Un Cuento De Maravillas [OMEGAVERSE]

La presencia de Suni los hizo sentirse más seguros, Hwan volvió a recuperar su usual salud, y el estrés que cargaban pudo liberarse un poco; si bien no necesitaban terapias en cuanto a su relación, el castaño les ayudaba a lidiar con la situación emocional en la que se encontraban.

Si bien, debían esperar supuestamente a un abogado, ellos buscaron aprovechar su tiempo; los tres comenzaron a investigar, ya fuese en la biblioteca, como en cualquier fuente de información a su alcance, por una alternativa.

Cualquier cosa.

Sin embargo la información, ya de por sí escasa, no les proveía de soluciones.

La llegada de Byung Jian, simplemente añadía presión a su situación, siendo un Alfa y representante del gobierno.

Un Alfa sin duda, pero tan extraño, que despertaba su curiosidad.

Su reserva con el hombre desapareció. Hwan a veces le gustaba observarlo entretenido por la torpeza del hombre, y reía por lo ofuscado que Suni lograba poner al Alfa. Para Soo era algo similar, jugándole una que otra broma, sin olvidar el insulto ocasional claro.

Pero Jian, demostró inmediatamente tener un objetivo diferente con el que lo había mandado, sin embargo no pudieron aun encontrar nada.

Aun así el apoyo de Jian y Suni les daba tiempo.

Aunque los altos mandos por su parte, insistían en cuanto oportunidad hubiese; ya fuera con llamadas telefónicas, o cartas casi semanales, siempre argumentando que era por su bien,

Que no podían estar sin un Alfa.

Y con el tiempo, simplemente dejaron de contestar llamadas. Cuando veían una carta en su buzón, Soo las juntaba y quemaba con una expresión sombría,

Pero llena de desesperación. A veces apretando sus puños hasta que sus manos sangraban.

Lo único que evitaba que se derrumbasen, era sentir el calor del otro.

Lo único que querían.

..._____________...

La forma en que las personas llegan a nuestras vidas, es algo de lo que nosotros no tenemos forma alguna de saber, puede ser una simple mirada que se cruzó en un instante, o simplemente un saludo de pura cortesía en una mañana que podría desencadenar algo en después.

San Kyo durante su vida, y por su trabajo, había conocido a infinidad de personas; tantos encuentros y rostros, que francamente solía olvidarlos al siguiente minuto, muchas personas con interés, o queriendo algo de él,

Algo diferente de su pareja el Alfa Choi Rae, quien nunca quiso nada de él, y no le interesaba mucho si era el congresista más joven en la historia

Se amaban, a su manera, sin embargo sus discusiones venían haciéndose pesadas ya hacía un tiempo; Simplemente ya no hablaban de sus problemas. Sin embargo la causa de ellos estaban aún ahí.

Si no fuese por la intervención de su terapeuta, Keun Suni, las discusiones hubiesen pasado a algo más violento, siendo ambos Alfas.

El Alfa suspiro agotado y se recargo en la banca de ese parque, paso su mano por sus cabellos castaños de tono cobrizo aliviando algo de tensión.

El rechinar de la vieja madera de la banca lo hizo voltear ligeramente para ver a un pequeño hombre pelirrojo, que por su aroma, delataba su naturaleza Omega.

Sin darle importancia simplemente se volvió a sumir en sus problemas, ignorando que el gesto ya encaprichado del Omega se marcó más.

—No sé qué problemas tengas —Habló por lo bajo irritado—, pero apestas, idiota—frunció su nariz al mirarle.

Kyo ofendido iba a reclamar, cuando su normalmente relajante aroma a pino se había vuelto algo amargo por su angustia, al permitirse ahogarse en sus problemas en esos minutos.

Sin saber que decir, o con ganas de si quiera reclamar por el insulto, colocó sus largos brazos sobre sus rodillas sintiendo derrotado, algo raro en el siempre orgulloso Alfa.

Soo enarcó una ceja extrañado, aunque curioso, ver a un Alfa así era todo un espectáculo, y algo preocupante cabría decir— Enserio que ridículo te vez —Comento, aunque sin su usual tono de desdén.

El Alfa simplemente volvió a suspirar—: No es tan fácil —Comento Kyo sin fijarse mucho en a quien estaba contando sobre sus problemas—. Hay demasiadas dudas...mi pareja, parece que aún no está seguro...y ya ni siquiera hablamos de eso —Su rostro se levantó nuevamente mirando a las personas caminar frente a ellos.

El Omega realmente no entendía bien la situación, pero si estaba seguro que escuchar a un Alfa quejarse de un problema, que a todas luces no era tan grave, y a diferencia del suyo tenía una solución, le enfurecía— No solo eres débil.

—¿Qué? —Pregunto un poco molesto Kyo.

El congresista estaba bastante sorprendido y fuera de lugar con el comportamiento del Omega.

—También un idiota —Los ojos grises de Soo miraron a los negros de Kyo —Dudan demasiado—. Suspiró al ver la expresión ofendida del otro—. Si un problema tiene solución, las dudas son simplemente excusas...a diferencia de ti, hay otros que no tienen tiempo para dudar —los ojos del pelirrojo en ningún momento vacilaron con sus palabras.

—Uh... —una delicada voz interrumpió el silencio entre los hombres—Hola —saludó tímido un Omega rubio— ¿Un conocido? —preguntó amable.

—Un imbécil — Contesto a Hwan, quien frunció el ceño por las palabras de Soo— Vámonos que se hace tarde —Exigió Soo caminando sin esperar a Hwan.

El rubio suspiro.

—Deberás lo siento —Susurró Hwan y se apresuró a alcanzar a Soo.

Kyo vio cómo ambos caminaron juntos; con sus hombros tocándose en suaves roces, manos inquietas en suaves toques, queriendo estrecharse, pero manteniendo la distancia.

El congresista entonces entendió las palabras de Soo.

Y sobre que no podía dudar.

El Alfa ese día, quedo impresionado ante la seguridad de ese hombre, quien actuaba con una voluntad que jamás había visto en un Omega.

Sus problemas eran diminutos al parecer, comparados con la posible situación de ese Omega.

El, y Rae, su pareja, se querían, ambos lo sabían

Entonces, ¿porque seguían dudando?

¿Que los hacia no tomar la solución que estaba a su alcance?

Kyo no tenía respuesta, y eso era, porque no la había;

Nada los detenía,

Solo ellos mismos.

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