Unidos Por La Luna

Las palabras de Verónica llenan de gran tristeza a Williams, escondida atrás de las cortinas de la puerta que dan al jardín, Pamela escucha la conversación de Williams y Verónica.

Sus ojos brillan con astucia mientras procesa cada palabra que intercambian. Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar en su mente, y una sonrisa ladina se forma en sus labios.

Bien, si quieren mantener ese secreto, tendrán que aceptar mis condiciones, piensa mientras ajusta un mechón de su cabello con teatralidad. Su mente trabaja rápidamente, trazando un plan que le asegure el control total sobre la situación. Tendrán que aceptar a mi hijo como propio... incluso si eso significa sacrificar más de lo que están dispuestos. Will Will estas en mis manos, solo debo manejar bien esta información.

Mientras Williams finalmente entra al salón, Pamela entra atrás suyo. Sus ojos se encuentran con los de él, y por un momento, su expresión es un contraste perfecto de inocencia y malicia oculta. Con una sonrisa casi angelical, camina hacia él, sabiendo que el juego ha comenzado y que tiene la ventaja.

Pamela llega donde está Williams y toma su brazo, ese gesto lo hace tensarse ligeramente.

—Espero que podamos llevarnos bien, Will. Después de todo, ahora estaremos mucho tiempo juntos —dice con una dulzura ensayada, observando su reacción con detenimiento.

Williams la mira aún está tratando de procesar lo que está pasando, asiente con su cabeza, algo en ella no le agrada.

Mientras que Pamela piensa no hay prisa, primero ganaré su confianza, con gentileza camina con Williams al sillón y se sientan juntos.

Sus padres están satisfechos con esa reacción.

---- todo irá muy bien, --- dice Santiago

¿quién es Pamela Samler?

Pamela Samler no era una mujer común. Detrás de su apariencia impecable y su voz dulce se escondía una mente astuta y calculadora. Desde joven, había aprendido que la vida rara vez ofrecía lo que uno deseaba, y que, si quería algo, debía tomarlo por sí misma.

Había crecido en un entorno donde la manipulación y el control eran herramientas necesarias para sobrevivir. Su madre, una mujer igualmente ambiciosa, le enseñó que en el mundo de los poderosos, los sentimientos eran un lujo innecesario. "Los débiles aman; los fuertes consiguen lo que quieren", solía decirle. Pamela absorbió esa lección como una esponja.

Todo comenzó, cuando Pamela descubrió que estaba embarazada. El hombre que debería haber sido el padre de su hijo desapareció antes de que ella pudiera asegurar su posición con él.

Su padre le comunica el compromiso con Williams Santillana, ella conoce a esa familia es de las más prestigiosa dentro de la sociedad.

 En lugar de lamentarse, Pamela transformó la situación en una oportunidad. Decidió que, algún día, encontraría un lugar donde su hijo no solo estuviera seguro, sino que tuviera todo lo que necesitaba para prosperar.

En su mente Pamela, había planeado cada paso, tenía que deshacerse de ese tal Gastón, es el único obstáculo para poder hacer realidad su plan, si descubre su identidad podrá amenazar a Williams.

Todo lo que tengo que hacer es mantener mi fachada perfecta un poco más, pensaba Pamela. Y, cuando llegue el momento, mi hijo será reconocido como un Santillana y, yo habré ganado este juego.

La pequeña Susana observa desde la planta alta esa mujer no le agrada, ella decía que Gastón no le gustaba porque le quitaba la atención de su hermano mayor, pero esa mujer es mala, se puede sentir.

Williams levanta su mirada y puede ver a su pequeña traviesa, le da una sonrisa cálida a su hermanita, --- disculpen iré a ver a mi hermana, ---

Santiago mira a su hijo subir las escaleras frunce su seño, no le agrada ese desplante, pero lo dejará pasar por ahora, conoce a su hijo y siempre encuentra la manera de obligarlo hacer lo que él quiere. Conoce la debilidad de Williams, Susana, su hija menor era lo que más ama su hijo mayor.

Al llegar a la planta alta Williams, carga en brazos a Susana y van a su habitación.

---- hermano estás triste, --- dice Susana

---- no, es nada, vamos juguemos, --- dice Williams

---- no es divertido jugar si estás triste, ---- dice Susana

--- yo te voy a proteger de los malos, ---- dice Susana, cruzando sus pequeños brazos sobre su pecho

Williams sonríe al escuchar las ocurrencias de su hermana.

En la sala Santiago y Verónica se despiden de los Samler, una vez se van.

--- Verónica sabes perfectamente que esta boda se debe realizar, --- dice Santiago

--- lo sé, pero ya le hemos quitado mucho,--- respondió Verónica y se va a la cocina, la nana y su mejor amiga se encuentra.

¿quién es Santiago Santillana?

Santiago Santillana era el ejemplo vivo de los valores tradicionales. Hijo de una familia con profundas raíces en la aristocracia local, había sido criado bajo un estricto código de honor, respeto y deber. Su educación había sido rigurosa, y desde pequeño le inculcaron la idea de que la familia era la piedra angular de todo, y que las apariencias lo eran todo.

Como único heredero de los Santillana, su vida estuvo marcada por la presión de mantener intacto el legado de su apellido. Santiago creció consciente de las expectativas depositadas sobre él: ser un hombre íntegro, mantener las tradiciones familiares, y asegurar el bienestar de su linaje. Su matrimonio con la madre de Williams había sido una unión arreglada, más un pacto entre familias que una elección personal. Aunque carecía de pasión, la relación había cumplido su propósito: reforzar la posición de los Santillana en la sociedad.

Sin embargo, con los años, Santiago desarrolló un carácter rígido, casi implacable, que le dificultaba conectar con su esposa y, especialmente, con su hijo. Williams.

Su hija menor Susana es una niña de carácter fuerte, libre e indomable, la niña de seis años se había atrevido a retarlo en varias oportunidades, por defender a su hermano Williams.

A pesar de esto, Santiago continuaba siendo un hombre de principios inquebrantables. Creía firmemente en el deber sobre el deseo, en el sacrificio personal por el bien mayor. Por eso, cuando surgió la posibilidad de comprometer a Williams con Pamela Samler, Santiago vio una oportunidad perfecta para reforzar los lazos familiares y asegurar el futuro de su hijo.

Santiago ignoraba, o quizás se negaba a ver, las verdaderas intenciones de Pamela. Para él, la joven era una candidata ideal: elegante, educada y aparentemente comprometida con los mismos valores que los Santillana apreciaban. En su mente, esta unión no solo beneficiaría a ambas familias.

Su amistad con Diego y Lujan ha perdurado en el tiempo los conoció en la universidad y habían creado una gran amistad, que se vio más unida al hacer negocios juntos.