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DESNUDA EN TU PIEL

DESNUDA EN TU PIEL

Status: Terminada
Genre:Romance / Posesivo / Mafia / Novia sustituta / Diferencia de edad / La mimada del jefe / Completas
Popularitas:335.6k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Beatriz. MY

A los 18 años, Aurora Conti, una joven rebelde, es forzada por su familia a casarse con el enigmático magnate Salvatore Romano, para saldar una deuda millonaria. Tras el rechazo de su hermanastra
Valeria, Aurora es ofrecida como sustituta, manipulada con la vida de su madre enferma. Golpeada por su padre y humillada por Valeria, jura sobrevivir al "Rey de Hielo", un hombre frío y temido cuya reputación oculta su verdadera naturaleza: un mafioso. Atrapada en un matrimonio marcado por la pasión y la obsesión, Aurora desafía a Salvatore mientras descubre los secretos oscuros detrás de su fachada de CEO, luchando por su independencia en un mundo de intriga y peligro.

¿Podrá Aurora mantener su espíritu rebeldefrente al control obsesivo de Salvatore?

¿Es el amor de Salvatore por Aurora una salvación o una trampa mortal?

NovelToon tiene autorización de Beatriz. MY para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 5

...¿...𝑈𝑁 𝐻𝐼𝐽𝑂...?...

...——— ☆ • ♧ • ♤ • ♧ • ☆ ———...

Estaba tan absorta en la diversión con las chicas en el grupo de chat que apenas percibí el suave golpecito en la puerta. No dejé de mirar mi móvil, pero levanté la vista con un poco de confusión y pregunté:

—¿Quién es?

—Salvatore —respondió desde el otro lado, con una voz grave y contenida.

De inmediato, me senté, aparté el teléfono y me dirigí hacia la puerta para abrir.

—¿Se te ofrece algo? —le pregunté, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de curiosidad.

—Ven conmigo a mi despacho —dijo, sin rodeos.

Esa afirmación... no sonaba en absoluto como una invitación. Me quedé quieta, con una ceja ligeramente arqueada, ya que no me gusta recibir órdenes, y mucho menos en ese tono tan autoritario. Él se dio cuenta de que no me movía y giró su cuerpo hacia mí, retrocediendo un par de pasos antes de detenerse y mirarme directamente a los ojos.

—¿Por favor...? —añadió, con un matiz que, aunque no ocultaba su autoridad, parecía intentar suavizar la situación.

Eso hizo que la tensión de la situación disminuyera. Cerré la puerta y lo seguí en silencio por el pasillo. Sus pasos eran lentos pero seguros, como si supiera cómo iba a ir la conversación. Cuando llegó, abrió la puerta del despacho y entró sin parar. Yo lo seguí. El lugar era elegante y sencillo, con un ligero aroma a cuero y madera. Él se sentó detrás del escritorio y yo me quedé de pie, mirándolo.

—¿Y bien? ¿De qué quieres hablar?

Me miró con seriedad, como ya sospechaba, pero esta vez había algo diferente. Era algo calculado.

—Primero —dijo— voy a aclarar algunas cosas y estableceré algunas reglas para que podamos llevarnos bien.

Asentí con una calma que sorprendía incluso a mi propio ser. Era lógico, al fin y al cabo: compartir la vida, y más aún estar casados, implicaba establecer acuerdos.

—La primera regla —comenzó él, con voz firme— es que estarás a mi lado en todos los eventos familiares y sociales. No importa si te resultan aburridos o incómodos, nuestra imagen como pareja es importante.

Volví a asentir, comprendiendo en el fondo que su afirmación tenía sentido.

—Está bien —respondí con serenidad.

—La segunda —prosiguió con un tono decidido— Yo me encargaré de todos tus gastos. Esto incluye tu manutención. Entiendo que desees trabajar y tener tu propio dinero, pero como mi esposa, no puedo permitir que te expongas a situaciones difíciles o incómodas. Por lo tanto, por ahora, no trabajarás.

A punto estaba de abrir la boca para protestar. Planeaba hacerlo con cortesía, por supuesto, pero no estaba dispuesta a quedarme sin voz. Sin embargo, él fue más rápido y me lo impidió.

—No me interrumpas todavía. Permíteme terminar primero —dijo, sin ser brusco, pero utilizando un tono que no dejaba lugar a discusión.— La tercera regla, y quizás la más crucial: lealtad, Aurora. No tolero los engaños. Mientras estemos casados, tanto tú como yo no podemos salir o coquetear con otras personas. ¿Está claro?

Fruncí los labios. No es que me incomodara exactamente lo que decía, pero la forma en que lo expresaba y la rigidez que reflejaba su rostro me hicieron sentir incómoda. ¿Era una muestra de desconfianza anticipada o simplemente una necesidad de control?

—De acuerdo —respondí al final.

—Y ¿Cuál es la cuarta regla? Si es que hay alguna más —pregunté, intrigada.

Él se reclinó en la silla, cruzando una pierna sobre la otra. Durante un breve instante, bajó la mirada al escritorio, como si estuviera eligiendo cuidadosamente las palabras que iba a pronunciar. Luego, levantó la vista nuevamente para encontrarme.

—Y por último —dijo, esbozando una sonrisa apenas perceptible en la comisura de sus labios— deberás darme un hijo.

El silencio invadió la habitación.

Mi corazón se detuvo por medio segundo. No fue tanto la frase en sí misma lo que me impactó, sino lo que no se dijo. Era la seguridad con la que lanzó la declaración, como si no se tratara de una propuesta, sino más bien de una cláusula previamente acordada.

No reaccioné de inmediato. Simplemente, lo miré, consciente de que, de todas las reglas que había planteado, esta fue la que realmente me tomó por sorpresa.

"¿Un hijo?"

Por un momento pensé que había oído mal. El aire entre nosotros se volvió pesado. Mis pensamientos estaban desordenados, buscando una razón que explicara lo que acababa de escuchar… pero no encontré nada. Lo miré, confundida, como si hubiera dicho algo increíblemente fuera de lugar.

—¿Es una broma, verdad? Porque si no... esto es, sinceramente, lo más loco que me han pedido en mi vida. Aparte de casarme contigo, claro —dije, mezclando incredulidad con un sarcasmo que solo aparece cuando no sé cómo reaccionar.

—No, no es una broma —respondió él con calma, como si hablara de algo súper natural para él—Eso es parte del acuerdo. ¿No te lo dijo tu padre?

Parte del acuerdo… esas palabras retumbaban en mi mente.

¿Decírmelo? Pues claro que no me lo dijo. Papá jamás mencionó ese pequeño detalle. O quizás nunca tuvo la intención de hacerlo.¡Por Dios! ¿Cómo pudo ser tan egoísta? Pero claro, ¿Cómo habría de decírmelo?, Lo único que le importaba era salirse de esa deuda, y dándome cuenta de esto imagino que ni siquiera le importa pensar en lo que harían conmigo aquí.

Sentí un nudo en la garganta, pero tragué.

—No —respondí finalmente, con un tono más cortante— No me contó sobre eso.

Salvatore asintió, sin mostrar remordimiento.

—Así es. Necesito un hijo, Aurora. Me gustaría, pero más que un deseo personal, es una necesidad —dijo con firmeza— Sin un hijo, todo lo que mi familia ha construido podría desaparecer. Y si puedo evitarlo, lo haré.

Me acerqué a él, llena de incredulidad y enojo.

—¿Realmente entiendes lo que me estás pidiendo? Esto es muy egoísta de tu parte. ¡No estoy lista para ser madre! Y mucho menos en estas circunstancias —le dije, mostrando mi molestia.

Él no se inmutó.

—No se trata solo de mí, Aurora. Es el legado de mi padre y de mi abuelo. Debes comprender lo que esto significa.

—Y tú debes entender que no soy tu incubadora personal —respondí, furiosa— No quiero ser madre. No ahora, y menos asi. Aún soy muy joven, ni siquiera he terminado mis estudios y me pides esto como si nada. Y además —agregué con una risa sarcástica—Ni siquiera hay sentimientos de por medio. ¿Qué esperas que diga? ¿“¡Oh, sí, qué emoción! Me encantaría tener un hijo contigo, Salvatore. ¡Es un gran plan!”?

Me crucé de brazos, esperando su reacción. Pero lo que hizo fue inesperado.

Sin previo aviso, giró su silla y me tomó del brazo, obligándome a sentarme en sus piernas, sin darme oportunidad de protestar.

—¡Suéltame! —grité, intentando incorporarme, pero él presionó suavemente en mi cintura, forzándome a quedarme.

—Primero que nada, señorita, tú a mí no me hablas de esa manera —dijo con su voz firme y autoritaria, —Segundo, soy tu esposo. Y como tu esposo, es natural que desee un hijo.

Una sonrisa ladeada apareció en sus labios. Esa expresión segura me hizo sentir un escalofrío.

—Además —continuó en un tono más suave—Nunca dije que sería ahora… A menos que tú lo quieras. En caso de ser así, no tendría problema en concedértelo.

Dicho esto, alzó una mano y sujetó suavemente mi mentón obligándome a mirarlo. Su cercanía me desarmó. Algo en su mirada ardía, y no supe si era deseo , poder o arrogancia. O simplemente todo junto. Mi cuerpo se tensó, pero esta vez no pude reaccionar como quería; me senti atrapada pero también vulnerable ante su mirada.

—E-eres un idiota —murmuré, sin poder mantenerle la mirada por mucho tiempo.

—Y tú una niña malcriada —replicó él — Pero me gustas así.

Intenté responder, decirle algo para contraatacar, pero antes de que pudiera hacerlo, me acercó más, eliminando cualquier espacio entre nosotros.

Y me besó.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendida por su audacia. Mis manos intentaron empujarlo, pero él sostuvo con más fuerza. El beso, al principio, fue unilateral y dominante. Sin embargo, no sé por qué, comenzando a ceder. No fue una decisión consciente, sino algo que surgió desde dentro, una parte de mí que no comprendía lo que sucedía, pero no quería detenerlo.

Mi corazón latía con fuerza. Su mano en mi cintura me anclaba, sus labios eran firmes, pero también cálidos, casi como si quisieran convencerme de algo sin palabras. Y, contra todo lo que pensé que haría... me dejé llevar.

1
Ana María Yusef Elldid
Me encantó, lo que sufrí autora pero al final fueron felices 😘😍❤️
bett Bio
buenq muy buena
Maria Del Carmen Quattrocchi
excelente
Karol Isaza
porque los hombres siempre piensan que las mujeres somos tan débiles que no podremos con la verdad del mundo que nos rodea
Bertha Guevara
muy buena tu historia escritora, felicidades
Luisa Maria Prada
Muy buena, lamentable es lo tardío de reponer los capítulos ya que se pierde la trama.
Adriana Flores
😍
Ana María Yusef Elldid
Segunda vez que lo leo porque al no tener actualización seguido había perdido el hilo, me encanta 🥰
nailet colina salas
excelente!!
Esmeralda Johner
muy linda historia me encanto felicidades autora.
Alejandra Revelante
me encantó autora te felicito sigue escribiendo asi y esperando tu próxima historia
Mary Ney
Que tenga 8na familia grande
Kim Nava
no me pareció el final de la madrastra esa lastimó la abuela y no recibió castigo
Kim Nava
pues si quieres tenerlos a salvo Ponte las pilas Salvatore 🙄🙄 y termina de una vez con todos solo a si estarán a salvo y pues contarle la verdad por que ella a medias la sabe
yeniffer del valle delgado
Me encanta ❤️
Liliana Torrecilla
Escritora porqué tardas en subir capítulos, desde el viernes qué no hay novedad????
Eret Lopez
LO que HACE EL DINERO ENVENENAR PERSONAS SIN NINGÚN REMORDIMIENTO
Eret Lopez
Salvatore TU ABUELA TU LA CONOCES TE ESTA DICIENDO que NO LA DEJEN SOLA 🤭
Elsa Riveró
más quiero más por favorrrrr
Mary Gonzlz
hay noo que aurora se recupere por que creo que esta embarazada 🤰 más capítulos siii
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