Un día como cualquier otro yo salía de clase para ir al patio. El instituto es complicado, no por las materias, las cuales se me hacían demasiado fáciles, si no porque los estudiantes populares eran un incordio total, se creen superiores por algo que ni siquiera importa de verdad.
Yo odiaba a los populares. Los odiaba, en pasado.
Todo era normal, hasta ese mismo día, que de la nada una de las chicas más populares se me acercó a hablar, como quien no quiere la cosa.
—Hola, ¿te gustaría comer conmigo hoy? —me pregunta con una facilidad envidiable— hoy mi grupo no ha venido a clase, y me has llamado la atención.
—No gracias, tengo que estudiar —contesto para intentar salir de la conversación.
—¿Por lo menos me das tu número? —pregunta.
¿Qué rayos les pasa a los populares? ¿Acaso no ven que no pueden parar a alguien que no conocen por el pasillo y preguntarle su número?
—…
Hace un gesto con la mano para invitarme a hablar.
—Gracias, pero no.
—¿Porqué no?
—…
Escribo mi número en una hoja arrancada de mi libreta y se lo doy, si se calla yo contenta.
—Te llamaré —y se va corriendo.
Llegué a mi casa como cualquier otro día, hice todo lo que tenía que hacer y me acomodé en mi cama con mi portátil para conectarme a un videojuego.
Es lo que iba a hacer, hasta que me llegó una llamada de un número desconocido. Pensaba colgar y seguir con lo que estaba haciendo, pero entonces recuerdo lo que pasó esta mañana… y contesto.
📲 ¡Hola!
Esa voz de nuevo.
📲 ¿Recuerdas que te dije que te llamaría? ¡Pues aquí me tienes!
Ojalá no le hubiera dado mi número personal.
📲 ¿Estás ahí?
—Si, estoy aquí.
Pasaron los meses, y esa chica no me dejaba en paz.
Pensaba que me dejaría, pero no fue así. Con el tiempo descubrí que la había juzgado mal, nunca me dejó plantada o me mintió… era una buena persona.
¿Pensabas que esta historia iba a tratar de como cambiaba y me convertía poco a poco en lo que más odiaba? Si la respuesta es si, te has equivocado.
Esta historia trata de como dejé de odiar a los populares y me di cuenta de que no eran tan malos…
MENTIRA, AÚN LOS ODIO, NO TE EQUIVOQUES. A LA ÚNICA QUE HE DEJADO DE ODIAR ES A MI MEJOR AMIGA.