"UN AMOR PROHIBIDO QUE NO MUERE
Kostas conoce a Athina, la hijastra de su hermana, en una boda. Es amor a primera vista, pero la edad y la relación familiar lo convierten en un tabú.
Cinco años después, Athina es secuestrada y Kostas se convierte en su héroe. El amor sigue vivo, pero el pasado y los prejuicios amenazan con separarlos.
¿Podrán superar las barreras y luchar por su amor?
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Capítulo Seis
—Gracias por acompañarnos en este momento. —Mi papá le tenía mucho aprecio —le decía Frida a Kostas en el funeral de su padre, Mariano.
—Sí, Mariano fue un gran amigo, me enseñó del negocio y además me aconsejó mucho. —Kostas recordaba con nostalgia a su amigo.
—Sí. Mi papá, aunque cometió muchos errores, antes de morir quiso resarcir sus culpas. Y una de esas era buscar a su hijo; espero que Agustín sepa valorar todo lo que le dejó mi papá y haga crecer aún más su legado. —En ese momento se acerca Agustín a hablar con ellos.
—Sé que así será, se ve un joven decidido e inteligente —alcanza a decir Kostas antes de ser escuchado por Agustín, el cual lo saluda con un abrazo y también le agradece por su compañía en ese momento de dolor.
Así terminaron las honras fúnebres de Mariano Hidalgo en Dallas, y mientras Kostas se encontraba acompañando a la familia, Athina se preparaba para volver a Atenas. Su amiga Ivet le ayudaba a empacar todas sus pertenencias que tenía en su habitación del internado. Aunque aún le quedan unas semanas para terminar clases y recibir su grado. Sus notas son tan buenas que las directivas la exoneraron de asistir a las últimas clases hasta el día del grado.
Estaba eufórica de celebrar su cumpleaños número 18 con su familia y en especial con su tío Kostas.
—Ivet, ¿segura que no quieres ir conmigo a Atenas? —Athina insistía a su amiga que la acompañara.
—Sabes que no puedo. Ahora es cuando más trabajo tengo en el instituto. Las inscripciones para los nuevos alumnos están abiertas y no me van a dar permiso para ausentarme. —Ivet le explica a su amiga con tristeza: de verdad que desearía ir a Atenas, pero el deber está primero.
Athina salió de su habitación junto a Ivet, lista con su equipaje para esperar el auto que su papá había enviado para llevarla a Atenas. Sin embargo, se sorprendió al ver quién había ido por ella.
—¡Hermanita! —Constantin la saludó, pero aunque Athina le contestó el saludo con la misma efusividad, se sintió triste, pues deseaba que fuera por ella su tío Kostas. —Tu papá me pidió el favor de que viniera por ti. Ven, te ayudo con esas cajas y esas maletas.
Cuando Constantín iba a tomar el equipaje, alcanzó a ver a Ivet, que estaba parada a un lado de Athina.
—Hola, señorita, mucho gusto, mi nombre es Constantin, hermano hace dos meses de Athina. —Constantin se presentó al llamarle la atención la hermosa chica que acompañaba a Athina.
—El gusto es mío, caballero. Mi nombre es Ivet, amiga de Athina. —Ambos se presentaron ante la mirada divertida de Athina.
—Ya los iba a presentar, pero te adelantaste, hermanito. —Athina reía, mientras que Constantin miraba absorto, y una sonrojada Ivet no sabía hacia dónde mirar. —Constantin, Ivet es mi mejor amiga y es la recepcionista del instituto. Ivet, Constantin es mi hermanastro, estudia economía y trabaja con el tío Kostas. Ya hechas las respectivas presentaciones, ¿será que nos podemos ir?
Athina los sacó de su burbuja y se despidió de su amiga con un fuerte abrazo; también se despidió de los profesores y administradores que llegaron al lugar para despedirse de la alegre y entusiasta Athina. Ellos le tenían mucho aprecio; fue una alumna muy ejemplar.
Tres horas después llegaban a la mansión Silas. Allí ya la esperaba Alondra junto a su padre Athanassiau, el cual no había podido ir por ella por estar cuidando a su esposa que estaba cursando con un embarazo de alto riesgo por una amenaza de aborto. Por eso envío a Constantin, quien no dudó un segundo en ir por Athina y que ahora estaba feliz de haber aceptado hacer ese viaje de tres horas de ida y tres de regreso, pues está más que seguro de que será un recorrido que va a hacer muy pronto.
Athina los saludó muy efusivamente, así como siempre saluda, con la alegría que la caracteriza. Constantin le ayudó a subir su equipaje a su habitación y, después de los saludos y contarle a su padre cómo le fue en el viaje, se dirigió a su habitación para darse una ducha. Quedaron de reunirse más tarde para cenar.
Athina se instaló en su habitación, se dio un baño y bajó al comedor. Allí estaba su padre junto a Alondra en una silla de ruedas, pues no se puede esforzar mucho. Constantin dejó dicho que cenaría más tarde, pues estaba muy cansado por el viaje.
—Papá, ¿y el tío Kostas? —Fue lo primero que preguntó al llegar junto a él en el comedor.
—Princesa, el tío está en Estados Unidos desde hace un mes. Está haciendo una asesoría al heredero de una multinacional. Pero creo que se demora, pues su amigo, el padre del heredero, falleció ayer. —Le explica su padre.
Inmediatamente, Athina cambia su semblante. Está triste, pues lo que más deseaba era ver a su tío, y aún más al no volver a tener respuestas a sus mensajes o ser respondido por simples emojis que le hicieran ver que él vio sus mensajes y no se sintieran mal por no responderle.
—Un mes allá y ni una llamada me ha hecho, qué hermano más ingrato el que tengo. ¿Que lo tendrá tan entretenido? Espero que pronto supere su divorcio con Alicia y ya le tenga su reemplazo en Dallas. Ja, una mexicana por una norteamericana. —Alondra hizo ese comentario de manera inocente, sin imaginar la tormenta que ha desatado en Athina.
—Eso espero, Alondra. Mi amigo Kostas ha sido muy de buenas en los negocios, pero de malas en el amor. —Le contesta Athanassiau a su esposa y eso pone a Athina de muy mal humor.
—De pronto es que no ha llegado la indicada y muy pronto la suerte del tío Kostas cambie. —Athina da su opinión, y a la vez está su mente maquinando el siguiente paso. —Y, ¿saben cuándo regresa el tío? Él prometió estar en mi cumpleaños y llevarme a bailar.
—Hija, si no alcanza a llegar a tu cumpleaños, te puede llevar Constantin a donde tú quieras. —Su padre propone.
Athina asiente sin ganas. Ella quiere ir con Kostas y seguir su plan. Pero por lo que ve, este no va a ser como ella lo tiene trazado. Termina de cenar y se despide de su padre y de su madrastra. Ya en su habitación, le hace una videollamada a Kostas.
En Estados Unidos es un poco más del mediodía, por lo que implica que él debe de estar en su hora de almuerzo. Jamás ha hecho una llamada y mucho menos una videollamada a su tío; solo son mensajes y fotos de ella. Así que probó suerte y se animó a marcar su número telefónico y, ¿cuál fue su sorpresa al ser contestada su videollamada por su tío Kostas?
Muchas felicidades mi querida autora,