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EN OTRO TIEMPO 2: El Regreso De Ana

EN OTRO TIEMPO 2: El Regreso De Ana

Status: Terminada
Genre:Malentendidos / Reencuentro / Dejar escapar al amor / Amor-odio / Viaje a un mundo de fantasía / Viaje a un juego / Completas
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Cecilia Ruiz Diaz

En el 2010, dos años después de su receso a su tiempo, Anastasia, lleva una vida muy tranquila. De su casa a la universidad, en dónde daba clases, y de ahí de regreso.
todo se moviliza cuando recibe un sobre proveniente de florida, firmado por su hermana, en tiempo presente. Ana se siente un poco extraña con este hecho, sumado a un accidente, por el cual, vuelve a viajar, Pero está vez a 1989.

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capitulo 8: VAL Y SUS ABUELOS

Capitulo 8: VAL Y SUS ABUELOS.

Esa noche aprovecharon para cenar y pasar un buen momento.

Mientras Ralf hacía de niñero y tocaba el piano junto a Yoli, las hermanas charlaban, observándolos y tomando té.

Ana le contó la situación de su abuelo. Val se quedó pensativa un momento.

—Yo también quiero verlos —dijo al fin.

—¿Sí?

—Con lo de la abuela tenía más de veinte, pero al abuelo no lo veo desde los diez.

—Probablemente esté como lo recuerdes… Aunque, Val, no creo que sea conveniente.

—¿Por qué?

—La abuela te verá en un futuro y…

—No se acordará de mí.

Ana pensó en cómo podría hacer el trámite. Quizás su hermana tenía razón: no era justo que ella conviviera con sus abuelos y Val no.

Más tarde, Ralf las llevó de regreso al departamento. Cuando entraron, eran cerca de las diez de la noche. Todo estaba en silencio, salvo la luz de la cocina, donde la abuela tejía.

—¡Hola, mamá! —exclamó muy alegre Yoli.

—No llegaron tarde, eso me gusta —respondió la abuela con una sonrisa.

Ana le devolvió la sonrisa, aunque no sabía si ya estarían de regreso a la casa. Durante el viaje había imaginado mil maneras de explicarle a su tía lo que estaba pasando.

—Por supuesto, no puedo romper la confianza de quienes me rescataron —dijo Ana, saludando con un beso a la mujer.

La abuela le devolvió la mirada y, moviendo apenas los labios, le dijo: “Está todo bien”.

—¿Papá? —preguntó Yoli.

—Está descansando, hija. No olvides que hoy estuvo paseando —respondió—. Y de hecho, yo también debería ir a dormir.

La mujer tomo las águilas, las lanas y revistas de tejidos, para guardarlas en una bolsa

—Sí, ¿vamos? —propuso Yoli a Ana—. Yo también estoy cansada.

Ana asintió y, antes de marcharse, abrazó a su abuela. Fue un gesto impulsivo, pero sintió la necesidad de hacerlo.

A la mañana siguiente, domingo, su abuela estaba en la cocina amasando ñoquis. Ana la observaba apoyada sobre la mesa, sonriendo.

—Pareces mis nietas cuando me ven cocinar —comentó la mujer.

“Si supiera…”, pensó Ana.

—Es que me gusta mucho como lo hace.

—¿Querés ayudarme?

—¡Sí! Dígame qué hago.

—Tomá esos dos tenedores y pasá todos los ñoquis que vaya cortando. Van a ser muchos.

—Con más razón la ayudo.

Mientras Ana trabajaba, la abuela habló:

—Qué bueno que conseguiste el trabajo… No puedo creer que filmen la película acá.

—Sí… la historia es de unos bandoleros que huyen y se esconde en Argentina.

—No me digas, aún no la vi —rió la abuela.

Ana la imito.

—Van a grabar un poco acá y otro en el sur. El martes vamos a conocer una estancia, la locación exterior.

—Qué lindo. ¿Van a viajar todos los días?

—No, creo que solo cuando filmen al aire libre… —Ana dudó un momento y luego propuso—: ¿Por qué no vienen a conocerla el martes? Y de paso llevan a Yoli.

—Sería hermoso. En poco tiempo estoy viendo un buen cambio en mi hija, gracias a Dios. Pero mañana le hacen la quimio a Carlos y… no sé cómo saldrá.

Ana bajó la mirada. Había encontrado la excusa perfecta para que Val los viera, pero recordó lo de su abuelo.

—Si todo está bien, claro que iremos —dijo la abuela.

El martes siguiente viajaron a la estancia, a solo dos horas de la ciudad. Había una gran casona, pero lo que importaba era el campo y los animales, (Caballos, vacas, etc)@

Ana caminaba del brazo de su hermana para ayudarla.

—No sé por qué el médico me pide que camine, si ya no me puedo mover.

—No seas vaga, tenés todo el campo para hacerlo.

—Este va a salir odiándote… —bromeó Val.

De pronto, un Chevy se detuvo cerca.

—¿Quién es? —preguntó Val.

—Vos lo pediste…

Primero bajó su abuela. Val la reconoció enseguida. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero cuando vio descender a su abuelo, soltó un pequeño gemido.

—Val, tratá de controlarte… —susurró Ana.

La joven se secó los ojos y tragó saliva.

Ana los saludó cuando se acercaron con Yoli.

—¡Qué alegría verlos acá! —dijo, y presentó—: Es Val Green, la esposa del director.

—Un placer conocerlos —respondió Val rápidamente, abrazando a su abuela.

Ana abrió los ojos sorprendida.

—Es que les hablé tanto de ustedes que…

—Es como si los conociera —intervino Yoli.

—Pasen, pasen —dijo Val, guiándolos hacia unos sillones en el parque.

Cuando llegó Ralf, se lo presentó. Su abuelo enseguida entabló charla y se lo llevó al corral de los caballos.

Ana estaba entre las flores con su abuela, mientras Yoli jugaba con dos border collies. Miró hacia donde había dejado a su hermana… pero ya no estaba ¿Cómo podía ser? No podía ni moverse. Vio entonces que caminaba hacia el corral, con esfuerzo, para llegar hasta su abuelo.

Ana los observó con ternura, aunque también con preocupación. Val era impulsiva y estaba muy afectada. Decidió acercarse.

—¿Qué hacen? —preguntó, sonriendo pero con una mirada intensa a su hermana.

—Nada, apreciando este maravilloso animal —respondió el hombre.

—Es muy bonito.

—Todo acá es bonito. Será una buena película.

—¡Ojalá! —dijo Val con gracia.

—¿Le gusta el mate? —preguntó el abuelo.

—¡Me encanta!

—Le voy a regalar uno de cuando tenía la talabartería.

—Claro… era talabartero… —susurró Val.

Ana la escuchó.

—¿Qué? —preguntó él.

—No se vale —intervino Ana—. A mí me conoció antes y no me regaló ninguno.

—No seas celosa… Para vos también tengo uno.

—¿Por qué no vienen a casa el sábado? —dijo de pronto Val.

—Val… —intentó advertir Ana.

—No sé… el sábado es la fiesta del club.

—Entonces el domingo. Le va a encantar el parque… ojalá no haga frío.

El abuelo la miró, algo desconcertado.

—Val es como una hermana para mí y sabe todo lo que me han ayudado —aclaró Ana.

—¿Son como hermanas?… entonces sí.

—Trato hecho —dijo Val, estrechándole la mano.

Ana los miró, sabiendo que ese acuerdo podía ser tan peligroso como emocionante. Y que el domingo, tal vez, el pasado y el futuro volverían a chocar.

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Cecilia Lujan Ruiz Diaz
muchas gracias!!! ojalá hayas leído las dos partes!!! me emociona tu opinión 😍😍
Dana Gafe
Hermosa historia ... muy corta ... emocionante .
Cecilia Lujan Ruiz Diaz: hay dos partes, está es la segunda. muchas gracias!! 🙂 😘😘
total 1 replies
Dana Gafe
simplemente ¡fabulosa! está para una película o miniserie.
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