La Villana Se Va Con El Duque Del Norte

Antes de entrar, Maya le habla en voz baja.

— Lord, ya verá... Le encontraremos una cura a su mana desequilibrado.

— me gusta tu optimismo. Aunque no sabes mucho de la magia inestables, tienes deseos de aprender para ayudarme, yo la ayudaré... Pero, hay algo que quiero decirte, haré un contrato matrimonial, no será nada malo, al contrario, te beneficiaras de ambas maneras.

— de acuerdo. De todas formas, no quería casarme con nadie del salón, con usted es un tema diferente. Si deseo descubrir una cura tengo que pasar el mayor tiempo a su lado... ¿Pasamos?... Muero por terminar con este banquete.

Félix saca una pequeña risa.

— sé nota que ninguno te agradó. Esta bien, terminaremos el banquete con el siguiente anuncio.

Ambos pasan y en cuestiones de segundos, son el centro de atención por ir del brazo. De imprevisto, el padre de Maya aparece frente a ellos. Estaba agitado, como si hubiera corrido por mucho tiempo.

— te... Aah, te tuve buscando por todos lados... Maya... ¿Donde estabas?

— perdoname, padre. Es que me entretuve hablando con él duque Evegreen. Y la verdad, dentro de todos los nobles, él fue con quien hice más conexión...

— no me digas que...

Maya dice con una sonrisa.

— si, el duque del norte, Félix Evegreen, es mi elegido para futuro esposo.

La dama lo había dicho tan fuerte que todos los invitados escucharon.

— yo, yo, pensé que escogerías al marqués Bracho...

— ¿Que?... ¿Como así?... ¿Por que piensas eso?

— él mismo me había dicho que podría ser el elegido. Por eso te estuve buscando para anunciarlo.

— creo que no, padre. Yo jamás diría que el marqués sería el elegido. ¿Donde está él?... Me gustaría escucharlo, a ver si se atreve a decirlo otra vez pero en mi cara.

— aquí me tienes, mi lady...— intentando tomar la mano de Maya ella se aleja. Él solo saca una risa burlona— ¿Que pasa?... No me tengas miedo.

— eres peor que una piedra en el zapato...— antes de que Maya pudiera seguir hablando, Félix se interpone en el medio de los dos— Lord...

— déjeme decirle una cosa. Si lady Maya le ha dicho no más de una vez, debió de entender que no tiene ningún interés con usted...

— ja. Un fenómeno cómo tú no tiene nada que reclamarme. No entiendo que hace un Evegreen aquí, si todo lo de su familia trae desgracia... Lady Maya, por favor, no cometa el error de casarse con alguien como él. A mi lado, lo tendrá todo...

Maya habla en alto.

— mi respuesta será mil veces no para usted, marques Bracho. Y no permitiré que hablé de esa forma a mi futuro esposo, o le da una disculpa o se va de mi casa...

— no le daré una disculpa cuando hablo la verdad. ¡Sigo sin comprenderlo, como pudo fijarse en él, apenas lo conoces!

— no. Yo lo conocí desde niña, y la verdad, me ha gustado mucho más ahora que lo he visto nuevamente. Además, estaría dispuesta a estar a su lado no importa por esa desgracia que estar con usted y soporta su perfume barato...

— ¿Que?...— pregunta ofendido— ¿Mi perfume es peor que casarse con el duque?

— hasta que por fin entendió algo. Y si no está dispuesto a darle una disculpa al duque, es mejor que se vaya.

— esto no se quedará así...— amenazó Bracho, apuntado con un dedo a Maya.

Es cuando Félix se acerca más a él y lo toma de la ropa, mirándolo con enfado, el marqués podía sentir sus ojos pesados a través de la máscara.

— señalar a una mujer es de mala educación... Pero claro, se me olvidó que estoy hablando con un incivilizado engreído. No me importa que te disculpes por mí, pídele perdón a lady Maya...

— ¿O que?

— usaré mis influencia para hacerle la vida imposible, sabe a lo que me refiero ¿No?— al parecer, Bracho entendía perfectamente a lo que se refería, no por nada se le temía al duque a pesar de su historial familiar.

Félix con fuerza, arrastró al marqués y lo obligó a bajar la cabeza frente a Maya.

— disculpese con la señorita.

— yo... Le pido disculpas, lady Maya.

— prometo no molestarla más... Repítelo...— Félix agita un poco al marqués de la ropa.

— ¡Argh!... La tela es fina, no la jale más que la dañará... Prometo no molestarla más...

Antes de concluir, Félix con un poco más de fuerza, desgarra la tan fina tela de Bracho.

— ups, supongo que no era tan fina si se rompió tan fácil...— se va al lado de Maya—... Ahora, haga lo que pidió la dama, váyase...

El marqués Bracho veía con resentimiento tanto como a Félix cómo a Maya, pero no objeta más nada y se va molesto de la reunión.

Como todo el mundo había escuchado de que Maya había elegido al candidato, el padre de ella habla un momento con ellos.

— hija, ¿Estas segura de casarte con él?... Es un poco agresivo.

— ¿De que hablas padre, si tú fuiste que lo invitaste?... Además, Lord Evegreen no es agresivo, me defendió como todo un caballero. Y el marqués Bracho un abusador mentiroso, está claro con quién quiero casarme.

— bueno, si, pero no pensé que lo elegirías a él, lo invite por cortesía pero no podrías hacer una familia a su lado.

— es mi decisión, ¿Recuerdas?... Aceptaré estar con él sin importar su condición, puede ser que en un futuro, hasta pueda sanarlo.

— ¿Sanarlo?... ¿De que hablas, Maya?

La pelirroja solo ríe y mueve su cabeza a los lados.

— no importa, solo... Acabemos con esta fiesta para preparar todo sobre la boda.

— está bien. Confiaré en tí y en tu nuevo juicio que por lo menos es maduro, no como antes, que siempre eras berrinchuda.

Ahora, como todo había quedado claro entre ellos, el padre de Maya anuncia con gran tono que su hija se casará con el duque del norte. Lo cuál, deja mucho murmullos, más que todo de intrigas, dudas y asombro.

“¿Será que estará consciente de que se está casándose con un enfermó?"

“quedara viuda muy pronto"

“bueno, será muy rica si se casa con el duque"

— no le hagas caso, Lord Evegreen...— dijo Maya con una pequeña sonrisa— verá que su vida será la más larga y sana que toda la que están aquí presentes...

— no. Su vida, lady Maya, debe ser la más larga y próspera que la mía.

Aunque no se le podía notar la sonrisa, era claro que el duque reía, se sentía extraño, pues nunca había sentido ese gesto que causa calidez en el pecho junto con un buen sentimiento.