—Antonella, yo te amo...
—En serio, amor, qué lindo. Yo también. Gracias por estar conmigo siempre y demostrar tu afecto.
Mucho cuidado con lo que expresas. No sea que caigas en el juego del narcisista. Sin darse cuenta, Antonella estaba alimentando un ego día a día que hacía sentir tan seguro a Joel que ya no se esmeraba por sorprenderla o enamorarla como al principio. Ya no se esforzaba, pues estaba seguro de que la tenía a su disposición siempre que quisiera.
Y en efecto, era verdad. Pero la razón de Antonella la llevó a darse cuenta de que él no la quería. Sin embargo, el corazón de ella le gritaba que necesitaba estar con él. Su dependencia emocional era tan fuerte que estaba dispuesta a darle otra oportunidad.
Decidida, se alejó. Ya no le expresaba su afecto, no lo elogiaba y dejó de ser detallista con Joel. Se alejó por completo de él. Pero el ego de Joel se fue al piso. Él necesitaba esos elogios y esos cumplidos para que su ego no se cayera. Entonces, volvió a conquistar a Antonella como si fuera la primera vez: era detallista, atento y muy especial con ella.
Pero no todo es color de rosas. Antonella volvió con Joel, y una vez que él la tuvo de nuevo como su trofeo, se repitió la misma historia.
El narcisista no va a querer nunca que te vayas, pero tampoco va a querer comprometerse contigo. Él solamente te ofrece migajas para captar tu atención cuando ve que te estás alejando.
María Ángel Villamizar Bohórquez ☘️