La Bruja Del Caos Y El Príncipe De Las Rosas

Ravenna puede sentir que ese niño ante ella posee una gran cantidad de mana, pero a diferencia del suyo, este era cálido, justamente la clase de mana que necesitaba, lástima que aun no era suficiente, o podría robarle todo ahí mismo aprovechando que ni siquiera hay guardias cerca.

—tú debes de ser la princesa de este palacio...— comenta Calix.

Ravenna da unos pasos hacía atrás manteniéndose en guardia.

—¿y tú eres...?, ¿eres el príncipe que esta de visita?— pregunta.

—si, Calix Valencia.— hace una reverencia.

— Ravenna Van Rossem, alteza.— responde la niña.

Calix ladea un poco la cabeza mientras observa el árbol que casi tira la niña de una patada, lo cual era bastante sorprendente, ni siquiera él puede hacer algo así aun.

—ese fue un buen golpe.—señala el árbol que ha quedado inclinado.

—el viejo, un árbol joven no podría ni sacudirse.— responde la niña.

—¡alteza! — Elvira llega corriendo al lugar en compañía de cinco doncellas y los guardias.— el bosque es peligroso, no puede acercarse solo.

La niña rubia se detiene, pero ante la presencia de Ravenna, frunce el ceño.

—¿que crees que haces?, trayendo al príncipe a un lugar peligroso, si algo le pasa tu...

—cállate.— le ordena Calix.— tu voz es irritante, prefiero entrar solo al bosque que seguirte escuchando.

Todos los que acompañan a Elvira se quedan con sorprendidos al escuchar como el príncipe le ha hablado, a esa niña, acostumbrada a que todos le cumplan su capricho, nadie le hablaba de esa forma, sin embargo, el príncipe, no calla su molestia.

—la reina es una inútil, si no sabe educar a su hija, no puedo ni imaginar todo lo mal que hace en este reino.— habla con molestia el joven príncipe.

Dicho esto, le hace una reverencia a Ravenna y se da media vuelta para poder regresar al palacio. Elvira se había quedado en silencio, que incluso parecía que estaba a punto de llorar, pero, tan pronto el príncipe se aleja, levanta la mirada hacía Ravenna.

—todo esto es tu culpa, algo le habrás dicho a su alteza, pero no te lo pienso perdonar, mi madre sabrá esto.— grita la rubia.

—¿y por qué se lo dirás a ella debo temer?— pregunta manteniendo su expresión neutra.— tu madre no es mas que una reina ridícula.

"Cállate insolente, estas hablando de la reina" le grita una doncella.

"No eres más que una princesa sin valor, la reina te dará un merecido castigo por tu falta de respeto." Agrega otra.

"Deberías disculparte con la señorita Elvira, si no quieres ser castigada."

—pudranse.— responde Ravenna.

La niña de inmediato se aleja de esas mujeres, mientras que Elvira se muestra molesta al ver que Ravenna no agacho la cabeza ante ella como siempre suele ser, e incluso la pequeña siempre era obligada a disculparse con Elvira, aun cuando nunca tuviera culpa de lo que pasará. Ravenna camino hacia el palacio, perdiéndose entre la densa niebla.

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Esa misma noche, unos gritos se dejaron escuchar en el palacio, las tres doncellas que criticaron a Ravenna, corren por los pasillos del palacio pidiendo ayuda, pues las despertó un ardor en su piel y cuando se dieron cuenta, la piel de su estómago se estaba desgarrando, y una peste se podía sentir en ellas. Cuando un médico llegó junto al mayordomo, este dijo quizás se trataba de alguna bacteria que estaba causando la putrefacción en su piel. Esto le fue informado de inmediato a la reina y ella ordeno que esas doncellas fueran echadas del palacio, no piensa arriesgarse a que haya una epidemia en pleno palacio, y menos estando el príncipe de Celes de visita.

—que nadie más sepa esto, no quiero rumores, ni escándalos.— advierte la reina.

Los sirvientes presentes deben obedecer las órdenes y aunque las doncellas enfermas, suplican por ayuda, son ignoradas. Las suben a un viejo carruaje y este se aleja del palacio.

Ravenna observa de pie desde un balcón, esas son las consecuencias por adorar a una reina que no es capaz de tener empatia por nadie.

—que empiece la diversión.— extiende los brazos hacía arriba y deja salir su risa.

La niebla comienza a subir por las paredes del palacio, y en ella se puede escuchar susurros de lamentos, como si los espíritus estuvieran atados a la niebla, pues entre esa oscuridad se ven algunos pares de ojos y sombras arrastrarse por las paredes del palacio.

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En la habitación de la reina, esta se prepara para poder dormir después del escándalo de las doncellas, pero, cuando este en cama, nota que desde la ventana una sombra parecía observarla, por lo que grita llamando a sus doncellas y guardias. Cuando estos entran a la habitación, que tiene las luces encendidas, la reina les dice que vio algo en la ventana. El guardia se acerca para abrirla, pero, no había nada, incluso esa ventana no tenía balcón, era imposible que alguien estuviese de pie, estando en el segundo piso.

—no se preocupe majestad, mandaré guardias para que revisen fuera.— asegura el guardia.

—majestad si lo desea, podemos quedarnos hasta que usted duerma.— sugiere una doncella.

—s-si, hagan eso.— pide la mujer.

Las doncellas se quedan de pie cerca de la puerta y la reina se acuesta a dormir apagando las luces. El aire se puede sentir frío, las doncellas notan que la niebla estaba cerca de la ventana, una de ellas se acerca a la ventana para asegurarse de que este bien cerrada, pero, justo cuando esta jalando la cortina, un golpe se escucha en el cristal y ve una especie de criatura pegada en la ventana. La doncella grita corriendo lejos de la ventana, mientras que la reina se sobresalta ante el grito y ve aquella criatura observándola.

...

Nota: algo tarde, pero, en caso de que no recuerden a Calix, él es hijo de Valerian y Callisto, ambos tienen su novela.

1- La Villana No Sigue La Trama.

2- La Villana Y El Príncipe De Las Rosas.