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Noah me llevó hasta su casa.

—«¿Por qué me traes a tu casa?», pregunté furiosa.

—«Quiero que te cases conmigo; solo será una relación de contrato por un año», respondió Noah con un rostro frío.

—«¡Noah! ¿Qué beneficios obtendré?».

—«Elena, prometo darte acciones en mi compañía y te daré 300 millones».

—«300 millones y acciones, trato hecho. Mi condición es que no intervengas en mi negocio, trabajare en tu compañía y en mi negocio. Como sabes, soy diseñadora y tengo mi equipo; nunca he trabajado con una compañía fija, nunca he querido crear mi propia compañía porque me gusta mi libertad».

Noah buscó un contrato y ambos firmamos.

Noah buscó un anillo y me lo colocó en el dedo.

—«Elena, ¿me aceptas como tu esposo?».

—«Acepto ser tu esposa, Noah».

Un juez amigo de Noah hizo el papeleo; ahora soy la señora Díaz.

Mi teléfono recibió un mensaje de Eliézer.

—«Elena, soy Eliézer. Investigé tu nuevo número; el pequeño Eli desea verte. Ven a mi casa, por favor».

Eliézer pasó todo el día esperando mi respuesta.

—«Eliézer, no tengo interés en ti ni en tu hijo. Ya no tengo nada que ver contigo; es mejor que le expliques a tu hijo que no soy su madre. Lo siento, pero ese pequeño es tu responsabilidad, no mía. Esa Elena que amaba a ese niño como suyo no existe; Sofía es su nueva mamá. No tengo nada que ver con ustedes. No me molestes, estoy casada con otro hombre. Vive feliz con Sofía».Esa fue mi respuesta definitiva para Eliézer.

Eliézer vio el mensaje y sintió un fuerte dolor en el pecho.

-«Ella no desea verme; ella, que se arrastraba por mí, está con otro. No puedo permitir que ella esté con otro; ella me ama, seguro está bromeando». Estos fueron los pensamientos de Eliézer, quien está reacio a aceptar que ya no lo quiero.

Sofía entró a llevarle un poco de té, pero Eliézer no le prestó atención.

—«¿Ya no me amas? No me das flores, no me llamas; eres muy indiferente conmigo», dijo Sofía entre lágrimas.

—«Lo ves, eso es lo que odio de ti; lloras por todo, eres una mujer adulta, deja de llorar como una niña», respondió Eliézer, lleno de furia.

Noah llamó para que trajeran mis cosas.

—«Somos esposos, pero nunca te daré mi corazón; mi corazón le pertenece a Sofía», exclamó Noah con firmeza.

—«Noah, no te preocupes; a mí no me importas. Las mujeres ya no estamos en sentimientos; solo queremos facturar; solo quiero tu dinero, no necesito amor», respondí con frialdad. Noah quedó sorprendido con mi respuesta.

Noah se fue a refrescarse a la piscina.

Noah se metió en la piscina para refrescarse; su cuerpo parecía tallado por los dioses.

Noah

Decidí que también me bañaría en la piscina; me cambié y me puse un traje de baño sexy.

Elena:

Noah me observó fijamente, resbalé, pero Noah me sostuvo; él cayó encima de mí y, sin querer, agarré su entrepierna.

— «Noah, creo que agarré una serpiente, tengo miedo», grité asustada; mi debilidad son las serpientes.

Noah estaba rojo, parecía que su cuerpo ardía.

— «Eres una mujer muy lasciva, estás agarrando mi amigo; no me culpes por ser atrevido», dijo Noah, excitado.

Noah me besó; su beso fue profundo y ardiente, le di una bofetada.

— «Basta, agarré tu amigo por error; las cosas quedaron claras entre ambos, no cruces la línea; entre nosotros no hay ni habrá amor», le recordé a Noah, nuestro contrato.

Noah se disculpó:

— «Perdón, no volverá a pasar. Soy hombre y me lo agarraste; es normal que tenga deseo sexual. Disculpa, iré al baño un momento».

El pequeño Eli pidió verme:

— «Papi, trae a Elena; ella me cocinaba rico, quiero comer de su comida», gritó el pequeño Eli en medio de un berrinche.

Sofía está sola en su habitación, Eliézer no la toca.

— «Si Eliézer no me toca, iré por Noah; él me ama y daría todo por mí».