Cinco años después de la desaparición de su hermana Valentina, Anastasia se obsesiona en su búsqueda, sin descansar, ignorando todo lo que los demás decían, así llega hasta sumergirse en un viaje más allá de la realidad y lo imposible
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CAPITULO 24: "UN RUIDO EN LA VENTANA"
Esa mañana siguiente viajarían a lo silvestre y a las Montañas a grabar, entonces tuvieron que salir muy temprano, casi de madrugada.
Ana y Val ya estaban listas, había muchos medios de transporte, uno de ellos era un bus, los tráiler y camionetas, menos Lucas y Chris que se movilizarían en sus vehículos particulares.
Las hermanas salieron listas con sus valijas de maquillaje hacia el bus.
-Si quieren yo puedo llevarlas, el bus está muy lleno.- dijo Lucas.
-¿El productor también va?- pregunto Ana a su hermana por lo bajo.
-En ocasiones si.- respondió Val.
Del otro lado estacionó Chris y bajo del auto.
-Yo también tengo espacio.- dijo
Las dos jóvenes se miraron entre si. Evidentemente aún continuaba esa disputa por el corazónn de Anastasia.
Del otro lado, veían a Ralf que se acercaba caminando.
-Mejor vamos en uno de los tráiler, que prácticamente están vacíos.- respondió Val y se movieron hacia el motorhome de los protagonistas.
-Ralf seguramente necesita transporte. ¿Por qué no lo llevan para recuperar su amistad?- finalizó Anastasia, en tono irónico.
Cuando llegaron al lugar indicado, rápidamente, todo se puso en marcha. Había que preparar a los artistas, acomodar las luces, preparar a los caballos. Ana nunca imaginó tanto trabajo. Era todo un caos.
Le toco retocar en un momento a Chris, quien deseaba hablarle pero ella lo ignoro totalmente. A Lucas lo mantuvo lejos, y por suerte, a Ralf, no le dió la oportunidad porque lo atendió Val.
Del que no pudo zafar y de su sarcasmo, fue de Peter.
-¿Cómo le está yendo al tesoro más deseado del mundo?- pregunto con ironía, mientas ella lo retocaba tras una escena entre unas piedras.
Anastasia lo miro seria.
-Te callas o te hago comer la brocha.- respondió.
El plan era quedarse hasta la noche, Pero Ana, muy experta en el tema le advirtió a Val para qué avisé al director y a quien corresponda, ya que está era su jefa, que se avecinaba una tormenta, y por la naturaleza de las nubes, parecía que sería brava.
Así que llegaron a su casa temprano. Justo para salvaguardarse, cuando los truenos y relámpagos comenzaron a asomar.
Anastasia miró por la ventana.
"Un par de tormentas así fueron las que las llevaron a ellas hasta allí".
La realidad era que se le cruzó por la mente ir hasta la playa, Pero luego miro a su hermana y aún no se sintió lista para despedirse de nuevo de ella.
Ana se duchó, se colocó una remera amplia y unos shorts muy cómodos, comió algo y se retiró a su cuarto, para leer algo del libro que su hermana le había obsequiado.
Estaba, muy cómoda, sentada en su cama, cuando comenzó a sentir golpes, como de piedras chocando algo, miro hacia todos lados y no vio nada fuera de lugar.
Se acomodó para seguir leyendo, cuando volvió a escuchar ruidos, miro la ventana ¿Realmente provenían de allí?.
Trato de ignorarlos y volvió a concentrarse en el libro. Pero los oyó una tercera vez, ¡Ya era suficiente! ¿Qué ocurría?.
Con un poco dé sigilo, camino hacia la ventana, realmente no sabía que esperar... cuando corrió la cortina ¡Era Chris! todo empapado.
Rápidamente abrió la ventana.
-¿Qué haces aquí?- pregunto mientas lo ayudaba a entrar -¡Ven, entra!
-Tenía que hablar contigo.
-¡Pero estás loco! Te dará una pulmonía.- continuo ella caminando hasta la puerta y abriendo un poquito -Mi hermana está con Esteban.
-Tenía que llegar a ti.- respondió Chris.
Ana tomó una toalla y fue hacia él.
-Quítate esa ropa mojada. ¡Estás hecho sopa!- Exclamó y él sonrió mientras se quitaba la remera.
Ana estaba distraída abriendo la toalla, Pero cuando levanto la mirada se quedó viendo su pecho, con un sutil bello rubio. El cuerpo de Chris no estaba lleno de músculos, era más bien, un cuerpo normal, pero se sintió muy atraída.
Chris se dió cuenta de inmediato que ella no disimulaba en verlo, estaba muy cerca, cuando tomo la toalla, le tocó la mejilla y la miro a los ojos.
-Yo te amo, ana.- susurró.
Ella lo miro conmovida y lo supo, era él, solo él.
-Yo también te amo, Chris, solo a ti.- respondió y lo beso.
Chris dejó caer la toalla, para poder tomarla entre sus brazos, Ana le rodeo el cuello con los brazos.
Los besos y las caricias se iban intensificando. Así la fue llevando hacia la cama.
Ana se separó un poco para quitarse la remera, Pero él la freno.
-¿Estás segura?- pregunto y ella asintió, entonces él la ayudo a continuar.
Continuaron desvistiéndose en la cama, era todo un mundo nuevo para Ana, en cuál explorar, se sentía nerviosa. Pero Chris era muy cuidadoso en cada movimiento, a cada momento le preguntaba si estaba bien.
Ana debía admitir que en un principio se sintió algo incómoda, algo molesta, Pero a medida que pasaba el tiempo, las caricias en su piel se suavizaban y se sintió plena. Acompañaba el Vaivén del cuerpo de Chris con el suyo, se sintió segura.
Cuando todo terminó, Ana se recostó en su pecho, agitada, y él la abrazó.
-¿Esto será siempre así?- pregunto con una dulce voz.
-No.- respondió Chris y ella lo miro
-¿No?
-No, será mejor, mientras sea conmigo.
Ana sonrió y lo volvió a besar muy dulcemente.
A la mañana siguiente, Ana aún dormía sobre el pecho de Chris cuando la luz de la habitación se encendió de golpe. Val entró sin tocar.
Chris despertó sobresaltado y, con un rápido movimiento, subió la sábana que los cubría hasta los hombros para tapar completamente a Ana, quien seguía dormida, de espaldas.
—Vístanse. Los espero en la cocina —dijo Val, antes de salir del cuarto.
Unos minutos más tarde, ya vestidos, los tres estaban sentados en la mesa de la cocina. Val había preparado café. Frente a ella, la pareja se sentaba tomada de la mano. Ana mantenía la cabeza gacha, como esperando una sentencia.
—A ver si yo no estaba equivocada —comenzó Val—, ¿pero ustedes no estaban peleados?
—Sí… —respondió Ana, algo avergonzada—. Pero… pasaron cosas.
—Yo solo quiero decirte que amo a Ana, y la respeto. Es todo lo que quiero que sepas: que te sientas segura de lo que siento por ella —intervino Chris, con voz firme pero serena.
—Entrando por la ventana no parece que la respetes tanto —respondió Val, y se hizo un silencio incómodo—. Porque... Estuvimos con Esteban hasta tarde aquí, y no tocaste el timbre.
—Sí... eso fue un error y... —Chris tragó saliva—. Lo siento, de verdad.
—Val, por favor... yo te escuché muchas veces decir... —intentó defender Ana.
—Sí —la interrumpió Val—, pero resulta que esta es mi casa.
—¿Y de eso se trata? ¿Dejar en claro que es tu casa? —replicó Ana, visiblemente molesta.
—Mi amor... —intervino Chris, con suavidad, buscando calmarla—. Hay que admitir que obramos mal.
Luego miró a Val con sinceridad.
—Lo importante es que yo la amo. Más que eso… estoy loco por ella.
Ana lo miró y sonrió, emocionada. Val se recostó hacia atrás en su silla, cruzando los brazos, observándolos por un momento en silencio.
—Mirá, Chris. Estuve bastante enojada contigo… pero te conozco hace tiempo. Y la verdad es que te quiero.
Ambos la miraron sorprendidos.
—¿Eso quiere decir…? —preguntó Ana, esperanzada.
—Que actúes como un novio normal… y la próxima vez, entrá por la puerta.
Los dos sonrieron, aliviados.
Ana se levantó de un salto y abrazó a su hermana con fuerza.
—¡Eres la mejor hermana del mundo!