La luz se alejaba, la oscuridad lo consumía mientras su cuerpo se ahogaba en las profundidades del océano de la angustia.
No hay fondo, no hay nada.
Las cadenas cada vez eran más, más apretaban. Esta vez, no pensaban dejarlo ir, eso era lo que parecía.
Ese era su pensamiento , y mientras veía la luz volverse cada vez más borrosa sólo podía preguntarse.
¿Cuándo terminará?
Ya no sabía cuántas veces había estado ahí.
Con sus ojos ardiendo y sus pulmones prendidos fuego, y sus extremidades congeladas, movía los dedos de su mano solo para saber si aun siguen ahí.
Todo daba vueltas y todo se sentía claro ¿La vida podía ser más contradictoria? Olvidaba quién era pero, por el otro lado, sentía que podía saber todo.
Respuesta se acercaban a él y a la misma vez su humanidad se alejaba con cada centímetro que se alejaba de la luz.
¿El vacío era su hogar? Había olvidado que era sentirse bienvenido en algún lugar.
“Quiero que todo vuelva o que todo continúe.”
Ya estaba harto de estar en ese intermedio de la nada y del todo. Quería continuar, no le importaba si era para bien o para mal, solo no quería estar en ambos lugares.
Y no saber diferenciar cual es el real…
En ese momento todos los sonidos eran tan brillantes como una gota líquida de oro puro.
Angeles.
Demonios.
Hombres lobo.
Vampiros.
Magos.
Humanos.
Todos, podía escucharlos a todos como si de una extraña melodía se tratara o…Como si todos fueran uno solo que ahora mismo estaba al lado de él.
En ese momento él estaba en medio de la creación y la destrucción, de la muerte y la vida… de toda dualidad existente.
Pero para poder ser consciente de ello debía perder aquello que le impedía entenderlo.
Su humanidad, justamente era eso lo que perdía mientras más se ahogaba.
Mientras él podía escucharlos a todos ¿Quién lo escucharía a él?
No sabía si podía ser escuchado, y la verdad era que en ninguna de las ocasiones que había ido ahí no había dicho palabra alguna, ni siquiera había movido sus labios.
¿Tenía boca?
No lo sabía.
Tampoco sabía si quería ser salvado o seguir ahogándose, ¿Alguien podría salvarlo? Ni siquiera sabía dónde estaba.
Las respuestas estaban al alcance de su mano, bailando un delicado vals en la palma de su mano.
Tal vez todo estaba en su mente.
Tal vez nada era real.
O tal vez él no era el real…
………..
Se miraba fijamente en el espejo, mientras sus manos estaban apoyadas en la pileta del baño.
¿Ese era el? Era en lo único que podía pensar.
Con su mano pálida tocó su mejilla, para comprobar que el reflejo hiciera el mismo movimiento. Podía sentir el tacto, y aún así no podía creerlo.
No podía explicarlo, había algo raro en aquel cuerpo que le gritaba que no era suyo. Toco el espejo para comprobar que realmente era un espejo, y al hacerlo, empezó a ondear como un lago perturbado por una piedra.
Las ondas solo desaparecieron una vez dejó de tocar el “espejo”. Volvió a tocarlo solamente para ver cómo su reflejo distorsionado, de alguna forma le traía paz, le recordaba al vacío.
¿Se puede sentir paz mientras te ahogas?
No sabía si realmente era estar ahí, o no estar en su casa.
¿Desde cuándo pensaba tanto en su vida y en aquello que lo rodeaba?
No estaba seguro, realmente no tenía un motivo específico para dejar de ver el brillo de la vida. Un día empezó a tener extraños sueños, cuando menos de dió cuenta, su realidad se fusionó con el océano de la angustia.
Un simple adolecente con un sueño raro que se repite todas las noches, ¿Quien tiene sueños normales? Eso era lo que se decía cada vez que despertaba. Y por mucho tiempo fue una verdad absoluta, una incuestionable.
Pero, después de tres años esa creencia fue perdiendo su veracidad. Lo que alguna vez fue un hermoso cielo azul ahora estaba lleno de nubes negras, y junto a ello una nueva incógnita nació, una que usaría para explicar todos los fenómenos que ocurrían en su día.
¿Realmente él era un adolescente de diecisiete años apunto de terminar la secundaria?
O…
¿Un ente de naturaleza imposible de ser entendida por los humanos?, ¿Que sueña que es un adolescente y que por pequeños periodos de tiempo logra despertar?
No estaba seguro, solo sabía que cada vez duraba más tiempo en el vacío. Y cuando eso pasaba, su cuerpo no se inmutaba, así fue como la última vez durmió desde el sábado a la tarde hasta el lunes a la mañana, al despertarse para ir a clases, su cuerpo no exigió ningún tipo de bebida o alimento, como si su cuerpo hubiera olvidado la existencia del tiempo.
………
Apenas llegó a la escuela pudo ver cómo varias personas corrían por los pasillos, estaban llegando tarde. Muchos que pasaban se quedaban viendo con suma extrañes a Jabier ¿Cómo podía estar tranquilo cuando llegaba media hora tarde a clases? La respuesta era simple, no le importaba la escuela ¿Porque lo haría? Si en ese momento la realidad que lo rodeaba se encontraba tan distorsionada, que no sabía cuántos días se quedaría ahí. No pensaba en la escuela como una ayuda para su futuro, no veía un futuro más allá de estar ahogado y encarcelado.
Iba porque no tenía otro lugar a donde ir, el bosque estaba prohibido, y como vivía en un pequeño pueblo no podía ir a otro lugar sin que sus padres se dieran cuenta.
Por eso, con pasos pesados y con poca energía, siguió su caminar. Así fue hasta que llegó a su aula. Al entrar había visto cómo sus compañeros lo miraban, y como el profesor le daba un pequeño reto para después dejarlo pasar, diciendo que si lo volvía a hacer no lo dejaría entrar.
Era mentira, esas mismas palabras las escuchaba todas las mañanas y aún no cumplía con su amenaza.
La clase pasaba lentamente, a veces pensaba que si prestaba atención o intentaba resolver las actividades todo se haría más llevadero. Pero no podía hacerlo, no era algo que él pudiera controlar.
Apenas tomaba asiento y miraba al pizarrón, las letras se hacían cada vez más borrosas, hasta el punto de que todo a su alrededor se veía tan borroso que apenas era posible identificar cada objeto, todos eran manchas irregulares. Y algo parecido sucedía con los sonidos.
Era como estar debajo del agua, todo lo que estaba afuera era borroso.
¿Cómo es que no se perdía mientras caminaba? La única conclusión que saco, es que al ser un pueblo pequeño siempre caminaba por los mismo lados, y su cuerpo solo iba por si mismo.