...Tú y yo nos amamos ¿cierto? lo hacemos, pero ¿por qué parece no ser suficiente?...
^^^-Kaleani W.^^^
Cuatro días… han pasado cuatro días sin noticias, sin una llamada y sin poder encontrar a aquella pequeña chica que no suele dar tantos problemas, no podemos encontrarla. Han buscado en Queens por dos días completos y nada, nadie sabe nada o ha visto algo, eso no me sorprende, son desconocidos pidiendo respuestas en una ciudad que puede comerte vivo, no recibirán respuestas.
- ¿No te contesta? – le pregunto a Evelyn.
Estamos hablando por celular, hemos hablado mucho estos días, ella se encuentra sola en Jacksonville y creo que es momento de que venga a visitarnos, debemos estar juntas en caso de que algo malo haya sucedido.
- No. – responde. – he estado llamando al menos 20 veces al día y solo recibo buzón de voz, creo que ha apagado su celular. – me dice.
- ¿Has revisado su habitación? – le pregunto con curiosidad.
- Por supuesto. – responde. – se llevó su laptop y algo de ropa, al parecer tenía todo planeado, porque solo me fui por unos minutos y ya no estaba. – me dice.
- Alguien tuvo que ayudar en algo. – digo pensativa. – lo hizo muy rápido, debió utilizar las escaleras de emergencia, cálculo lo que tardarías en subir y cuánto te tomaría llamarnos, es inteligente. – digo.
-Pensé que era ingenua. – me recuerda.
-Lo es, maldita sea. – digo molesta.
Acomodo el celular en mi oreja y levanto mi rostro, observo mi rostro en el espejo ¿Qué estoy haciendo? Estoy encerrada en el baño desde hace media hora, solo quiero entender que sucede y para eso necesito alejarme de todo lo relacionado a protección, nuestra casa es una locura, hombres armados por todas partes.
- Debes calmarte. – me dice. – confió en que la encontraran, no pudo desaparecer. – me asegura.
- No lo hizo, solo se fue y se ocultó de nosotros. – digo.
Nos quedamos en silencio, apoyo una de mis manos en el lavamanos y veo mi cabello humedecido, luzco como un desastre, tengo ojeras sin poder evitarlo y no tengo hambre, esto se ha vuelto una lucha constante entre esperar y querer correr hacia ella, no sé porque estoy tan desesperada, no tengo respuesta, solo lo siento.
- Fue mi culpa. – digo en voz baja.
- No lo fue, deja de decir eso. – me pide con molestia.
- Ella es frágil, quiero creer lo contrario, pero no puedo mentir. – empiezo a decir. – es tan fácil de romper, de lastimar, de engañar, es lo único con algo de pureza que pudo sobrevivir en aquella casa, lo sabes. – digo con molestia.
- ¿Qué importa? ella no es la misma chica que vivió en esa casa. – me recuerda. – ha crecido y debemos confiar en que es lo suficientemente fuerte para volver a casa. – me dice.
-Lo ha hecho, ha crecido, pero no estoy segura de que sea algo bueno. – le digo.
Silencio, en ocasiones hay tanto para decir que simplemente no existen las palabras, ninguna de nosotras quiere ir a New York ¿Quién lo haría? Sigo sin entender porque ir hacia el peligro fue la única solución que ella vio para curar su dolor ¿Quién elige volver al dolor como método de terapia? No tiene sentido.
- Te necesito aquí. – le digo. – te compraré un vuelo ahora mismo, solo ven. – le pido.
- No creo que sea necesario. – me dice de inmediato, frunzo mi ceño. - Paul ya lo hizo, mi vuelo sale en dos horas. – me informa.
¿Paul hizo eso? No puedo creer que incluso en estos momentos se asegura de que todo sea perfecto, es demasiado bueno, no sé cómo lo logra, pero sin importar el tiempo que pase sigue sorprendiéndome.
- De acuerdo. – digo pensativa.
- Él quiere hacer las cosas bien. – empieza a decirme. – admito que tenía dudas sobre él, pero ha conseguido mi respeto y creo que debemos dejar que él tenga el control de esto. – me dice.
- Es demasiado para él. – le digo. – él también está siendo afectado por todo esto, esto no debió suceder. – digo.
- En eso estamos de acuerdo. – admite. – te llamaré cuando llegue, necesito que vayan por mi al aeropuerto. – me dice.
- De acuerdo. – digo antes de colgar.
Alejo el celular de mi oreja y decido salir del baño, debo ver como esta Scott, le he pedido a Cara que me ayude y la chica llego temprano muy emocionada, ella me recuerda a mí, la alegría y energía que tenía en mi adolescencia, aquella alegría que fue arrebatada de mí y fue sustituida con odio, repulsión y deseos de guerra.
Al abrir la puerta del baño trato de no verme sorprendida al ver a Paul sentado en el borde de nuestra cama, levanta su rostro al verme salir y solo me mira, no me gusta como esto nos ha cambiado en poco tiempo, puedo sentir como un muro se crea en el medio de ambos, ese muro es creado por mí, no puedo decirle todo lo que pienso, no quiero hacer que sienta que no hace lo suficiente, lo hace, él es todo lo que necesito, pero él quiere salvar a todos, debe entender que no puede.
Camino hacia él y me detengo a pocos centímetros, acomodo la bata de baño en mi cuerpo y no sé qué decirle. Vestido con un simple tshirt gris y unos jeans oscuros, él puede hacerme sentir tanto y eso lo supe desde que besé sus labios en aquel callejón de new york.
- Te dije que no ibas a encontrarla. – digo antes de sonreírle. – es buena ocultándose, lo ha hecho toda su vida, ella siempre ha querido que la gente no sepa de su existencia. – le digo.
- ¿Por qué sonríes? Sé que no quieres hacerlo. – me dice, deja de mirarme.
- ¿Qué otra cosa puedo hacer? – le pregunto, no responde, dejo de sonreír. – estoy perdiendo mi cabeza y solo quiero saber si está bien, aunque no regrese, quiero escucharla decirme que está bien y…- me interrumpe.
- No vamos a dejar que algo malo le sucede ¿de acuerdo? – pregunta, me mira, veo determinación en sus ojos. – estoy esperando respuestas y luego de que lo haga, te aseguro que en menos de 24 horas estará aquí. – me dice.
- ¿De qué hablas? ¿Qué hiciste? – le pregunto sin poder evitarlo.
- Nada. – respondo.
Se pone de pie y pone sus manos en mis hombros, me acaricia por unos segundos sin decir nada más.
- ¿Qué vas a hacer? – pregunto preocupada.
No responde, frunzo mi ceño al verlo alejarse de mí, sujeto su brazo de inmediato y me mira, busco respuestas en su rostro, pero ¿a quién engaño? Este hombre puede ocultar sus pensamientos cuando quiere hacerlo, su rostro no me muestra nada más que determinación y no me gusta, me estaba mirando de esta misma manera cuando me dijo que me quería por primera vez y esa noche pensé que había muerto.
- Si haces algo estúpido…- me interrumpe.
- Confía en mí. – me pide.
- Lo hago. – digo. – pero no eres inteligente cuando es sobre mí. – digo, uso sus palabras en su contra.
Lo veo suspira con molestia, aleja mi mano de su brazo y niega lentamente.
- De acuerdo. – dice segundos después. – no haré nada estúpido, pero tú tampoco lo harás ¿bien? -pregunta.
Dudo antes de responder y eso no parece gustarle, se acerca a mi tan rápido que me sorprende, elimina todo espacio entre nosotros y me mira fijamente a los ojos, trata de leerme y saber que haré, él puede sentir que estoy cerca de explotar y hacer algo, quiere evitarlo, pero ¿Quién puede? Ni siquiera yo puedo.
- Si mis palabras no son lo suficiente para lograr que te quedes aquí y que no hagas nada estúpido. – empieza a decir. – piensa en nuestro hijo. – dice.
Se aleja de mí y siento un extraño vacío ¿Qué fue eso? Lo veo caminar hacia la puerta y se detiene luego de abrirla, me mira y abro mi boca, pero las palabras no suelen salir cuando estás lastimado, no quiero pelear con él, no quiero.
- Lo siento. – lo escucho decirme.
- ¿Qué? – pregunto confundida. - ¿Por qué? – pregunto.
- No puedo permitir que te vayas. – responde.
- No voy a irme. – digo, quiero que sea verdad.
- No te creo. – dice sin dudar. – le pedí a Evelyn que viniera porque sé que la necesitas. – dice.
- Lo sé. – digo y frunzo mi ceño al verlo sujetar la puerta con fuerza.
- Sé que amas a tus hermanas y eso fue algo que me atrajo sobre ti. – empieza a decir. – pero no puedo Dulzura, no puedo verte herida de nuevo, vas a quedarte aquí donde puedo protegerte. – me dice.
-¡No voy a irme! – grito molesta. - ¿Por qué estás diciendo esto? – pregunto confundida tratando de calmarme.
No responde y entonces lo entiendo, corro hacia la puerta, pero él es más rápido que yo, cierra la puerta dejándome encerrada, golpeo la puerta con mi puño y evito gritar, pongo mi mano en la puerta sabiendo que él se encuentra del otro lado ¿Por qué hace esto?
- Henri. – digo su nombre. – esto es lo más tóxico que has hecho en todo este tiempo, es estúpido y abusivo, no puedes encerrarme. – le digo.
No responde por unos segundos ¿se fue?
- No voy a irme. – digo. – quiero hacerlo, quiero ir a New York, pero le di mi palabra al padre de mi hijo, voy a quedarme aquí. – le aseguro.
- Lo siento. – es lo único que escucho del otro lado de la puerta.
Alejo mi mano de la puerta y maldigo ruidosamente, me giro y miro nuestra habitación, al mirar el balcón por unos segundos pienso en hacer una estupidez, pero todo está bien, él teme que haga algo imprudente, lo sé, quiero entender su preocupación y aceptar que esta es una buena decisión, porque ahora mismo no puedo controlarme a mí misma.
¿No voy a irme? ¿eso dije? Patético.
¿A quién engaño? En irme es en todo lo que puedo pensar, no estoy pensando con claridad, porque sin que pueda evitarlo sigo recordando la última conversación que tuve con Kalsey y como debí decirle que olvidara todo, que viniera a casa, pero no lo hice.
- Lo siento. – susurro antes de caer al piso.
Trato de no llorar y evito que el pánico controle mis acciones, lo intento tanto que las lágrimas se van y solo queda el vacío que permanece después de haber perdido a alguien. Apoyo mi espalda en la puerta, miro mi mano izquierda y observo mi anillo ¿Qué debo hacer? Cierro mis ojos y solo quiero que esto termine, no me gusta cómo se siente esto, porque estoy aterrada, lo estoy, pero mi miedo no me hace sentarme y llorar, mi miedo quiere que vaya a New York y que la encuentre, que la abrace…
Quiero respuestas….
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