El Hotel de los Asesinos de Nueva York
Hace mucho tiempo, en el corazón de Nueva York, existía un hotel muy viejo y oscuro llamado *Hotel Dreadmore*. Era un edificio extraño, con las paredes grises y las ventanas rotas, que nadie quería mirar demasiado. Los habitantes de la ciudad hablaban de él en susurros, como si temieran que al mencionarlo, algo malo pudiera suceder.
Se decía que este hotel había sido construido sobre un cementerio antiguo, y no uno cualquiera, sino uno de los nativos americanos que vivieron en esa tierra mucho antes de que los colonos llegaran. Y si bien eso ya era aterrador, lo más espantoso de todo estaba dentro de sus paredes.
Todo comenzó en los años 20, cuando un extraño huésped se registró en el *Hotel Dreadmore*. Se hacía llamar "El Doctor". Nadie sabía quién era realmente, pero su mirada era profunda, como si pudiera ver dentro de las personas. Sus ojos eran tan oscuros como la noche, y su voz tenía un tono que helaba la sangre. Nadie lo vio salir de su habitación, y aunque los empleados decían que nunca le gustaba conversar, de alguna manera parecía saber todo sobre los demás.
A los pocos días de su llegada, empezaron a ocurrir cosas extrañas. Personas que se hospedaban en el hotel empezaron a desaparecer, una tras otra, sin dejar rastro. Nadie sabía qué estaba pasando, pero algunos empezaron a decir que la culpa era del Doctor. Se rumoraba que, de alguna manera, él tenía el poder de controlar las mentes de las personas. Les susurraba cosas oscuras mientras dormían, y, sin que ellos lo supieran, los hacía hacer cosas muy malas.
Una noche, un joven periodista llamado Samuel, que estaba muy curioso y decidido a descubrir la verdad, decidió quedarse en el hotel para investigar. Cuando llegó, vio que el lugar estaba sombrío, casi como si las paredes estuvieran vivas y respiraran. Los pasillos parecían interminables, y había algo en el aire que hacía que te costara respirar.
Samuel fue directo a la habitación del Doctor, que estaba en el sexto piso, un lugar donde nadie solía ir. Cuando entró, vio algo que no esperaba: un espejo antiguo, muy grande, que reflejaba la habitación. Pero lo que vio en ese espejo le heló la sangre: **él no estaba solo en la habitación**. En el reflejo, podía ver su propio rostro sonriendo, pero él no sonreía. Era como si alguien más lo estuviera mirando desde el espejo, un reflejo que no pertenecía a él.
De repente, escuchó una risa suave detrás de él, y al girarse, vio al Doctor. Su rostro estaba serio, pero sus ojos brillaban de una manera extraña, como si estuviera disfrutando del miedo de Samuel. "Has venido a verme", dijo el Doctor, "pero ya es demasiado tarde. Ahora, tú también eres parte de mi obra".
Samuel intentó huir, pero el hotel parecía haberse convertido en un laberinto. Las puertas se cerraban solas, los pasillos cambiaban de dirección, y los ecos de gritos le llegaban de todos lados. El joven ya no sabía si estaba soñando o si todo era real, pero sentía que algo terrible lo atrapaba, algo que no podía entender.
Esa misma noche, Samuel desapareció. Nadie volvió a saber de él, y el hotel fue cerrado poco después. La gente empezó a contar historias extrañas sobre el lugar, y se decía que el *Hotel Dreadmore* nunca realmente desapareció. Que, a veces, cuando las noches eran muy oscuras y frías, si alguien miraba con atención, podía ver sombras moviéndose dentro del edificio, o incluso escuchar risas suaves y escalofriantes.
Hoy, el *Hotel Dreadmore* sigue allí, olvidado, con las puertas cerradas. Pero aquellos que se atreven a acercarse, dicen que algo los observa desde dentro, esperando que alguien más se acerque, alguien curioso, como Samuel.
Y aunque muchos ya no hablan de él, los niños de Nueva York aún se cuentan la historia en voz baja, especialmente cuando cae la noche. Porque en el fondo, todos saben que hay lugares donde la oscuridad nunca se apaga, y el *Hotel Dreadmore* es uno de esos lugares...
Serias de los valientes que se adentran a este hotel, aún cuando puede que seas una víctima más de lo que ocultan aquellas paredes viejas?.