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MI VECINO ES MI EX

MI VECINO ES MI EX

Status: En proceso
Genre:Comedia / Padre soltero / Amor-odio / Malentendidos / Romance de oficina / CEO
Popularitas:8.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Cuando Seraphine se muda buscando paz, jamás imagina que su nuevo vecino es Gabriel Méndez, el arquitecto que le rompió el corazón hace tres años… y que nunca le explicó por qué.

Ahora él vive con un niño de seis años que lo llama “papá”.
Un niño dulce, risueño… e imposible de ignorar.

A veces, el amor necesita romperse para volver a construirse más fuerte.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Algo más incómodo que mi vida?…Nada

...CAPÍTULO 5...

......................

...SERAPHINE DÍAZ ...

Gabriel toma otro bocado, exagerando como si estuviera comiendo el mejor manjar de la historia.

—Doña Anto… —dice, suspirando dramáticamente— esto está delicioso. ¿Puedo llevarme un poco? Hace años no como algo tan bueno.

Mi madre se infla de orgullo como pavo real.

—¡Ay, claro, hijo! Lo que quieras.

Gabriel agrega, muy tranquilito:

—Además, no puedo quedarme mucho tiempo… tengo visita en este momento. Ya es de muy mal gusto dejarla sola.

Mi madre abre los ojos con indignación maternal.

—¡Claro que es de muy mal gusto! —exclama—¿Cómo se te ocurre dejarla así?

Yo cierro los ojos.

Presiento el desastre.

—Más bien —continúa mi mamá con una sonrisa diabólica— dile que pase a comer. Seguro a mi querida hija no le molesta que nos acompañen un rato.

La miro con la mirada de las MIL desaprobaciones. La mirada que dice: mamá, por favor, detén este circo.

Ella me ignora olímpicamente.

Ni un parpadeo de arrepentimiento.

—Anda, hijo —dice, dándole una palmadita a Gabriel en el brazo—. Ve tráelos.

Gabriel intenta poner orden.

—No, doña Anto, de verdad… sería muy incómodo. No lo veo prudente.

Pero mi mamá lo mira seria. SERIA. Y cuando mi mamá pone esa cara, uno obedece.

Hasta el diablo obedecería.

Cinco minutos después estoy sentada en mi propio comedor mirando la escena más surrealista del año:

Mi madre, radiante, sirviendo porciones como para alimentar a una comunidad entera.

La morena despampanante, también conocida como Adelina —porque claro, tenía nombre exótico— sentada al lado de Gabriel, conversando con naturalidad.

El pequeño Oliver, que en dos minutos logró deslumbrar a mi madre y hacerla decidir que yo debía darle un nieto cuanto antes.

Oliver, por su puesto, se sienta al lado de ella como si fuera su abuela honoraria desde hace años.

Mi madre lo mira como si fuera un angelito enviado por Dios.

—¿Y tú cómo te llamas, mi amor? —pregunta.

—Oliver —dice él—. Tengo seis y cuando sea grande quiero hacer edificios y casas como mi papá. Ayer hice una casa de mentiras en mi ático y la señora tormen… la señora vecina la vio.

Mi mamá ríe encantada.

Yo quiero evaporarme.

Y entonces lo suelta:

—Seraphine… ¿para cuándo me vas a dar un nieto? pregunta Antonia sin despeinarse, señalando a Oliver como si fuera un catálogo.

Gabriel se atraganta con su bebida.

Adelina abre los ojos como si hubiera presenciado un asesinato. Yo casi me ahogo con el arroz.

—¡Mamá!

Ella solo hace un gesto despreocupado.

—Ay, hija, no te enojes. Es que este niño es un amor de criatura… —mira a Gabriel—. ¿Y cómo fue que…?

—Es una historia larga —dice él, muy orgulloso, como si hubiera criado al heredero del planeta.—Realmente es mi sobrino, pero básicamente lo adopté hace tres años.

Mi madre casi se derrite.

Casi lo aplaude.

—Ah, ¿sí? ¡Ay, pero que buen papá eres! Mira cómo lo cuidas. Eres muy respetable, hijo—le dice, orgullosa.

Yo pongo los ojos en blanco.

Mi madre lo trata como si fuera el candidato ideal para esposo y padre… y yo estoy a dos segundos de tirarme por la ventana.

Pero el caos continúa.

Antonia mira a Adelina, analiza cada milímetro de ella, y por supuesto, mi madre procede a hacer la pregunta MÁS incómoda del universo.

—Adelina, cariño, ¿tú eres la pareja de Gabriel?

Yo hago un ruido como un gato asfixiado.

Se le están zafando los tornillos a esta señora. Es que acaso no ve la situación…

Ya estoy considerando que este descaro es por genética. Definitivamente es hereditario.

Adelina abre la boca, pero Gabriel solo despeja la garganta para responder primero, de forma natural, muy calmado, como si no hubiera un terremoto en la mesa.

—No, doña Anto —dice él—. Solo somos viejos amigos de la universidad.

¿Viejos amigos?

Una vieja amiga de la universidad de la cual jamás escuché un carajo. Cuándo salíamos nunca la conocí, jamás supe que existía.

Yo levanto una ceja. Él lo nota, por supuesto, le divierte.

Mi madre, como ya es constumbre, remata:

—Ay, qué bonito reencontrarse con viejos amigos… ¿verdad, Sera?

La miro.

Mi madre sonríe.

Adelina, incómoda pero amable, sonríe.

—Siento incomodarla señora Antonia y gracias Seraphine por dejarme pasar —explica—Su comida está muy deliciosa, señora.

Mi mamá afirma con la cabeza como si ya los hubiera adoptado.

—No incómodas a nadie, hija. Quédate a comer tranquila, mi amor. Aquí nadie se va con el estómago vacío.

Oliver, agrega feliz:

—¡Sí! ¡Su comida está más rica que la de papá!

Gabriel lo mira dolido y susurra entre dientes.

—Pequeño traidor…

Yo intento no reírme.

Pero mi mamá… mi santa y caótica madre… suspira y suelta:

—Ay, Sera… deberías ser más amable con tus vecinos. Mira que felices están los muchachos de tenerte como vecina.

Si…claro

Felices…

......................

Mi día siguiente amaneció con un presentimiento claro:

Hoy iba a ser una desgracia.

Y no porque fuera a trabajar con Gabriel —algo que, sinceramente, ya era una desgracia por sí misma— sino porque me tocaba estrenarme oficialmente en el nuevo bebé de ese lagarto: su gran firma de arquitectura.

Sí, acepté el trabajo.

Soy profesional, ambiciosa y el dinero me habla en dialectos que solo yo entiendo.

Que si cambiar mi auto.

Que si comprarme la computadora que anhelo desde hace meses.

Que si ponerme al día con mis caprichos materiales.

Eso que dicen de “el dinero no da la felicidad” lo inventó un pobre sin ilusiones.

El dinero sí da felicidad.

Lo veo claramente cada vez que Gabriel sonríe con esa cara de “Tengo mucho dinero y te fastidia”.

En fin.

Salimos del apartamento al mismo tiempo —porque el universo tiene un sentido del humor retorcido— y nos saludamos como dos desconocidos:

—Buenos días —digo yo, firme, evitando cualquier contacto visual.

—Días —dice él, como un idiota.

No dice buenos días, no dice hola, no qué tal.

Solo “días”.

Acto seguido, nos ignoramos mientras caminamos al mismo destino. Como si no hubiéramos tenido una relación intensa, una ruptura horrible y una mudanza traumática gracias a él. Admirable nuestro nivel de profesionalismo pasivo-agresivo.

Llegamos al sótano del edificio, donde está el parqueadero. Él va a su camioneta negra gigante y perfecta, la representación física de su ego.

Yo a mi pequeño carro morado personalizado, que hoy amaneció con actitud sospechosa.

Intento encenderlo pero el motor empieza a hacer ruidos extraños, y entonces…

BOOOM.

Una nube de humo negro sale disparada por el escape como si el carro estuviera exhalando su último suspiro.

Siento que me ahogo, me bajo de inmediato tosiendo, moviendo las manos, como si eso fuera a disipar el humo y reviso el motor intentando razonar con la máquina.

—No. No, no, NO. ¡Hoy no! —le digo al carro, indignada, como si fuera un humano con conciencia.

La camioneta de Gabriel se apaga, la puerta se abre y ahí viene él.

El caballeroso animal de monte.

—¿Estás bien? —pregunta, preocupado… o divertido. No sé.

Lo miro cubierta de humo como un pollo ahumado. La dignidad colgando de un hilo y el corazón lleno de ira.

—¿TÚ qué crees? ¿Te parece que estoy bien?

Él sonríe. Ese tipo de sonrisa que lo único que hace es motivarme a empujarlo a un lago con una piedra atada al tobillo.

—Puedo llevarte, si quieres —dice.

Lo pienso durante exactamente un segundo.

Un segundo en el que considero:

1. ¿Puedo caminar? No.

2. ¿Puedo pedir un taxi? Tarde.

3. ¿Puedo negarme solo por orgullo? Sí.

4. ¿Vale la pena sufrir por orgullo? Absolutamente no.

Suspiré.

—Está bien —digo—. Llévame.

Gabriel asiente, abre la puerta del copiloto de su camioneta y me mira como quien rescata un gatito mojado.

—Sube —dice.

Que se preparen los cimientos de esa empresa. Que hoy empieza a temblar.

1
Nancy Parraga
una mujer que no se valora y permite que un hombre la veo como objeto sexual es deprimente y mal ejemplo para las mujeres
Nancy Parraga
Adelina no se respeta ese hombre la he dicho tantas veces que no tienen nada y ella sigue de arrastrada
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
no estarán bien hasta que no saquen lo que sea que lesxpaso
Nancy Parraga
es claro que hay un ciclo sin cerrar y algo que no terminan de culminar
Nancy Parraga
por tus miedos la rompiste la dejaste en sus peores momentos y ahora eso se llama cobardía
Nancy Parraga
Que el hijo se escapara y fuera donde Sera no es culpa de ella es tuya por imbécil y ya le jodiste la vida una vez la dejaste y ahora la culpas le pones sobrenombre no la respetas y todavía te crees con derecho a acusar
Nancy Parraga
🤭🤭🍿🎵
Nancy Parraga
Dios dale respiro a la pobre mujer
Nancy Parraga
Por eso es todo el lío creo yo
Nancy Parraga
Creo que algo de ella al parecer no puede tener bebé o perdió cuando estuvo el el cínico de Gabriel
Nancy Parraga
Será podrá ser un desastre pero no es ninguna mustia como el idiota de Gabriel
Nancy Parraga
Gabriel alejate no le hagas mas daño por qué aquí tu eres el único desastre en la vida de Sera
Nancy Parraga
Todas creen que Sera esta loca, pero no es así, es Gabriel que sabiendo lo que ocultan el es el culpable por qué la provoca si el sabe que el fallo como ex hasta por respeto si aún entre ellos hay tensión debe de ser más precavido y no idiota
Nancy Parraga
Sera alejate de tu ex ya has experimentado su egoísmo por qué te gusta torturarte
Nancy Parraga
Gabriel es un idiota de primera
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ellos tienen mucho dolor hasta resentimiento en uno al otro creo que necesitan una buena charla o un psicólogo para que superen todo lo que vivieron y no resolvieron
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ya bastante daño le ha hecho a Sera para que ella tenga que aguantar a semejante idiota, cínico descarado
💞Agustina Intriago 💕🌙
No hay hombre más cínico que Gabriel, el es el responsable es su hijo y va a reclamar cuando el no tiene derecho ni autoridad moral para reclamos
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