El Rey Arturo y su hermana de sangre, Neferet, compartieron un amor prohibido que dio origen a dos gemelas. Para ocultar su romance ilícito y evitar el castigo de sus padres, idearon un plan desesperado: Neferet se llevó a una de las niñas, mientras Arturo confió la otra a una madre adoptiva, una princesa de un reino lejano. Dieciocho años después, las gemelas han crecido en mundos separados, ignorando la existencia de la otra. Pero cuando el destino las cruza, una cadena de secretos, mentiras y traiciones sale a la luz. En El Reino de los Engaños, nada es lo que parece...
NovelToon tiene autorización de Gianna Viteri (gilover28) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 6
Rey Arturo
El ambiente se volvió demasiado tenso, debo admitirlo. Tener a mi hijo diciéndome que descubrió muchas cosas sobre mí me ponía nervioso. No se me ocurría que cosas podría conocer y cómo lo hizo, es que en verdad no tenía idea.
—No sé de que cosas me estás hablando en este instante, Milos...
—Eres un perfecto mentiroso —Escupió con furia— Un perfecto mentiroso sin duda, qué pena.
Respiré profundamente por unos pocos segundos para evitar darle un buen golpe. Mi furia aumentó cuando dijo:
—Me parece que has aprendido a ser un perfecto mentiroso debido a la experiencia. Guardas tantos secretos que ya eres un experto en ocultarlos.
—¡Lárgate! ¡Lárgate! ¡Lárgate! —Lo empujé contra la pared y él reaccionó de inmediato —¡No quiero verte cerca de mí por un buen tiempo!
—Tampoco deseo verte así que sería mejor que nos mantengamos alejados el uno del otro por un tiempo. Hay que evitar que peleemos aún más ¿No crees, padre? Ahora si me disculpas, iré a ver a nuestros invitados.
Lo vi irse a paso decidido. Suspiré y me di la vuelta para subir a una de las torres más altas del castillo a pesar que era consciente de que nuestros invitados estaban esperando por todos nosotros. Al llegar, uno de los señores del castillo mantenía algo en sus manos.
— ¿Qué es eso que tienes allí? —Cuestioné enarcando una ceja— A partir de hoy tendremos más cuidado con los asuntos secretos, mi hijo se hacen enterado de algo que no debía.
—La señora le ha enviado una carta de nuevo —Me extendió el pergamino y lo tomé.
Extendí el pergamino y leí:
Querido Arturo, te escribo esta carta para contarte que nuestra pequeña Irina ha tenido una actitud bastante extraña hoy. Por esa misma razón, les he pedido que te lleven esta carta al castillo de inmediato. No sé que le sucede a Irina, pero quiero que me ayudes a averiguarlo.
Espero contar con tu ayuda lo más pronto posible.
Cerré el pergamino y mis sospechas aumentaron más luego de leer lo que Neferer escribió. Si Irina y Sade se encontraban tan mal y actuaban de extraña manera al mismo tiempo: solo podía significar una cosa: Acaban de enterarse de la existencia de la otra y ahora no lo pueden creer.
— Quiero reunirme con Neferet lo más antes posible, no me importa cómo logres traerla al castillo o logres llevarme hasta ella. Sólo quiero hablar con ella en persona antes de que las cosas se salgan de control.
—No quiero sonar grosero ni nada señor, pero creo que las cosas ya se han salido de control desde hace unas horas.
—Necesito tener a mis hijos lejos para reunirme con ella...Tendré que planear algo eficiente...
—Permítame pensar detenidamente en un plan apropiado.
Asentí y me dirigí a la sala en donde se encontraban todos nuestros invitados. Sus miradas se dirigieron a mí apenas entré y me dieron una pequeña sonrisa.
— ¿De qué me he estado perdiendo? Disculpenme, tenía algo que solucionar.
—No se preocupe Arturo —El rey sonrió— Les decía a su familia que me agradaría invitarlos a mi castillo para que se queden un par de días allá y disfrutemos de varias actividades compartidos.
—Les agradezco por la agradable invitación. Mi familia podrá ir, yo no puedo pues necesito resolver unos cuántos problemitas.
—Qué pena que no puedas venir con nosotros , padre —Milos sonrió con sarcasmo y Sade lo observa con curiosidad. Lo único que esperaba era que él no le contara nada, aunque aquello fuese prácticamente imposible porque tenían una excelente relación de hermanos.
—Sí, es una pena. Ustedes disfruten mucho del reino —Les dije a mi familia— ¿Cuándo partirán a Enchanted Forest?
—Hoy mismo si es posible...Espero que ustedes también estén de acuerdo con eso.
—Claro que sí, nos entusiasma conocer su lindo reino —Ingrid le sonrió al rey y por un minuto sentí una pizca de celos. No es que estuviera enamorado de Ingrid en lo absoluto, no obstante ha sido mi esposa por dieciocho años y sería extraño no sentir nada.
—Pediré que preparen su equipaje entonces —Les sonreí a todos. Al menos al no tener a nadie en el castillo, podía hacer que Neferet e Irina entraran al reino con mucha tranquilidad.
Sade
Me adentré a mi habitación al tiempo que pensaba en la extraña actitud que Milos demostró para mi padre en frente de todos.
— ¿Por qué tuvo que actuar así? —Maldije.
—¡Sade! ¿Puedo entrar? —Escuché la voz de mi hermano menor del otro lado de la puerta.
— ¡Claro! —Le respondí.
Lo vi entrar con una expresión de preocupación y ira en su rostro. Lo invité a sentarse y le comentó:
— ¿Me explicas la razón de tu tonta actitud con nuestro padre? En realidad no logro entenderte —Negué—Me ha parecido estúpido, ojalá no te ofendas.
— Nuestro padre me ha amenazado de muerte si no le decía el por qué te estabas sintiendo tan mal —Soltó y abrí la boca con sorpresa— Me ha amenazado de muerte y ya no lo veré de la misma forma nunca.
— ¿Padre te ha amenazado de muerte? ¿El padre que nos ha criado? ¿Hablas de la misma persona?
—No miento, hermanita. Te juro por no propia vida que no miento.
Me sorprendí y negué con la cabeza en repetidas ocasiones. No creía que mi propio padre fuese capaz de hacer algo como eso, pero sí tenía que elegir alguien a quién debería escoger: sería Milos, siempre mi hermano.
—Decido creerte porque eres la persona en la que más confío en todo el planeta tierra —Sonreí y lo abracé—Ojalá no le hayas dicho la verdad.
—¿Piensas que se lo diría y que te traicionaría? —Se molestó.
—Ya sé que no eres capaz de algo como eso. La traición es tu peor enemigo, aquello ya lo sé —Lo volví a abrazar.
—Sospecho que hará algo inadecuado mientras nos vayamos al otro reino. Yo no quiero irme, sólo deseo descubrirlo con las manos en la masa. Eso es lo que quiero.
—Técnicamente es imposible hermano. Ya sabemos que hará algo prohibido.
—¿Y si alguno de los dos se queda en el castillo? —Propuso pensativo.
—No, claro que no. Si alguno de nosotros se queda en el castillo, él ya no hará absolutamente nada en realidad. Por ahora, dejémoslo hacer lo que desee, tal vez eso nos ayude a descubrir sus más grandes secretos.
Me senté a su lado con una sonrisa.
—Ha sido un día sorprendente, demasiado sorprendente. Hemos visto cosas que no teníamos que haber visto y ya dudamos de nuestra propia existencia.
A la mañana siguiente estábamos listos para partir al reino desconocido. Nos despedimos de mi padre en el comedor y en ese momento, salíamos por la puerta principal. Le sonreí a las personas que trabajan en nuestro castillo y tomé la mano de Milos para sentir un poco de tranquilidad. Me sentía mal por dejar que mi padre hiciese lo que quisiera, pero no lo evitaría de cualquier forma.
—Ya basta Sade —Susurró— Ya cálmate de una buena vez y piensa en algo mucho más importante. Solo déjame ser y punto.
Di la vuelta con lentitud y seguí a los reyes con cero expectativas para el viaje. Él haría muchas cosas de las que me gustaría ser consciente.