Anna Lía nunca tuvo suerte en el amor, su vida no fue lo que esperaba, pero con su hija la historia no se repite, sino que empeora. Será que nunca serán felices?
Es una novela acerca de la violencia de género y la desaparición forzada de personas.
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En charola de plata
Pasó una semana y no supe nada del trabajo, mis golpes estaban desapareciendo y me preparaba para regresar al colegio con Lorenza, total y nadie supo nada porque mi querida amiga solo justificó mu ausencia por enfermedad, nadie sospechara la verdad y podía ocupar mi mente en otra cosa. Pero mi verdugo no dejaría pasar las cosas así como si nada. El domingo Doña Chonis salió de compras y al volver se notaba preocupada. Ya por la noche me dijo que tenía que hablar conmigo muy seriamente. Me asuste pensando que podría saber la verdad y no sabía cómo reaccionar, pero siendo que ella se había portado tan bien conmigo no merecía que le dijera que no se metiera, estaba en un dilema y mi cabeza ideaba mil escenarios posibles. Sin salida me senté a platicar con ella a solas.
-Cuando salí de compras, me encontré a mi prima y me preguntó por ti. Está muy preocupada porque me platico que en la mercería el encargado dijo que había faltado mucho dinero justamente el día en que te asaltaron, que él supone que tu robaste ese dinero y fue lo que después te quitaron. Pero eso no exime la culpa del faltan te. Como tu hacías el corte y dijo que ese día en particular te dejó sola después de terminar para ir al baño, tuviste la oportunidad de tomar el dinero antes de salir y cerrar. Piensa que andas en malas compañías y que igual solo te golpearon para simular el robo. Están por dar parte a la policía para que te llamen a declarar. Por eso quería saber que tienes tú que decir. Necesito total sinceridad de tu parte. Necesito saber que clase de persona es la que tengo viviendo en mi casa. Me dijo tan tajante que se me revolvió el estómago y me solté a llorar. No podía creer que ese maldito volvía a usarme para robar ese dinero y culparme, me estaba jodiendo la vida de todas las formas que era posible, si no convencía a Doña Chonis de mi inocencia igual me podrías de patitas en la calle. No tenía ningún lugar a donde ir, estaba en shock y solo podía llorar como una loca.
-Estoy esperando una respuesta, necesito saber tu versión y quiero la verdad. Me dijo ya desesperada.
Yo no podía decirle la verdad, de ninguna manera. Pero si podía aferrarme a la historia que les dije en un principio y negar el robo. Finalmente traté de controlarme y contestar. Usted vio como me dejaron, yo fui asaltada y no se nada de lo que robaron en la mercería, usted cree que si hubiera robado no tendría el dinero aquí? Si quiere puede registrar inmediatamente mis pertenencias y si encuentra algo sospechoso o el dinero puede usted misma llamar a la policía. Pero le juro por mi padre, que es lo único qué tengo, que yo no robé nada. Este tiempo que tengo viviendo con ustedes ha hecho falta algo? Usted ha visto que tenga amistades aparte de Lorenza? Le juro que no es cierto lo que están diciendo, me están inculpando de algo que yo no hice.
-Tienes razón, me dijo, nunca he visto nada extraño en tu comportamiento, ni amigos, ni vicios, ni gastos fuera de lugar, pero todo coincide, hace dudar.
- Y usted cree que se fingir tan bien que estuve en cama por una semana. No me vio traumatizada todo ese tiempo?
-Yo te creo, dijo, pero por que tendría el encargado que inventar algo tan grave y echarte a ti la culpa? Por que no a otra persona, por que esta dispuesto a llamar a la policía para denunciarte. Que puede tener ese hombre en tu contra?
- No lo se, puede ser que solo aprovechó las circunstancias del asalto para inculparme o no lo se, aunque siempre me maltrataba más que a los demás, tal vez es que no le caigo bien, puede preguntarle a su prima para que vea que no exagero.
-Esta bien, pero entonces dejame hablar con ella para ver como siguen las cosas y como se puede solucionar, pero por si las dudas tu no sales a ningún lado, si avisan a la policía aquí no te van a encontrar.
Por lo tanto no volví al colegio. Estuve una semana más encerrada en la casa pero las noticias que nos trajo Chavelita la prima de Doña Chonis fueron un balde de agua para mi, el dueño de la mercería finalmente pondría una denuncia en mi contra contando con la declaración de Alfredo como testigo. Y tenía muy poco tiempo antes de que me apresaran pues en mi solicitud había dado la dirección de Doña Chonis.
Me tocaba regresar al pueblo con la cola entre las patas y enfrentarme a mi papá, como iba a explicarle que eche a perder la oportunidad que me dio de cambiar mi futuro solo por un maldito hombre al que no le importe un carajo, me partió el alma y me arruinó la vida. Aparte tenía que salir huyendo inmediatamente y no mirar atrás. Además de asustada me sentí culpable y avergonzada.
Alfredo aprovecho qué yo me puse en charola de plata, me uso a su antojo y además ganó un buen dinero. Después de denunciarme quedaba protegido pues cualquier cosa que yo dijera en su contra la tomarían como una venganza por acusarme ante las autoridades y nadie creería en mi palabra, porque al no denunciarlo yo inmediatamente no tenía pruebas y era la palabra de él contra la mía.