos de honor a los simples ciudadanos, quienes saben que, si no pagan, los cocinan a balazos. Así que dejan de comer, pero a la ’Ndrangheta le devuelven los créditos. Para colmo blanquean sus fabulosas ganancias comprando o abriendo hoteles y restaurantes de lujo que son casi imposibles de controlar – concluyó Casey.

Abrió una botella de agua, se la tomó la mitad sin respirar y volvió a Bob Delgado. Florencia hizo el gesto de poner las manos para atajar el botellazo. El gesto no pasó desapercibido para Casey que sonrió levemente.

— Bob, vos creés que a Pía y a Fernanda las tienen secuestradas en Buenos Aires.

— No, de ninguna forma. Estamos totalmente seguros que las sacaron del país por avión. Mira este video.

Esperaron a que la operadora norteamericana pasara el video de una cámara de seguridad donde se veía a dos mujeres, rodeadas por varios hombres en una pequeña sala de embarque.

— ¿Pam, podrías ampliar el video para ver los rostros? – solicitó Bob en inglés.

En el video se vio que una de las mujeres tenía la inconfundible melena rubia de Pía. Se podía adivinar que la otra tenía el cabello corto y oscuro, y la certeza la dieron las gorras que había preparado la ADC con la loba y los mellizos romanos.

— ¡Son ellas! Tienen todavía el uniforme de fajina – Saltó Joe de su silla – Pero no reconozco esa sala de embarque.

— Es la nueva sala internacional del Aeropuerto de San Fernando, desde donde salen y aterrizan todos los amos del cielo de tu país, y todos miran para otro lado – recalcó Delgado.

— ¿Tienen el avión en que embarcaron?

— En un Gulfstream G650, con 7.000 millas náuticas de rango, lo que alcanza, y sobra, con una escala para llegar a Italia casi a la velocidad del sonido. Es un avión de 55 millones de euros. La matrícula es AA–ZZA.

— ¿La matrícula AA no le corresponde a Albania...?

— Sí, Joe, pero ¿puedes imaginar que Albania ya se encuentre a pocas unidades de agotar sus matrículas?

— ¿Matrículas falsas?

— Digamos que de conveniencia. Gulfstream Aerospace nos informó que jamás vendió un avión de su marca en Albania. Hay solo 400 en el mundo. Estamos investigando los que están matriculados en Italia. Pero averiguamos algo más… Bombardier Aerospace acaba de cotizar un Bombardier Global 7500 para una empresa de Reggio Calabria… Una ciudad de 186.000 habitantes en un país que tiene 1.360 kms de largo… ¿Necesitan un avión así? Lo estamos averiguando.

— ¿Bob, saben dónde aterrizó?

— No. Italia no tiene registrados de sobrevuelos en su espacio aéreo en esa fecha, con esa matrícula. Pero probablemente hayan ido directamente a Tirana. A ese avión no lo puedes aterrizar en una pista de pasto, pero allí los controles son muy livianos.

— Por primera vez en mi vida, no sé por dónde seguir… – se desesperó Casey.

— Pues yo te lo digo. Descansa esta noche. Mañana al medio día vas a tener un Lear Jet 75 en el aeropuerto de El Palomar, en la plataforma militar. Saldrás de la Argentina con tu pasaporte británico, no con el argentino. Migraciones ya está avisada. ¿Tienes algún otro que funcione?

— El comunitario. Debo tener como seis o siete vigentes con distintas identidades.

— Prefiero que uses el británico no comunitario. Te vas a embarcar en el Lear Jet sin armas encima, que es una gentileza del Vaticano por lo que hiciste. Vas a viajar solo y ten en cuenta lo siguiente: tendrás tres escalas. En la tercera, en Barcelona, se te va a sumar un agente italiano, que te va a dar el respaldo legal, hasta que encuentres a Pía. De todas formas, a otro lo recogerán en Cerdeña. Uno, Piero Greco, es de la Agencia de Información y Seguridad Interior, o AISI y el otro es de la Agencia de Información Exterior y de Seguridad, AIES, quien, te aviso desde ya, estarán a cargo del operativo y serán tus superiores hasta que terminen, tenga el resultado que tenga. Volarán directamente al Aeroporto dello Stretto de Reggio di Calabria. En Reggio Calabria te estará esperando un amigo tuyo, el Fiscal Giovanni Balducci. Sabemos que es un ex agente de contrainteligencia, de quien nunca conociste su verdadero nombre. Él será el que coordine toda tu operación. No manejes tú en caminos calabreses, en ninguna circunstancia, siempre lo hará el agente de la AISI, que es un automovilista extremo. También debe cuidar tus espaldas y la legalidad, especialmente con la corrupta policía local. Si hay que matar policías, que lo haga el de la AISI, no tú, pero si son traidores que cuida que no le tiemble el pulso.

— ¿Por qué tengo que ir con toda esta corte, si siempre me manejé solo? – se indignó Casey.

— Porque esta vez te va a manejar el corazón, en vez del cerebro – respondió Bob tajante. ¡Te vi dudar cuando Erroteta la tenía del cuello a Fernanda, durante el atentado al Papa!

— ¡Si te estabas muriendo!

— Ya ves que no…

— ¿Quién va a pagar semejante despliegue? Es una recontra bocha de guita...

— Ya te lo dije. El avión de ida y vuelta, el Vaticano, y el despliegue en Italia y aledaños tu amigo Jorge Bergoglio de sus propios fondos personales reservados para seguridad. No te procupes, le costará infinitamente menos de lo que costó la Operación Lobos de Roma a la Argentina, así que se debería poner contento.

— ¿Sabe que soy yo quien va a Italia?

— Sí, y si puedes, te espera en Roma, ojalá que con buenas noticias, un lunes a la noche. Dice que rezará por ti.

Joe bufó. Florencia, que no salía de su asombro. Miraba a la pantalla y a Casey con asombro:

— ¿Y yo qué hago entonces? – preguntó la chica.

— Tu trabajo es estar despierta y atenta en el mismo horario que yo esté despierto, salvo instrucción en contrario. Acá no vas a ver el cielo y esta base esta despierta las 24 horas. Tu reloj debe estar en el meridiano de Roma. Te vas a dormir al mismo tiempo que yo y te despertarás cuando yo lo haga. El resto del tiempo estaremos comunicados. Mi teléfono de campo puede estar encendido enviando señales a los satélites 48 horas continuadas de videoconferencia. Si hay acción necesito que la grabes. Después siempre hay que rendir cuentas. Serás mis ojos y mis dedos en la PC. ¿Está claro? No te quiero en Google. Siempre en Duck Go o en Onion. ¿Sabés que es Onion?

— ¡Si señor! – Respondió Florencia – Es donde está toda la basura de Internet, pero también la mejor pornografía amateur...

Casey no daba crédito a sus oídos por lo que había manifestado conocer Florencia. Se despidieron de Bob y discutieron la logística.

—Vayan a descansar. ¿Nos encontramos a las ocho y media a cenar? – les dijo Casey.

— Es el cumpleaños de mi hermano y le tengo que hacer un asado porque la mujer es vegana – se excusó Roberto Martínez.

— Es decir que te van a llenar la parrilla de yuyos y otras porquerías.

— ¡No exactamente! A mi me tiene miedo… – se río Roberto.

— No te vas a divertir, pero tomá todo. Nos vemos a la vuelta, si es que vuelvo, porque prefiero pelear contra el Óglaigh na Éireann irlandés que con la ‘Ndrangheta calabresa.

— Yo lo llevo al jefe – explicó Andrés.

Casey la miró a Florencia que se encogió de hombros.

— Es muy temprano, pero sí… Está bien.

— No es obligación. Lo que pasa es que para la cena pueden pedir lo que quieran. ¿Qué querés?

Florencia enarcó la boca con un gesto de displicencia. Casey bufó.

— Tenés razón. Vení sola tranquila a la hora que quieras. Tu habitación es la 23.

— ¿Por mi edad?

— No, por tu coeficiente intelectual.

— ¿Y la suya cuál es? ¿La 1?

— No te interesa, hasta mañana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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birrahelada

birrahelada

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2024-01-20

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1 Capítulo 1: A la semana siguiente
2 Capítulo 2: ¿Quién es usted señor Casey?
3 Capítulo 3. Conflictos en La República
4 Capítulo 4: El Chalet
5 Capítulo 5 ¿Quién es esa gente?
6 Capítulo 6: Habitación 47
7 Capítulo 7: Segunda parte. Amanecer de una noche agitada
8 Capítulo 8: Un error en Dakar
9 Capítulo 9: Rendez vous Signore Greco
10 Capítulo 10: En Barcelona
11 Capítulo 11: Marina
12 Capítulo 12: Las mafias
13 Capítulo 13: Reggio di Calabria
14 Capítulo 14: Hurgando en el pasado
15 Capítulo 15: El Señor fiscal
16 Capítulo 16: Los rubros de la mafia
17 Capítulo 17: Mientras tanto, en Capo Vaticano...
18 Capítulo 18: Pía llama
19 Capítulo 19: Mientras tanto en Génova…
20 Capítulo 20: Carlo il pazzo.
21 Capítulo 21: El Señor Kobayashi
22 Capítulo 22: Siempre hay un traidor
23 Capítulo 23: Alí Baba y los 40 ladrones
24 Capítulo 24: Robando al ladrón
25 Capítulo 25: El circo romano
26 Capítulo 26: Un clima muy denso
27 Capítulo 27: Te odio, pero ¡cómo te amo!
28 Capítulo 28: La última cena en Roma
29 Capítulo 29: La culpa de todo la tiene la pandemia
30 Capítulo 30: La Iglesia siempre se entendió con las mafias
31 Capítulo 31: El dinero necesita de la fe, y se llevan muy bien.
32 Capítulo 32: La última, siempre será la cena más inolvidable
33 Capítulo 33: ¿Enrico Bianchi, otra vez?
34 Capítulo 34: Si no los puedes vencer, confúndelos
35 Capítulo 35: Otra vez en Reggio di Calabria
36 Capítulo 36: Il morto che parla
37 Capítulo 37: Jugando a las visitas
38 Capítulo 38: Nunca digas que los problemas se acabaron.
39 Capítulo 39: Cuando a veces las cosas se ponen peor
40 Capítulo 40: Si algo más, podía salir mal...
41 Capítulo 41: El hotel Orizzonte blu, era como su casa.
42 Capítulo 42: Las tres balcánicas
43 Capitulo 44: Cuestiones pendiente
44 Capítulo 45: Tercera parte. Recuerdos del norte de África
45 Capítulo 46: De compras en Tropea
46 Capítulo 47: Secretos de guerra
47 Capítulo 49: Recuerdos del Ulster
48 Capítulo 50: De superhéroes y otros desquicios
49 Capítulo 51: Instrucciones para ser superhéroe.
50 Capítulo 51: Así en Cabria Como en la Argentina.
51 Capítulo 52: Volviendo a casa… ¿Qué casa?
52 Capítulo 53: Fantasmas a nueve mil metros sobre el Atlántico
53 Capítulo 54: Cuarta Parte. La Casona de Barracas
54 Capítulo 55: Poniéndose al día
55 Capítulo 56: Una visita inimaginable
56 Capítulo 57: El ministro que no quería morir.
57 Capítulo 58: El ataque de la jauría
58 Capítulo 59: Las agonías
59 Capítulo 60: Salimos en la tele
60 Capítulo 61: El tesoro de Pía
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Updated 60 Episodes

1
Capítulo 1: A la semana siguiente
2
Capítulo 2: ¿Quién es usted señor Casey?
3
Capítulo 3. Conflictos en La República
4
Capítulo 4: El Chalet
5
Capítulo 5 ¿Quién es esa gente?
6
Capítulo 6: Habitación 47
7
Capítulo 7: Segunda parte. Amanecer de una noche agitada
8
Capítulo 8: Un error en Dakar
9
Capítulo 9: Rendez vous Signore Greco
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Capítulo 10: En Barcelona
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Capítulo 11: Marina
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Capítulo 12: Las mafias
13
Capítulo 13: Reggio di Calabria
14
Capítulo 14: Hurgando en el pasado
15
Capítulo 15: El Señor fiscal
16
Capítulo 16: Los rubros de la mafia
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Capítulo 17: Mientras tanto, en Capo Vaticano...
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Capítulo 18: Pía llama
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Capítulo 19: Mientras tanto en Génova…
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Capítulo 20: Carlo il pazzo.
21
Capítulo 21: El Señor Kobayashi
22
Capítulo 22: Siempre hay un traidor
23
Capítulo 23: Alí Baba y los 40 ladrones
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Capítulo 24: Robando al ladrón
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Capítulo 25: El circo romano
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Capítulo 26: Un clima muy denso
27
Capítulo 27: Te odio, pero ¡cómo te amo!
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Capítulo 28: La última cena en Roma
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Capítulo 29: La culpa de todo la tiene la pandemia
30
Capítulo 30: La Iglesia siempre se entendió con las mafias
31
Capítulo 31: El dinero necesita de la fe, y se llevan muy bien.
32
Capítulo 32: La última, siempre será la cena más inolvidable
33
Capítulo 33: ¿Enrico Bianchi, otra vez?
34
Capítulo 34: Si no los puedes vencer, confúndelos
35
Capítulo 35: Otra vez en Reggio di Calabria
36
Capítulo 36: Il morto che parla
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Capítulo 37: Jugando a las visitas
38
Capítulo 38: Nunca digas que los problemas se acabaron.
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Capítulo 39: Cuando a veces las cosas se ponen peor
40
Capítulo 40: Si algo más, podía salir mal...
41
Capítulo 41: El hotel Orizzonte blu, era como su casa.
42
Capítulo 42: Las tres balcánicas
43
Capitulo 44: Cuestiones pendiente
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Capítulo 45: Tercera parte. Recuerdos del norte de África
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Capítulo 46: De compras en Tropea
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Capítulo 47: Secretos de guerra
47
Capítulo 49: Recuerdos del Ulster
48
Capítulo 50: De superhéroes y otros desquicios
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Capítulo 51: Instrucciones para ser superhéroe.
50
Capítulo 51: Así en Cabria Como en la Argentina.
51
Capítulo 52: Volviendo a casa… ¿Qué casa?
52
Capítulo 53: Fantasmas a nueve mil metros sobre el Atlántico
53
Capítulo 54: Cuarta Parte. La Casona de Barracas
54
Capítulo 55: Poniéndose al día
55
Capítulo 56: Una visita inimaginable
56
Capítulo 57: El ministro que no quería morir.
57
Capítulo 58: El ataque de la jauría
58
Capítulo 59: Las agonías
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Capítulo 60: Salimos en la tele
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