Soy Salma Hassan, una sayyida (Dama) que vive en sarabia saudita. Mi vida está marcada por las expectativas. Las tradiciones de mi familia y su cultura. Soy obligada a casarme con un hombre veinte años mayor que yo.
No tuve elección, pero elegí no ser suya.
Dejando a mi único amor ilícito por qué según mi familia el no tiene nada que ofrecerme ni siquiera un buen apellido.
Mi vida está trasada a mí matrimonio no deseado. Contra mi amor exiliado.
Años después, el destino y Ala, vuelve a juntarnos. Obligándonos a pasar miles de pruebas para mostrarnos que no podemos estar juntos...
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Una junta
Cinco años después.
—Senre, cariño vamos, se hace tarde para la escuela—
—Ya voy mami— empaco su merienda y todo lo que hace falta en su mochila mientras la veo bajar. —Ya estoy lista—
Ambas nos vamos al auto. Abrocho. Su cinturón de seguridad en la parte trasera del auto y me voy para conducir.
Después de despedirme de Senre con un beso y verla entrar a clase con su profesora, volví al auto y me senté en el asiento del conductor. Me tomé un momento para respirar profundamente y prepararme para el día que tenía por delante en la empresa.
Arrancó el motor y me puse en marcha, siguiendo el tráfico hacia la oficina. Mientras conducía, mi mente comenzó a vagar hacia los eventos del día anterior y los planes que tenía para el día de hoy. Tenía una reunión importante con un cliente potencial y necesitaba asegurarme de que todo estuviera listo.
Después de unos veinte minutos de tráfico, llegué a la oficina y estacioné el auto en el parqueadero subterráneo. Me bajé del auto y me dirigí hacia el ascensor, lista para enfrentar el día y hacer que las cosas sucedieran.
Al llegar a mi piso, saludé a mis colegas y me dirigí hacia mi escritorio. Comencé a revisar mis correos electrónicos y a prepararme para la reunión, tratando de enfocarme en el trabajo y dejar mis pensamientos personales para después.
Me siento perdida en un mar de emociones contradictorias. Ozan y yo hemos intentado hacer que nuestra relación funcione, pero para mí ha sido un desafío. No sé qué pasa, pero por más que intento quererlo con todo mi corazón, siento que algo dentro de mí no responde de la misma manera.
Me duele admitirlo, pero siento que estoy atrapada en un ciclo de dudas y confusiones. Me pregunto si soy capaz de amar de verdad, si estoy hecha para las relaciones o si simplemente estoy pasando por los movimientos.
Ozan es un hombre increíble, y sé que se merece alguien que lo ame con la misma pasión y dedicación que él tiene para mí. Pero yo no sé si soy esa persona. Me siento como si estuviera fingiendo, como si estuviera actuando en una obra de teatro y no supiera mi papel.
Necesito encontrar respuestas, necesito entender qué está pasando dentro de mí. ¿Por qué no puedo sentir lo que se supone que debo sentir? ¿Por qué no puedo amar a Ozan de la manera que él se merece? Estas preguntas me atormentan y no sé cómo encontrar las respuestas.
Quizás necesito hablar con alguien, alguien que pueda ayudarme a entender mis emociones y encontrar mi camino. Pero por ahora, solo puedo seguir adelante, esperando que algún día encuentre la claridad y la paz que busco.
Mi asistente me saca de mis pensamientos con su llamada, y me devuelve a la realidad de mi día.
—Todo está listo para la junta, señora Hassan— me dice. —Los inversionistas han llegado y el señor Ozan ya fue informado también—
Me tomo un momento para procesar la información y prepararme para la reunión. Respiro profundamente y me pongo en modo "trabajo".
—Excelente— le respondo a mi asistente. —Estaré allí en un momento. Asegúrate de que todo esté en orden y que tengamos todos los documentos necesarios—
Cuelgo la llamada y me dirijo hacia la sala de juntas, tratando de enfocarme en la tarea que tengo por delante. La reunión con los inversionistas es importante, y necesito estar en mi mejor forma para presentar nuestros planes y convencerlos de que nuestra empresa es una buena inversión.
Me detengo un momento frente a la sala de juntas, ajusto mi chaqueta y me aseguro de que mi rostro esté compuesto. Estoy listo para enfrentar a los inversionistas y hacer que nuestra propuesta sea irresistible. Respiro profundamente y entro en la sala.
Entré en la sala de juntas con un "Buenos días" y un gesto de confianza.
Los inversionistas ya estaban allí, charlando con Ozan, y se levantaron al verme. Los observé a todos, sonriendo y preparándome para la reunión.
Me acerqué a ellos, estrechando manos y saludando a cada uno.
—Señor García, un placer— dije al primero. —Señor Rodríguez, gracias por venir— Luego, me dirigí al último hombre de la fila, sonriendo y extendiendo mi mano.
Pero al ver su rostro, mi sonrisa se congeló. Mi corazón se detuvo y mi mundo se derrumbó.
Era Emir, el hombre al que amé con tanta intensidad, el hombre que se fue sin mirar atrás. El hombre que nunca pensé que volvería a ver.
Mi mano se quedó suspendida en el aire, y mi voz se quedó atrapada en mi garganta. Sentí como si hubiera sido golpeada por un rayo. Mi rostro se puso pálido, y mis piernas comenzaron a temblar. No podía creerlo. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Por qué había vuelto?
Ozan me miró con curiosidad, notando mi reacción. Los inversionistas también se dieron cuenta de que algo estaba mal, pero no sabían qué. Yo, sin embargo, estaba perdida en el pasado, reviviendo recuerdos y emociones que creía haber superado.
Cuando nuestras manos se estrecharon, sentí una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo. Fue como si el tiempo se hubiera detenido, y solo existiéramos nosotros dos en ese momento. Su mano era cálida y fuerte, y la mía se sintió pequeña y vulnerable en comparación.
Miré sus ojos y vi una chispa de reconocimiento, una mirada que decía que él también me recordaba. Pero rápidamente se convirtió en una expresión neutral, como si no hubiera pasado nada.
Me sentí confundida y desorientada, como si estuviera caminando por un terreno desconocido. No sabía qué hacer o qué decir, solo sabía que necesitaba mantener la calma y no dejar que mis emociones se reflejaran en mi rostro.
Retiré mi mano de la suya lo más rápido posible, tratando de romper el contacto y la tensión que se había creado entre nosotros. Pero la sensación de su mano en la mía permaneció, y me sentí como si estuviera marcada por su toque...