Capítulo 3

Maya

No entendía y una mierda hace unos minutos estaba bailando y ahora me encuentro en medio de la pista mirando por donde se había ido Alex.

_¿Qué demonios fue todo eso? _Le pregunto a Darío.

_Será mejor que vengas conmigo _Me toma del brazo sin dejarme decir nada.

Camino detrás de él atravesando la pista de baile hasta mi mesa donde todos me miran raro, pero sin decir nada. Veo como Alex no anda por todo esto y solo tomo mi bolso y camino junto a él. Luego de seguirle por un pasillo entramos a una gran oficina, y desde aquí se podía ver todo el Bar.

_¡Adivinaré! Eres el dueño de todo el lugar.

_ Estas en lo correcto. Pero ahora necesito que me aclares una cosa _ Asentí _ ¿Quién era el tipo con el que bailabas?

_¿Por qué debería yo de decirte eso? ¿Quién eres tú para meterte en mi vida, con que derecho?

_Con el derecho que me da haberte salvado de que te desprestigiaran públicamente.

_¿De qué hablas, no entiendo?

_ A ver, hace un rato escuche a ese tipejo decir que se llevaría a una mujer a la cama y la grabaría teniendo intimidad, para luego mostrárselas a todo el mundo y así ganar una apuesta. Según él la había invitado esta noche.

_ ¡Ya va espera! _Se sienta en uno de los muebles y pone las manos en su cara _ Tú me estás queriendo decir que ese hijo de puta me quería grabar.

_Bueno no sé si fue a ti o a otra chica, pero cuando lo vi bailando pegado a ti no me dio buena espina. Así que solo te aparte de él, estoy seguro de que si algo te pasaba mi cuñada no me lo perdonaría, aún más cuando en mis manos estaba el poder ayudarte.

_¿Tu cuñada?. ¿Desde cuándo Laurent es tu cuñada?. Que yo sepa ella no esta aun con tu hermano

_Ya lo sé, pero esos dos van a terminar juntos te lo aseguro.

_Tal vez tengas razón y con respecto al idiota de hace rato. Se llama Alex, trabaja en la misma agencia de modelaje que yo. Pero lo que me pensaba hacer no se lo voy a dejar pasar por alto, a mí nadie me jode y sale ileso. Aparte de que no hubiera conseguido nada, ya que no le pensaba abrir las piernas.

_Me di cuenta de que no te gustaba que estuviera muy cerca de ti. Y si me dejas yo te puedo ayudar a darle una lección a ese imbécil.

_Esta bien, quiero ver que puedes hacer. La verdad es que ni soy tan buena como aparento. Oh por lo menos no con quien me quiere hacer daño, los que me tratan bien solo conocen mi lado bueno.

_Pues perfecto. A ese idiota no le importaba si tu carrera de modelo se iba a la mierda, así que a mí tampoco me importa la de él.

_Bien, entonces ya me voy.

_Espera yo te voy a llevar, así de paso yo también me voy.

_Ok la verdad no estoy en posición de oponerme, así que acepto tu propuesta.

Luego de que Darío guardara todo y cerrara la oficina con llave la oficina, dejo encargado de cerrar todo al cantinero y los de seguridad. Buscaba con la mirada para ver si veía al desgraciado infeliz, pero nada al parecer se había ido al igual que los demás. Sospecho que todos sabían lo que pasaría menos yo.

Una vez en el carro le indico la dirección y cuarenta minutos después habíamos llegado.

_Gracias por traerme y también gracias por lo de hoy.

_No, nada que agradecer.

_¿Te puedo hacer una pregunta?

_¿No la estás haciendo ya?

_Muy chistoso pero bien. ¿Por qué me mirabas con tanta intensidad? Y no me digas que no eras tú, porque no te creería.

_Ya te lo dije, te vi con ese sujeto y no me agrado nada.

_Entonces bien, yo ya mejor me voy. Gracias por todo y que tengas buenas noches.

Inclino mi cabeza para besar su mejilla como agradecimiento por lo de esta noche, pero por accidente Darío volteo su rostro y nuestros labios tuvieron un leve roce.

No sé si soy yo oh a él también le paso pero no pude evitar perderme en esos hermosos ojos que me miran fijamente. Sin dar tiempo a nada y sin razonar siquiera, él une nuestros labios y estos hacen una danza erótica donde ninguno de los dos le quiere ceder el control al otro. Su lengua se abre paso por mi boca y yo la dejo explorar a su antojo. Sostengo firmemente su cabello reclamando un poco más de intensidad y la recibo. Pero como siempre la magia del momento se ve destruida por la falta de aire.

Jadeantes por semejante beso nos quedamos en silencio a la espera de que alguno diga algo al respecto, por lo que si más, me despido de él y bajo de su coche. Camino hacia el edificio y sintiendo mi cuerpo ardiente por el apasionado beso, a lo tomo barias bocadas de aire pero no me calmo.

Una vez en la comodidad de mi hogar me dejo caer sobre el sofá para perderme en mis pensamientos. Y es que a mí nadie me había besado así. ¿Qué fue lo que me hiciste Darío Vólkov?

(...)

Trato de apagar el insoportable sonido de mi dichoso despertador pero no lo logro, por lo que no me queda más remedio que levantarme y apagarlo. Son las 8:30 a.m y a mí me parece que son las 6:00.

En un intento de volver a dormir siento como tocan en timbre de mi casa repetidas veces por lo que no me queda más remedio que ir a ver quien es. Una vez abro la puerta la sorpresa que me lleve fue grande. Un guapísimo Darío en un traje negro ajustado al cuerpo estaba justo delante de mí, mirándome de una manera rara

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