chicas no me maten, pero necesito publicarla o se me va a ir la idea
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capítulo 7
Esa noche, cuando Vivían y Vladímir llegaron al departamento de su hermano, tres hombres ya los esperaban allí.
Vladímir, quien rara vez mostraba emociones, frunció el ceño al ver cómo estos se abalanzaban sobre su hermana menor. Sin poder evitarlo, murmuró con fastidio:
—Oigan... Ni un día me dejaron a solas con ella.
—No molestes —respondió Alek mientras abrazaba a Vivían.
Pronto unos brazos más fuertes lo apartaron. Nikolai, con una sonrisa, la estrechó con fuerza.
—¿Hermanita, por qué demoraron tanto?
Le lanzó una mirada cargada de reproche a Vladímir, dispuesto a reclamarle por no haber ido directamente al departamento, como habían acordado. Sin embargo, fue su padre quien tomó la palabra primero.
—¿No dijimos que vendrían temprano?
Vladímir miró a su padre con una sonrisa relajada.
—Sí, pero hubo un cambio de planes.
Sergei extendió los brazos, y al ver la sonrisa de su hija, dejó que fuera ella quien se acercara. Vivían se acurrucó en su pecho, rodeada del bullicio cariñoso de su familia. Ver cómo se peleaban por su atención la hizo reír.
—No pasaron ni dos días... —dijo, mirándolos a todos con ternura—, y ya los extrañaba. Pero... ¿por qué vinieron tan pronto?
—No te dejaríamos enfrentar todo esto sola —aseguró Alek.
—Además, tenemos algunos asuntos aquí también —agregó Sergei—. No tienes por qué preocuparte, hija mía.
Vivían sonrió. Sabía que su padre le mentía, pero no lo dijo en voz alta. Le gustaba sentirse querida, protegida. Después de todo lo vivido, había aprendido el verdadero valor de una familia.
Más tarde, tras una cena ligera y una larga charla, Vivían fue a descansar. Vladímir condujo a sus hermanos y padre al estudio. Una vez a solas, soltó con seriedad:
—Hoy se encontró con ese tipo. Si no hubiera sido porque nuestros hombres estaban con ella... no sé qué habría pasado. Según Iván, él estaba muy alterado. Incluso intentó llevársela por la fuerza.
El ambiente se tornó tenso, cargado de silencio. Nadie hablaba; todos contenían su furia. Finalmente, Nikolai alzó la voz:
—Padre, si quiere, puedo encargarme de...
—No —interrumpió Sergei con firmeza—. Esto lo resolveré yo con ese hombre. ¿Cuándo es la reunión con L-Motors?
—Mañana por la tarde —respondió Alek. Luego sonrió con picardía—. ¿Planeas destruir su empresa?
—No, hijo. Algo mucho mejor. Pienso hacer que pague con creces cada año de sufrimiento que le hizo pasar a mi hija. Conozco a los de su clase: peces gordos que creen poder pisotear a los demás sin consecuencias. Esta vez eligió a la mujer equivocada.
Vladímir sonrió de lado.
—Una cosa más... la mujer.
—Ya me encargo de eso —intervino Nikolai, con frialdad—. Quiero ver su cara cuando descubra la joyita que es la mujer por la que dejó a mi hermana.
No se dijo nada más. Se despidieron y se fueron a descansar. Nadie volvería a lastimar a Vivían. No mientras ellos respiraran.
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**A la mañana siguiente, tras desayunar, cada uno se dirigió a sus responsabilidades. Vivían se preparó para ver a Mark.**
La noche anterior, su asistente le había confirmado que el señor Lauren había agendado la cita para primera hora.
Vestida de forma casual, bajó al vestíbulo donde sus guardias ya la esperaban. El trayecto fue breve. Al llegar al lujoso restaurante, lo vio sentado. Desvió la mirada. No podía negar que aún le parecía atractivo, pero no quería mostrar debilidad. Caminó con seguridad hasta su mesa, le extendió la mano y dijo:
—Buenos días, señor Lauren.
Mark tomó su mano, pero ella la retiró casi al instante. Se acomodó el cabello detrás de la oreja y se sentó, indicando que él hiciera lo mismo.
Mark la observó, sonrió de lado y comentó:
—Veo que al menos en eso no has cambiado. Antes de ir al grano... quiero que me digas: ¿dónde estuviste todos estos años?
Vivían se puso seria.
—En el extranjero. Acabo de regresar.
Mark frunció el ceño.
—¿Eso es todo? Llevo tres años buscándote y ¿solo vas a decir eso?
—No tengo nada más que agregar. No finjamos que te importé. Vamos al punto: quiero el divorcio.
Mark se tensó.
—¿Esto tiene que ver con el CEO de XRV-Motors?
Vivían sonrió con ironía.
—No. Tiene que ver conmigo. Nunca debí firmar esos papeles. Cuando me fui, lo hice porque tú no me amabas. Y yo... ya no te necesitaba.
Lo miró directo a los ojos, decidida a decir todo lo que había callado.
—Me di cuenta de que el cariño que te tenía se había extinguido hacía tiempo. Solo te veía como una vía de escape a mi tormento. Puede que no me creas, pero yo no era tan feliz como aparentaba. Dime, ¿quién podría serlo cuando la persona con la que se va a casar tiene una aventura con su verdugo, y su propia familia la trata peor que a una desconocida?
Mark quiso interrumpirla, pero Vivían levantó una mano.
—No me interrumpas. Esta vez hablaré yo. Me humillaste, me hiciste sentir que no valía nada. Me castigaste por alguien que, con unas lágrimas, se ganó tu simpatía. Olvidaste nuestra amistad en cuanto ella apareció. Nunca pensaste que yo también estaba sufriendo. Tú, que eras mi amigo...
Mark la observaba, sorprendido. Nunca la había escuchado hablar así. Era otra mujer.
—¿Dices que éramos amigos? ¡Fuiste tú quien insistió con el compromiso! Tus padres querían cancelarlo y tú te negaste porque querías un mejor apellido y la fortuna de los Lauren. Yo solo...
—¿Vas a seguir con eso? —lo interrumpió ella, ya sin paciencia—. Está claro que tenemos versiones muy distintas. Tú sigues creyendo que soy la villana de esta historia, pero ya no quiero seguir "arruinándote la vida". Así que firma los papeles y terminemos esto.
Mark apretó los labios.
—¿No me vas a escuchar?
—A diferencia tuya, yo sí estaba al tanto de todo lo que hacías. Reuní pruebas, por si te negabas a darme el divorcio. Podría incluso quedarme con la mitad de todo lo que tienes.
Él enfureció. Vivían sonrió, sin miedo.
—Si fuera esa mujer que tú dices, ya te habría destruido. Pero solo quiero mi libertad. Además, jamás dañaría al abuelo. Él fue el único que de verdad se preocupó por mí.
Sacó los documentos y los puso sobre la mesa.
—Firma, o iremos a juicio. Tú decides.
Mark los leyó, los firmó con rabia y se los devolvió. Luego se acercó a ella.
—Espero que seas feliz. Ya nada te limita. Pero no me busques más, porque...
—Tranquilo, señor Lauren —lo interrumpió ella con voz suave—. Solo lo busqué por esto. A partir de ahora, no lo conozco. Y si lo veo en un evento, prometo hacer como que no lo vi.
Se levantó e inclinó la cabeza.
—Le deseo felicidad.
Caminó hacia la salida. Apenas cruzó la puerta, siete hombres que parecían simples comensales se levantaron y la siguieron.
Dentro del restaurante, Sergei y Nikolai dieron una orden silenciosa a sus hombres: quedarse dentro. Por si acaso.
Es el famoso libre albedrío, del que todos ante una disyuntiva echamos manos ✋ y optamos por algo en entredicho 👍🏻🙌
Y tampoco ha habido acción 🤷 de él hacia Camila, para que descubran la joyita que es 🤨😵🤯