Morí sin ruido,
sin gloria,
sin despedida.
Y cuando abrí los ojos…
ya no eran míos.
Ahora respiro con un corazón ajeno,
camino con la piel del demonio,
y cargo el nombre que el mundo teme susurrar:
Ryomen Sukuna.
Fui humano.
Ahora soy maldición.
Y mientras el poder ruge dentro de mí como un fuego indomable,
me pregunto:
¿será esta mi condena…
o mi segunda oportunidad?
NovelToon tiene autorización de Vic82728 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 6: Sangre, Vínculos y Maldiciones
Tokio estaba tranquila esa noche, demasiado tranquila.
Victor lo sentía en el aire, esa tensión sutil que solo alguien conectado con las maldiciones podría notar. Algo se avecinaba… y rápido.
Pero antes del caos, el día había comenzado distinto.
---
Escena 1: La conexión con los demás
—¡Victor! —la voz de Nobara resonó fuerte mientras caminaban por el campus del Instituto Jujutsu—. ¿Tú también sientes esa energía maldita?
Victor asintió. Estaba más serio de lo habitual, lo que no era raro. Pero había una sombra en sus ojos que no había estado antes.
—Es extraña. Como si no viniera de un solo hechicero… sino de varios a la vez —añadió Megumi, cruzando los brazos.
Yuji, que normalmente bromeaba con todos, se quedó mirando a Victor fijamente.
—Tú… sabes algo, ¿verdad?
Victor dudó. Pensó en contarles sobre Kenjaku, sobre los flashbacks de Sukuna, sobre la voz que escuchaba todas las noches. Pero al final, solo dijo:
—Estoy empezando a recordar cosas que no me pertenecen.
—¿Recuerdos de Sukuna? —preguntó Yuji, sorprendido.
Victor bajó la mirada.
—Sí… y no todos son solo recuerdos.
Gojo apareció justo en ese momento, con su habitual sonrisa despreocupada.
—¿Listos para una misión sorpresa? ¡Nivel especial! Y esta vez… van todos.
---
Escena 2: La trampa de Kenjaku
La misión era simple en apariencia: investigar una zona del metro donde civiles reportaron "presencias extrañas". Pero todo estaba demasiado limpio. Demasiado fácil.
Hasta que bajaron al nivel -3 del túnel abandonado… y las luces explotaron.
Una barrera de energía maldita se activó, aislando a Victor, Yuji, Nobara y Megumi. Gojo quedó afuera.
—¡Maldición! ¡No puedo entrar! —gritó desde el otro lado—. ¡Esto es nivel Kenjaku!
—Entonces es una trampa —dijo Victor, ya adoptando una postura defensiva.
Y entonces, lo vieron.
Tres figuras emergieron de la oscuridad.
Uno tenía una máscara ritual, su cuerpo envuelto en vendas malditas. Otro, más bajo, parecía un niño... pero con una sonrisa que congelaba la sangre. El tercero caminaba como un cadáver reanimado, con cadenas negras saliendo de su espalda.
—Victor Sukuna… —dijo el encapuchado más grande—. El Rey está incompleto. Nosotros vinimos a completarlo. O a destruirlo.
---
Escena 3: Batalla en el subterráneo
—¡Formación! —gritó Megumi, liberando a Nue y Max Elephant para contener a los tres.
Yuji corrió directo al que parecía un niño.
—¡Te ves como uno de esos que Mahito manipularía! —gritó, lanzando un golpe con energía maldita negra.
Pero el niño lo esquivó con facilidad, riendo.
—Tu alma… es deliciosa.
Nobara lanzó sus clavos malditos al que usaba cadenas, inmovilizándolo por un instante, pero la criatura se retorció, rompiendo su brazo con tal de liberarse.
Victor, mientras tanto, no se movía.
Las voces en su cabeza se agitaron. Sukuna se reía.
—Usa mi poder. Vamos… solo uno de ellos. Corta, destroza, hazlo como en Shibuya.
—¡NO! —gritó Victor—. ¡Lo haré a mi manera!
Abrió su palma. Una pequeña chispa de fuego se formó. Kamino Fuga. Pero la moldeó distinto. En vez de una flecha, formó una esfera compacta.
—¡Atrás todos! —advirtió.
La esfera estalló, no como una explosión tradicional, sino como una llamarada precisa que redujo al enemigo enmascarado a cenizas sin tocar a los demás.
Silencio. Nadie lo esperaba.
Yuji lo miró con mezcla de miedo y asombro.
—Eso fue… control absoluto.
—Solo fue una parte —murmuró Victor—. La parte que me pertenece.
---
Escena 4: El verdadero objetivo
Los dos enemigos restantes se detuvieron, sincronizados.
—No vinimos a matarte —dijo el de las cadenas—. Solo a medir tu voluntad.
—Kenjaku ya sabe que estás despertando —añadió el niño—. Pronto vendrá por ti. Pero no solo por ti… sino por todos los que alguna vez estuvieron ligados a Sukuna.
Y se desvanecieron.
La barrera cayó. Gojo entró corriendo, ya con los ojos descubiertos.
—¡Mierda! ¿Qué pasó?
Nobara se volteó.
—Victor… los quemó. Pero fue distinto. No como Sukuna.
Gojo miró a Victor. Sabía algo más estaba pasando, pero no dijo nada. Solo sonrió.
—Buen trabajo. Pero prepárense. Esto… recién comienza.
---
Epílogo del Capítulo 6
Esa noche, Victor no soñó con gritos ni batallas.
Soñó con un templo en ruinas.
Con una risa apagada.
Y una figura sentada en un trono, diciéndole:
—No puedes luchar contra lo que eres.
Victor se levantó de golpe.
—Ya no voy a luchar.
Se miró las manos, y por primera vez, pensó en crear algo nuevo con el poder que poseía.
Capítulo 6 (Parte 2): Sangre, Vínculos y Maldiciones
Escena 5: Después de la batalla
El silencio posterior al combate era inquietante. El aire estaba denso, cargado de energía maldita residual.
Victor se alejó de todos, sin decir nada. Caminó hasta una zona sin luz del metro y se sentó en la oscuridad.
Estaba temblando.
Las voces ya no eran susurros, sino ecos.
“Cortar… Desmantelar… Cocina encendida… Fukuma Mizushi…”
Técnicas que jamás aprendió, pero que ahora estaban impresas en su cuerpo como memorias de guerra.
—¿Estás bien? —preguntó Yuji, acercándose con cautela.
Victor levantó la mirada. Por un segundo, Yuji sintió un déjà vu… el mismo brillo oscuro que había visto en el espejo cuando Sukuna tomaba el control.
—No lo sé —respondió Victor con honestidad—. Cada vez que peleo, siento que él se apodera más de mí.
Yuji se sentó a su lado.
—Sé cómo se siente. Viví eso por mucho tiempo. Pero tú no eres él, Victor. No eres Sukuna.
—No lo soy… pero lo llevo dentro.
Hubo un silencio. Yuji lo rompió:
—Entonces asegúrate de usar su poder para proteger. No para destruir.
---
Escena 6: Kenjaku se revela
Muy lejos de Tokio, en una cueva sellada con inscripciones arcaicas, Kenjaku abría lentamente una urna maldita.
A su lado, Mahito reía con los ojos brillando de emoción.
—¿Y si no responde? ¿Y si no es el mismo Sukuna?
Kenjaku no lo miró. Solo dijo:
—No necesitamos que sea igual. Solo necesitamos que acepte lo que debe ser.
Una criatura compuesta de cadáveres se arrastró desde la oscuridad.
—¿Y los estudiantes del Instituto?
—Interferencias menores —respondió Kenjaku con frialdad—. Lo que buscamos… es la ruptura. Que el alma del niño y la del Rey se mezclen. Una vez sean uno, Sukuna volverá. Pero esta vez, moldeado a mi voluntad.
La risa de Mahito resonó en la caverna, distorsionada por la energía maldita que se acumulaba.
---
Escena 7: Nuevos aliados, viejas tensiones
De vuelta en el Instituto Jujutsu, Victor entrenaba bajo la supervisión de Gojo. Las técnicas que practicaba eran avanzadas. Demasiado avanzadas para un recién llegado.
—Tus movimientos son naturales —comentó Gojo, ajustando su venda sobre los ojos—. No son tuyos, pero los haces tuyos. Eso es preocupante… y fascinante.
—No quiero ser como él.
—No lo serás —respondió Gojo, más serio de lo normal—. Pero debes entender que si lo que tienes dentro se descontrola… yo mismo acabaré contigo.
Victor lo aceptó con un simple asentimiento.
Justo en ese momento, entraron tres personas más.
Maki, con su mirada cortante y su cuerpo lleno de cicatrices.
Panda, saludando alegre.
Y Toge Inumaki, quien simplemente dijo:
—…Salmon.
—Refuerzos —dijo Gojo—. Con lo que está en juego, no puedo darte el lujo de estar solo, Victor.
Maki se cruzó de brazos.
—¿Y este es el nuevo “Sukuna”? Parece más niño perdido que Rey Maldito.
Victor no respondió. Solo apretó los puños.
Una marca se encendió brevemente en su brazo.
Todos lo vieron.
—…Está despertando —dijo Toge con gravedad en su tono.
---
Escena 8: Noche en el Instituto
Esa noche, Victor volvió a soñar.
Pero ya no era solo el templo.
Era Shibuya. El lugar en ruinas. Las personas gritando. Sukuna caminando entre los cadáveres, impasible, divirtiéndose.
En el sueño, Victor era Sukuna.
Sentía su emoción. Su sed de caos.
Y también su desprecio por todo ser vivo.
Despertó empapado en sudor, jadeando. El espejo del baño reflejaba por un instante cuatro ojos rojos, antes de volver a la normalidad.
Golpeó el lavabo.
—¡No soy tú! ¡No lo seré!
Pero no hubo respuesta. Solo una risa baja. Una voz interna:
—Ya no eres tú, tampoco.
---
Cierre del Capítulo
Afuera, las estrellas parecían parpadear con urgencia.
En la distancia, un aura maldita se elevaba.
El preludio de una nueva masacre.
Y en el Instituto, todos dormían… menos uno.
Victor estaba de pie, mirando al cielo.
Sus ojos brillaban. No de miedo, ni de maldad.
Sino de decisión.
La guerra entre lo que fue y lo que será… acababa de comenzar.