En mi historia no hay destinados, inmediatamente se marca a alguien ese será tu destinado hasta que uno de los dos muera.
.
.
.
(Narra Richard)
Me desperté tres días después de lo que pasó, estaba confundido no podía creer queme había acostado con mi padre, no se que hacer ¿cómo voy a mirarlo a los ojos?
Al despertar mi cabeza de inundó de preguntas que me ponían nervioso, un poco angustiado me levanté de la cama y me mire al espejo que está frente a ella.
Mi cuerpo estaba lleno de chupetones y mordidas por todos lados ¿Cómo se supone que saldré asi?
Richard- Creo que no tendré que ir hoy al trabajo de medio tiempo.
me levanté de la cama un poco adolorido pero un fuerte dolor recorrió mi espalda y cadera haciendo que caiga en el suelo de manera ruidosa.
.....
El sonido de un fuerte golpe me alarmó, deje el café sobre la mesa y corrí hacia la habitación de Richard.
Al abrir la puerta pude ver como Richard estaba sentado en el suelo, sollosando pero a la vez visiblemente molesto, al acercarme a el para ayudarlo me apartó e intentó levantarte por si mismo haciendo que volviera a caer pero afortunadamente cayó sobre la cama.
Richard- ¡ME VIOLASTE! *grité, sollozando*
Josep- ¡D-de verdad lo siento!
Richard- ¡E-esto fue un error! ¡NUNCA PASÓ!
Richard- Tu seguirás con la zorra esa y yo viviré como si nada pasó entiendes *mira a los ojos a Josep*
Josep- N-no has visto tu cuello ¿Cierto?
(Narra Richard)
—No puede ser... —susurré, tocando mi nuca—. M-me marcaste...
Las lágrimas me nublaron la vista. Me temblaban las manos, el pecho me dolía como si me estuvieran arrancando el alma.
—No puedo deshacerlo —murmuró Josep, su voz rota—. Lo siento tanto, Richard...
Lo miré con el corazón hecho pedazos. La imagen del hombre que admiraba, que amaba en silencio desde que tengo memoria, se rompía ante mí. No podía entender cómo llegamos hasta esto.
—¡Sal de mi habitación! —grité con rabia, sintiendo que si me quedaba un segundo más cerca de él, iba a desmoronarme por completo.
Josep dudó, pero terminó saliendo. Cerró la puerta con cuidado.
Me dejé caer al suelo, hundido. Apreté los dientes, me abracé a mí mismo. Lloré hasta quedarme sin lágrimas. Me sentía sucio. Me sentía roto.
Pero en lo más profundo de mí… algo también se sentía vivo.
¿Por qué me dolía tanto si lo había deseado durante tanto tiempo?
---
Los días pasaron lentos. Me encerré en mi cuarto, evité todo contacto. Mi cuerpo aún dolía. Pero lo que más me dolía era el vacío.
Josep no intentó entrar más. Lo escuchaba caminar por la casa, a veces lo oía llorar en la sala por las noches. Me quería odiar por desear consolarlo.
Un día, no aguanté más. Salí en silencio, y lo encontré en la cocina, tomando café solo, con los ojos rojos.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunté desde la entrada.
Me miró como si estuviera viendo un fantasma. Tragó saliva, sus manos temblaron sobre la taza.
—No quería hacerlo. Pero cuando te vi… olías tan fuerte, tan bien. Estabas en celo y no había nadie más. Algo dentro de mí simplemente... se rompió.
—¿Y la zorra esa? —le pregunté con odio.
—Se fue —dijo él, sin mirarme—. Cuando se enteró que te marqué, me tiró todo en la cara y se largó.
Guardé silencio.
—¿Y tú? —me preguntó, en voz baja—. ¿Realmente me odias?
Tragué saliva. Me acerqué despacio.
—No te odio. Pero tengo miedo. Me confundes. Me duele esto, Josep. ¡Eres mi padre!
Él asintió, bajando la cabeza.
—Pero también eres mi omega. Y ahora... no hay vuelta atrás. Te marqué. Y si tú mueres, yo muero contigo. Si alguien más te toca, me volveré loco.
Me estremecí.
—¿Y si intento alejarme?
—Te seguiré. Hasta el fin del mundo si hace falta.
Nos quedamos en silencio. El nudo en mi garganta era tan fuerte que me costaba respirar. Pero en el fondo… algo de todo eso me daba paz.
Siempre había querido que me dijera eso. Aunque fuera un maldito error.
---
Esa noche, no dormí en mi habitación.
Entré a la suya.
Josep me miró sorprendido desde la cama.
—No vengo a reclamar nada —dije—. Solo… no quiero estar solo esta noche.
Se corrió un poco y me dejó espacio. Me acosté junto a él, de espaldas. Pero su brazo me rodeó por la cintura.
No dije nada. No protesté.
Cerré los ojos y me dejé arrullar por su respiración.
---
Pasaron varios días así. Compartiendo la cama. A veces hablábamos. A veces solo dormíamos abrazados. Hasta que una madrugada, sin decir nada, me giré y lo besé.
Él se detuvo un segundo, dudó. Pero luego me besó de vuelta. Con ternura. Con deseo. Con un amor contenido que por fin se soltaba.
No hubo prisa. Me acarició como si yo fuera un tesoro. Me besó cada parte del cuerpo con devoción. Y cuando por fin me tomó, lloré.
No de dolor.
De alivio.
De amor.
—Te amo, Richard —me susurró al oído—. Siempre lo he hecho.
Y lo creí.
Porque yo también lo amaba.
---
Poco después, decidimos irnos.
Vendió la casa. Renunciamos a todo. Nos mudamos a otra ciudad donde nadie supiera quiénes éramos. Donde podríamos empezar de nuevo.
Nuestro departamento era pequeño, pero estaba lleno de luz. Nos despertábamos juntos cada día. Cocinábamos juntos. Reíamos. Hacíamos el amor como si el mundo se acabara cada noche.
No necesitábamos explicaciones. No necesitábamos aprobación.
Solo a nosotros.
---
Una tarde, en la playa, mientras mirábamos el atardecer, Josep me abrazó por detrás y dijo:
—¿Sabes qué me hubiera gustado?
—¿Qué?
—Haberte amado así desde el principio. Sin miedo. Sin culpa.
Me giré y le tomé el rostro entre mis manos.
—No importa, papá. Lo hacemos ahora. Y eso basta.
Nos besamos. El mar rugía frente a nosotros. El viento nos envolvía. Y su olor, su calor, su amor, me decían que estábamos en casa.
Aunque fuera el lugar más prohibido del mundo.
(Autora) ya no habrá más partes de "El amor de mi vida", pero, quiero que sepan que realmente me alegra que puedan disfrutar de este corto, jaja, así que disfruten la creación donde puse mi corazón ❤ y alma en mis manos. Jsjsjs.