En un mundo llamado Gaados, la guerra es es tan común como la muerte. Algunos niños son criados en lugares resguardados por caballeros y guerreros mágicos, hasta los 5 años que es cuando empiezan a entrenar para sobrevivir allá fuera.
Reanz había llegado a esa edad, desde el comienzo siempre fué débil, su magia aunque casi nunca fracasaba era inestable. Reanz era un niño anímico, sensible a pesar de que se les había criado con cierta frialdad a menudo lloraba o se rendía fácilmente, muchas veces siendo dejado solo llorando en el campo de entrenamiento con las espadas de madera en las manos, atestiguado únicamente por las nubes grises, las caricias del viento y las aves que parecían mirarlo con curiosidad.
En su adolescencia había quedado muy abajo en sus calificaciones, siendo molestado muy a menudo por sus compañeros quienes se jactaban del control de su energía.
En su pubertad a los 12 años algo ocurrió, las 'presias' un tipo de espectros ágiles, violentos, y bastante fuertes se acercaba al oasis en medio del caos.
Todos se encontraban en medio del campo de entrenamiento mirando atónitos al cielo que parecía adornar con orquestas de truenos y relámpagos el ataque de los espectros.
Adultos corrían al frente y guerreros de élite que nunca habían visto atravesaban velozmente el campo saltando hasta la gran muralla del refugio.
Al comienzo Reanz estaba temblando, mientras sus compañeros claramente asustados trataban de hacerse los valientes insultando sin muchas ganas a Reanz quién claramente tenía miedo y se agachaba tapándose los oídos.
Toda esperanza se vino abajo cuando vieron como los números de los caballeros eran superados por las presias. Eran verdaderos guerros, podías ver cómo incluso sin un brazo muchos de ellos empuñaban su espada y mantenían a raya a varias presias, pero la realidad es ineludible, fragmentos de armaduras retorcidas y perforadas volaban por aquí y por allá quedando al final un puñado de guerros de élite siendo sepultados entre las incontables presias.
Es aquí cuando paralizado Reanz fué sorprendió por Faldan uno de los chicos que le solía molestarlo, lo tomó de la mano, corrieron a la base y lo escondió en un poso detrás de la base, mientras que sus compañeros se pusieron firmes y esperaron el ataque de las presias.
Faldan mientras escondía a Reanz debajo de varias mantas habló con Reanz:
Faldan: Deja de llorar, Reanz.
Reanz: Perdón, tengo miedo
Faldan: Reanz, todos tenemos miedo, pero debemos enfrentarlo, es duro, pero es así. Perdón por molestarte, perdón por los insultos, pero si sirve de algo lo hacíamos porque queríamos que tu carácter se hiciera fuerte, creí que lo entenderías cuando fueras mayor, y podríamos tomar una gran cerveza de esas que toman los adultos... Eh? Habría sido genial no...? Siempre serás uno de nuestros hermanos.
Cuídate, Reanz, sé fuerte.
Reanz no dijo nada, recordó aquellas veces que alguien le tiró comida a escondidas cuando era castigado por los instructores, o las veces que aunque burlandosede él los chicos le curaban las heridas que se hacía entrenando.
Ahora lo entendía todo, pero ya solo podía escuchar los gritos ahogados de sus compañeros quienes ni siquiera tenían armaduras o espadas de verdad y viendo a Faldan que se marchaba tembloroso, pero determinado hacia aquel destino Reanz estiró la mano hacia Faldan y pensó entre llantos "porque no te quedas..." La respuesta vino a su cabeza: "porque no son como yo..."