Apariencia de Ángel tenía ella, una mujer que se vio obligada a casarse con un hombre que no conocía , mejor dicho que no conoce durante los tres primeros años de dicho matrimonio , acostumbrada a su soledad en aquella mansión un día de la nada se ve obligada a actuar como toda una señora ante su regreso . El era tan frío con una apariencia de demonio que nadie podía llegar a pensar que en su vida existiera lugar para la familia o el amor pero todo cambia cuando se ve en la obligación de cumplir su papel dentro de aquel matrimonio y la conoce a ella .
¿ Podrá existir entre ellos más que una unión por obligación ?
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capitulo 6
Axel detuvo el coche en la entrada del bar, y uno de los miembros de su seguridad se encargó de estacionarlo. Anna podía ver el disgusto en la cara de Axel mientras entraban y se dirigían a la zona VIP. Tomaron asiento en uno de los taburetes de la barra, y Anna pidió una copa de champán, mientras Axel optó por un whisky.
—¿De verdad esto es divertido para ti? —preguntó Axel, con un tono de incredulidad.
—Sí, aunque claro, todo depende de la compañía —respondió Anna con sarcasmo, una sonrisa juguetona en sus labios.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Pues que si sales con una persona alegre que baile, la pasas bien. Pero si sales con alguien que prácticamente está obligado a estar allí, no lo es —dijo, dibujando una sonrisa más amplia.
—¿Y qué sugieres? ¿Qué baile? —preguntó Axel, arqueando una ceja.
—No lo haré porque sé que no vas a bailar, así que solo disfrutemos del lugar —dijo Anna, pidiendo otra copa.
Axel solo la miraba. Anna se tambaleaba de un lado a otro, bebiendo una copa tras otra. Ya había consumido prácticamente la mitad de la botella, mientras Axel se servía su segunda ronda de whisky.
—Otra copa, por favor —pidió Anna al camarero, sonriendo.
—Oye, creo que es suficiente por esta noche —le dijo Axel con voz grave.
—Relájate, vale. Es mi cumpleaños, así que puedo tomar cuánto yo quiera.
—Se ve que contigo no se puede negociar nada. Anna, eres terca —gruñó Axel, pero Anna fingía no escucharlo.
Axel se puso de pie, y Anna le preguntó si ya se iría, pero él solo iba al baño. Ella se levantó y, tambaleándose un poco, comenzó a bailar sola, moviendo sus pronunciadas caderas de un lado a otro. Se veía tan joven y despreocupada. De pronto, sintió que alguien la sujetaba del brazo.
—¡Hey, ¿qué sucede?!—exclamó, pensando que era Axel. Pero al darse la vuelta, se encontró con otro hombre que parecía tener unos treinta años.
—¿Podemos bailar? —preguntó el hombre, claramente ebrio.
—No, vengo acompañada —dijo Anna, dándose la vuelta para alejarse de él. Pero el tipo tambaleó y volvió a agarrarla del brazo.
—No te he visto con nadie, así que para mí estás sola —dijo el hombre, acercándose a ella. Un movimiento detrás de él captó su atención: era Axel. Como pudo, Anna se zafó del hombre y fue hacia él.
—Te estaba esperando, cariño —dijo, acercándose a Axel y sujetándolo por el cuello. Sin saber por qué, pegó sus labios a los de Axel y comenzó a besarlo. Axel, confundido, le devolvió el beso, introduciendo su lengua en la boca de Anna y atrayéndola más hacia él, abrazándola por la cintura. El beso fue apasionante.
Anna se separó de él, sintiendo que le faltaba la respiración. Tenía el pulso acelerado; al menos había servido para que el hombre la dejara en paz. Cuando miró a Axel, él tenía una expresión de confusión, pero Anna no se quedaba atrás, pues ese había sido su primer beso.
—Lo siento, no... yo no quería hacerlo —dijo Anna con la voz entrecortada.
—¿Te estaba molestando ese hombre? —preguntó Axel, serio.
—Sí, pero ya se ha ido —respondió Anna, limpiándose la comisura de los labios con los dedos.
—Es por eso que no debes venir a estos lugares... y que, por cierto, no te salgas de pleitos de la misma manera siempre.
—¿De qué demonios hablas? —preguntó Anna, tomando más champán.
—Del beso.
—Por supuesto que no, Axel —gruñó ella—. ¿Por quién me tomas?
—Solo pregunto, Anna.
—Pues no. Te aclaro que es el único beso que he dado en mi vida —dijo Anna sin pensar, y al darse cuenta de lo que había dicho, se sonrojó como un tomate.
—¿Hablas de que jamás habías besado a nadie? —preguntó Axel, sorprendido.
—Pues no lo había hecho, y además, aunque nuestro matrimonio no sea el adecuado, lo respeto —aclaró ella.
—Pues, siendo así, no habrá problema. Al fin y al cabo, a quien has besado es a tu esposo —dijo él, ocultando la satisfacción que le provocó escuchar aquello.
Anna no volvió a decir nada más y siguió bebiendo. Axel la reprendió de vez en cuando, pero Anna no escuchaba. Era casi la una de la madrugada cuando Axel se puso de pie para salir de allí, pues Anna ya estaba muy tomada; tenía las mejillas rojas y los ojos dilatados. Ella comenzó a gruñir cuando Axel la sacó, pero él no le hizo caso.
—Anna, ten cuidado —exclamó Axel al verla dar un tropezón, pero Anna solo se reía.
—Vale, vale.
—No debiste tomar tanto.
—Relájate, vale. No se te olvide que somos jóvenes.
—De igual manera, no debí dejar que te pusieras así.
—¿Sabes qué creo, Axel? —dijo Anna al llegar frente al auto, cuando Axel le abrió la puerta.
—¿Qué?
—Creo que si no fueras tan serio y amargado, podrías ser más atractivo —dijo, metiéndose en el auto.
El título de la historia debería ser,
"Alcohólica por inmadura".
Tener todo a manos llenas, no siempre es bueno. 🤔😒🤨🇨🇴