Un baño con recuerdos

Después de aquella pequeña charla, me dirigí a casa, es decir a la mansión de mi padre.

Cuando llegué, mi madre estaba en la entrada despidiendo a la diseñadora. Hoy haría la entrega de nuestros vestuarios para asistir al baile de esta noche.

- Buenas tardes conde Leornad - dice madan Married.

- Buenas tardes mandan - la saludo cordialmente. Después de nuestro saludo madame se fue.

- Pero ¿Dónde estabas? Mira como vienes Leornad - dijo mi madre

- Fui a caminar un poco con mi lobo madre, nada del otro mundo, lo habitual. - le dije y me acerqué a darle un beso en la frente.

- Pero Leornad, te acabas de bañar, tendrás que bañarte otra vez.

- Así les gusto a las chicas - digo con mucho sarcasmo - en ese momento llegó mi padre.

- ¿Qué tanto hablan? - preguntó mi padre.

- De que tu hijo deberá de darse un baño, se volvió a ensuciar.

- ¿No se te hace familiar mujer? - dice mi padre mientras observa a mi madre.

Mi madre retuerce los ojos ante su comentario. Yo estaba por entrar cuando ella me dice.

- Leornad, se que estas en edad para tener amoríos, pero no esta bien que ilusiones a las mujeres. Ya tienes una fama de mujeriego por todo el pueblo ¿creías que no me iba a enterar?

- Soy irresistible - dije sonriendo.

- deja al muchacho, yo a su edad gozaba de mi soltería, no había mujer que se me resistiera, todas me vei......

Mi madre puso una cara de querer asesinarlo, una cara donde solo los hombres Palacios podían reconocerla cuando está muy enojada. Sus ojos verdes como esmeralda, se trastorna en un verde oscuro como el busqué y tiene un destello rojo como el fuego, esa mirada es fulminante. Mi padre se calló ante su comentario al notar lo molesta que estaba mi madre, luego dijo.

- Eso era antes, hasta que te conocí Elena y te he sido fiel durante todo este tiempo, no hay mujer que te iguale - mi madre siguió viéndolo, pareciera que se lo iba a comer con la mirada, luego me regreso a verme.

- Leornad te pido que no juegues con el corazón de las mujeres, no se sabe cuando ni donde pero los papeles se revierten - dijo muy seria y se marchó, sin decir nada más.

- Ya ves lo que me haces decir hijo, ahora me toca reconquistarla, sino dormiré durante un mes o más en otra habitación y no soportaría eso. ... Mi vida, espera...

Mi padre fue tras mi madre corriendo, ambos sabemos que cuando ella se enoja se convierte en una fiera o como los del pueblo dicen se convierte en una "Mujer loba". Ese comentario le iba a costar mucho a mí padre, tenía que hacer algo más para reconquistarla, sino yo también me vería afecto porque estuve en medio de la conversación.

Subí a mi habitación a tomar un baño. Pasé por la habitación de mi hermana, ella jamás cierra su puerta cuando es de día, dice que no es necesario y estar encerrada le da fobia. Me recosté en el marco de su puerta y la observé, se estaba midiendo el vestido que la diseñadora trajo para ella, con ayuda de las sirvientas. No notó mi presencia hasta que hable.

- Creo que ese vestido es mucho para ti, deberías considerar ponerte otro.

Mi hermana me regreso a ver, a igual que mi madre tienen ese destello en los ojos cuando se enfadan.

- ¿Qué haces aquí, Leornad? deberías estar en tu cuarto arreglándote para el baile - dijo muy molesta.

- Iba a bañarme, pero noté que ese vestido no va para nada contigo.

- LARGO DE AQUÍ - dijo gritando.

- jajaja era broma, ese vestido te queda muy bien.

- De todos modos quiero que te vayas, tengo que arreglarme.

- Pero si faltan 4 horas para la fiesta.

- Tengo que estar muy linda y no lo entenderías.

- ¿Acaso quieres estar linda para alguien? - le dije mientras me acercaba.

- Todavía no estoy lista para ese tipo de cosas, solo quiero estar bien presentable esta noche.

Cruce mis brazos y le dije.

- Te dejo, sigue en tu tortura. Desde aquí se te ve el bigote.

- FUERA - dijo y me lanzó un jarrón.

Salí de su habitación y me metí a la mía. Gisela es muy alegré, no ha tenido novio porque no está interesada en las relaciones. Papá y yo nos volveríamos locos el día que ella traiga a un acompañante a la casa, pero debemos aceptar, es su decisión.

Me despojé de mis prendas y me metía al baño, las sirvientas ya tenían mi baño preparado. Mientras me metía en la tina llena de agua, recordé a aquella muchacha del bosque. No se quien es pero me atrajo y mucho. Demasiado salvaje para pertenecer a la nobleza, pero de carácter fuerte y de buena vestimenta para ser una muchacha del pueblo. No olvidaré esa mirada tan desafiante dispuesta a matarme, tal vez si hubiera sabido que soy Conde hubiera caído rendida a mis píes. Aquella muchacha prendió algo en mi que no había hecho ninguna mujer. El sabor de sus labios, sus ojos, esos ojos que me hechizaronpor completo.

No me vio con mi mejor vestimenta, a deber pensado que era parte del pueblo. Pero que digo soy parte del pueblo, odio ponerme zapatos a igual que mi madre, los trajes me asfixian y las reuniones me aburren. Me gusta más ser parte de la manada, mi destino es ser Conde, seguir a mi padre, pero también puedo seguir el imperio que ha construido mi madre. Mi padre no se molesta, hace sus oficios como conde y también pasa tiempo con mi madre y la manada. Puedo hacer lo mismo.

Salí de la tina y fui a cambiarme. Mi ropa estaba en la cama, lista para ponérmela. Hoy será una larga noche.

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