Secretos De Una Poción

Al dia siguiente el duque se levanto temprano, reviso unos informes y dio un par de ordenes antes del desayuno, cuando noto que Ursula no habia bajado penso que seguia dormida, despues de todo se habia quedado trabajando hasta muy tarde, asi que le dijo a los sirvientes que no la molestaran, que la dejaran descansar todo lo que quisiera

pasaron las horas, el sol ya estaba alto y el reloj marcaba casi el mediodia cuando uno de los guardias llego algo nervioso a buscarlo, charles lo miro confundido

Duque: que pasa?

—mi señor… la señorita Rackman no esta en su habitacion —respondio el hombre— una de las doncellas dice que la vio salir al amanecer con una bolsa llena de frascos y un cuaderno

charles se quedo inmovil unos segundos, pestañeando como si no hubiera entendido bien

Duque: salio? al amanecer? sola?

—si señor, al parecer fue hacia el pueblo, dijo algo sobre los niños enfermos

el duque se paso una mano por el rostro conteniendo una mezcla de sorpresa y preocupacion, respiro hondo y solto un suspiro resignado

Duque: por supuesto que lo hizo... no puede quedarse quieta ni medio dia

Charles pidio que ensillaran su caballo y salio de la mansion con un grupo reducido, siguiendo el camino que bajaba hacia el pueblo, el viento traia el olor de la tierra humeda y de las flores del bosque, y el duque pensaba en aquella mujer que habia conocido hacia apenas unos dias pero que ya lo traia completamente desconcertado

cuando llegaron a la plaza la escena lo dejo sin palabras, Ursula estaba rodeada de niños, arrodillada en el suelo, examinando con calma las manos y los ojos de uno de ellos mientras tomaba notas en su cuaderno, el cabello recogido de cualquier forma y el rostro iluminado por el sol

Ursula: ves? no era el polen lo que los irrita... es una reaccion a la resina de las plantas, no al polen

el duque se quedo mirandola en silencio, con una mezcla de admiracion y exasperación

- al parecer la señorita hace lo que quiere

Duque: si... pero al parecer, tambien siempre tiene razon

Ursula termino de revisar a los niños y saco de su bolso tres pequeñas pulseras que llevaba envueltas en un trozo de tela, eran sencillas pero con detalles diferentes, una tenia un hilo verde entretejido con plata, otra llevaba diminutos pétalos secos en su interior, y la ultima brillaba apenas cuando le daba el sol

los niños la miraban con curiosidad mientras ella se las colocaba una a una en las muñecas, con la misma delicadeza que una madre acomodando un abrigo

Ursula: estas pulseras no los van a curar todavía.. pero van a ayudarme a entender que les pasa, cada una reaccionara distinto al aire, al sol y al polen... necesito que no se las saquen

los pequeños asintieron emocionados, fascinados con el brillo débil de las pulseras, y corrieron a mostrarlas a sus madres

el duque observaba todo desde unos metros, con los brazos cruzados, intentando no interrumpirla. no necesitaba preguntarle nada para entenderlo.. ella ya estaba buscando una solucion.

se acerco despacio cuando ella termino, y la encontro anotando algo en su cuaderno, con una expresión concentrada

Duque: asi que ya empezaste a experimentar.. ni siquiera me diste tiempo de organizar a los doctores

Ursula: necesito tiempo y mis frascos... si mis calculos son correctos, mañana sabre cual es la verdadera causa..

charles la miro unos segundos en silencio, admirado por la determinacion que brillaba en sus ojos

Duque: usted no pierde el tiempo, señorita Rackman

Duque: ni pienso hacerlo.. los niños tampoco tienen tiempo que perder

el duque se quedo unos momentos observando como Ursula terminaba de guardar sus cosas, parecia tan concentrada en anotar detalles que por un instante dudo si siquiera lo habia escuchado respirar, asi que se acerco un poco mas y con una sonrisa amable dijo

Duque: creo que ya es hora de almorzar, señorita Rackman, no ha probado bocado desde ayer

ella levanto la vista, sorprendida, y por un segundo el duque penso que lo iba a rechazar, como siempre hacia cuando estaba ocupada, pero para su sorpresa ella asintio enseguida

Ursula: si, me muero de hambre.. si seguimos aqui voy a terminar desmayada

Duque: entonces acompáñeme, he visto una taberna que sirve buena comida local

caminaron juntos hasta el pequeño local del pueblo, los aldeanos los miraban con curiosidad, algunos saludaban al duque con respeto y otros se quedaban observando a la extraña y hermosa joven que caminaba junto a él con paso firme y desordenado cabello

se sentaron cerca de una ventana y cuando el mesero se acerco, Ursula no espero que el duque hablara

Ursula: tráeme lo que tengas más rápido.. mientras tenga pan

Duque: parece que la comida es el único tema en el que no discute conmigo

Ursula: cuando tengo hambre no discuto, muerdo

Charles la miro con esa mezcla de sorpresa y fascinacion que ya empezaba a conocer, mientras pensaba que, tal vez, las comidas serian el unico espacio donde podria compartir con ella sin que lo corriera o lo ignorara por completo.

cuando el duque vio que Ursula comia tranquila, casi feliz, con las mejillas algo sonrosadas y sin preocuparse en lo mas minimo por la etiqueta, se animo a preguntarle algo que le rondaba la cabeza desde el primer dia

Duque: puedo hacerle una pregunta sin que me lance un frasco?

Ursula: depende de la pregunta

Duque: por que me odió antes de conocerme?

Ursula: oh, eso.. porque pense que era otro de esos hombres elegantes, bien peinados y con demasiada colonia, que solo buscan cortejar a la “chica rara” del pueblo

Duque: asi que me juzgo solo por mi apariencia

Ursula: no, tambien por su forma de hablar.. es demasiado correcto, demasiado educado, de esos que creen que las mujeres solo sirven para sonreir y hacer bordados

Duque: vaya reputacion la que tengo en su mente, señorita Rackman

Ursula: no se preocupe.. ya me di cuenta que no es de esos... o al menos, no del todo

Duque: no del todo?

Ursula: aun falta verlo trabajar con las manos llenas de tierra y resina, entonces le dire si puede ganarse mi confianza

el duque la observo unos segundos mas, y aunque ella no lo miraba, noto algo distinto en su tono, una sinceridad escondida bajo esa irreverencia suya, y penso que tal vez esa era la primera vez que hablaban sin guerra de por medio.