Es la vida de una joven que se casó sin amor por un compromiso de sus padres.
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Conociéndonos
Estoy con Tomás y Laura en la puerta de la empresa, Tomás como siempre me tiene abrazada, cuando llega Mauro el mano derecha del hombre que dice ser mi esposo y resulta que el vino a conocerme, no está nada mal es alto como de 1,90 de alto pelo castaño y ojos verdosos, con un tono de voz como dice mi hermana Virginia, baja pantaleta, Tomás le dijo que quería hablar con él, pero el muy decentemente le respondió que también quería hablar con la familia, pero primero tenía que hacerlo conmigo, salimos almorzar y llegando al restaurante me pide permiso y me toma por la mano como si me guiará para que no me pierda o como diciendo es mía no la veas, ja, ja,ja, me dio risa la situación, pero lo disimule para que no pensara que me burlaba de él, pero era la oportunidad que estaba esperando para aclarar muchas cosas sobre todo con respecto a Alberto Lanceaste, ese hombre no lo quiero ver nunca más en mi vida, pero la tarde nos tenía una sorpresa y no muy agradable al menos para mí. Llegamos y ya tenía una mesa reservada, alejada del centro casi a una esquina, me pidio disculpas por no poder estar el día de la boda, saco del bolsillo de su saco una cajita con tres anillos, me puso dos el de compromiso y el de la boda me extendió para que yo le pusiera su argolla de matrimonio, me extendió dos tarjetas de créditos, yo le dije que no era necesario que yo tenía mi propio dinero y me dijo que eso no tenía discusión que el era mi esposo y tenía que correr con mis gastos, se las acepté las guarde en mi chequera y me dije que cuando las necesitará se lo comunicaba, comimos y cuando estaban por servir el postre, llegó una mujer toda operada con voz de gata en celo queriendo abrazarlo y besar, la incomodidad en los ojos de Roberto no se hizo esperar de puso de pie y le dijo a la mujer que se retirará que estaba almorzando con su esposa, la mujer de quedó viendo y le dijo esto es encerio, de verdad te casaste, lo primero que la mujer buscó fue nuestros anillos en los dedos , se voltio y se fue toda un mar de rabia yo solo le dije jugando si sus ojos fueran de serpiente ya me hubiera envenenado, el se rió de mi ocurrencia, luego nos fuimos a la casa pero ahora me tomo por la cintura y me apego a el como para que no me escapara, saliendo nos tomaron varias fotos, salimos rápidos y nos montamos en el carro rumbo a casa, al llegar Luisa me preguntó que quería para la cena, yo solo le dije te toca sorprenderme con algo ligero, me volteo y le pregunto que quiere comer y me dice que lo mismo que yo, entonces le digo a Luisa vistes no somos exigentes ella solo rio y me dice ya veremos si dices lo mismo más adelante, en eso veo como Robert le dice que se calle que lo está haciendo quedar mal, yo solo me reí, ya me habían contado que es muy quisquilloso con la comida, pero no podía delatar a Luisa, era una buena mujer y me trataba muy bien, le pregunté si volvería a salir y me dijo que no que quería estar en casa hoy, entonces lo invite a bañarnos en la piscina, subí a mi cuarto a cambiarme para estar cómoda y bañarme un buen rato ya que desde que llegué no lo había hecho, cuando llegue a la piscina ya el me esperaba, cuando me quite la bata para meterme al agua, me preguntó que si yo usaba eso, le pregunté que tenía de malo y me dijo te lo pondrás cuando estés conmigo no lo usarás delante de nadie más, esas palabras me hicieron reír, solo le dije eres esclavista y me respondió a lo mío no lo toca ni lo ve nadie yo no tarde en responder y a lo mío si lo pueden tocar y besar otras mujeres, no entendí porque lo dije pero lo solté por lo que pasó en el restaurant con esa mujer.