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Entre Las Páginas Del Destino

Entre Las Páginas Del Destino

Status: En proceso
Genre:Espadas y magia / Romance / Viaje a un mundo de fantasía / Yaoi / Aventura / Fantasía LGBT
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Shion Miller

Cleoh era solo un nombre perdido en una línea secundaria de una novela que creyó haber olvidado. Un personaje sin voz, adoptado por una familia noble como sustituto de una hija muerta.

Pero cuando despierta en el cuerpo de ese mismo Cleoh, dentro del mundo ficticio que alguna vez leyó, comprende que ya no es un lector… sino una pieza más en una historia que no le pertenece.

Sin embargo, todo cambia el día que conoce a Yoneil Vester: el distante y elegante tercer candidato al trono imperial, que renunció a la sucesión por razones que nadie comprende.

Yoneil no busca poder.
Cleoh no busca protagonismo.
Pero en medio de intrigas cortesanas, memorias borrosas y secretos escritos en tinta invisible, ambos se encontrarán el uno en el otro.

¿Y si el destino no estaba escrito en las páginas del libro… sino en los espacios en blanco?

NovelToon tiene autorización de Shion Miller para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 24

La tarde comenzaba a deshacer sus colores sobre los techos del pueblo cuando el festival se dispersó hacia las calles secundarias. Las luces seguían vivas, pero más espaciadas. El bullicio se volvía un murmullo lejano.

Anne caminaba adelante, jalando a Cleoh con entusiasmo hacia un puesto que había visto a lo lejos. Erian los seguía, discutiendo con un vendedor sobre el precio exorbitante de unas frutas confitadas.

—Solo un momento, joven maestro —dijo Anne, sin girarse— Quiero mostraros algo.

Cleoh, aún maravillado con la música, caminó detrás de ella distraído, observando cómo las linternas se mecían con la brisa. Sus pasos eran suaves, casi flotantes, perdidos en aquella atmósfera festiva. Erian, un poco más atrás, contaba monedas y renegaba por lo bajo.

Fue en ese pequeño desorden —esa distancia casi imperceptible entre uno y otro— donde se dió el momento perfecto.

La calle se estrechó, el ruido se amortiguó como si hubiera caído una manta sobre el mundo. Las sombras se arrastraron hacia los bordes, densas y expectantes.

Cleoh dio un par de pasos más, todavía mirando una máscara de papel moviéndose al viento, cuando un leve temblor en el aire lo hizo detenerse, no fue un sonido, no fue una presencia.

Fue algo… distinto. Como si la luz hubiera vacilado.

Parpadeó y el festival desapareció. Un chasquido opaco de energía quebró el aire detrás de él, tan rápido que ni siquiera llegó a girarse, una presión lo envolvió, tibia y extrañamente suave, como un velo húmedo que se cerraba a su alrededor, no dolía, no quemaba, solo… lo devoraba.

—¿Ah…? —sus labios apenas lograron pronunciarlo antes de que un resplandor tenue cortara la calle en dos.

Anne siguió caminando sin notar nada.

Erian terminó de contar sus monedas, levantó la vista para quejarse nuevamente, pero Cleoh ya no estaba entre ellos.

En un segundo, sin ruido, sin lucha, sin siquiera un suspiro, el mundo lo había tragado.

Anne dio un paso más y solo entonces lo sintió: la ausencia, esa sensación fría de que alguien que estaba a tu lado hace un parpadeo ya no está.

—¿Maestro Cleoh? —preguntó al aire, frenando de golpe.

Erian, que seguía regateando sin notar nada extraño, se giró apenas cuando el temblor en la voz de su hermana se volvió imposible de ignorar.

—¿Qué haces ahora? Iba a regatear otro—…

Ella lo ignoró, caminaba de un lado a otro, revisando cada rincón, cada sombra, avanzó unos pasos más, con el corazón golpeándole el pecho.

El eco vacío de la calle estrecha le devolvió únicamente silencio.

—Señor Cleoh… señor Cleoh… —susurraba, cada vez con más desesperación.—Señor Cleoh… —llamó, ya sin aliento.

—¿Dónde…? —murmuró Anne, girando sobre sí misma con un pánico infantil que ella misma intentaba reprimir— ¡¿Dónde está?!

Erian frunció el ceño.

—¿Qué pasa ahora, Anne? —preguntó, con un suspiro impaciente—¿A quién demonios estás buscando? ¿Dónde está tu amiga? —miró alrededor, confundido.

Anne se llevó las manos al rostro, temblando.

—No… no… él no…

—¿Él? —Erian parpadeó, aún más confundido— Anne, ¿qué estás diciendo? ¿Dónde está tu amiga?

Ella negó con la cabeza, repetidas veces, como si aquello fuera un error del mundo, no suyo.

—Erian… Erian, no está… el joven maestro no está…

Erian abrió la boca para protestar, pero las palabras murieron antes de salir.

La voz de Anne sonaba tan rota que le hizo un nudo en el estómago.

—¿Qué joven maestro? —preguntó despacio— ¿De qué hablas? ¿Quién no está?

Anne al fin dejó de moverse. Se quedó quieta, inmóvil, como una estatua a punto de quebrarse, sus ojos estaban muy abiertos, enrojeciéndose por segundos.

Erian dio un paso hacia ella.

—Anne… mírame. ¿Qué está pasando? —pidió, apoyando una mano en su hombro.

Ella no reaccionó.

Erian, sintiendo cómo la preocupación comenzaba a desplazar cualquier rastro de humor, la tomó por ambos hombros y la obligó suavemente a mirarlo.

—Anne, Respira, dime quién falta.

Los labios de Anne temblaron antes de que finalmente salieran las palabras, quebradas.

—Mi amiga… no es mi amiga… —susurró— Es… es él. Él… ¡Erian, es el joven maestro Cleoh! ¡El hijo menor del duque Caisent!

El corazón de Erian se detuvo.

—¿Qué…? —La sangre se le heló al instante— Anne, dime que estás bromeando.

Pero Anne ya estaba llorando, negando con fuerza.

—Desapareció… Erian… ¡desapareció!. Si algo le pasa… si algo le pasa…es mi culpa!

Erian la tomó por los brazos para impedir que se derrumbara.

—Anne, escúchame —su voz, por primera vez, sonó dura— ¿Estás segura?

Ella asintió, las lágrimas cayendo sin control.

Erian apretó la mandíbula, sintiendo cómo una mezcla de rabia, terror y una responsabilidad aplastante lo atravesaba de golpe.

—Mierda… —exhaló, sin poder contenerlo.

No era solo un problema, era una catástrofe.

—Vamos —dijo al fin, tomándola de la mano—. No vamos a quedarnos aquí esperando. Lo encontraremos. Pero necesito que te calmes y me digas exactamente cuando fue que lo perdiste de vista.

Anne sollozó, intentando controlar el temblor de su respiración.

—E-Erian… ¿y si… qué pasa si…?

—No digas nada —la interrumpió él, con voz baja pero firme—concéntrate

Anne lo miró con los ojos inundados.

Erian, aún pálido por la revelación, enderezó los hombros.

—Vamos —repitió— El tiempo corre.

...**********...

La oscuridad fue lo primero.

Una negrura espesa, sofocante, que no pertenecía a ninguna habitación conocida ni a ningún lugar que su memoria pudiera identificar. Cleoh abrió los ojos sin estar seguro de haberlos cerrado; la penumbra era tan densa que parecía otro párpado cubriéndolo.

Intentó respirar hondo… y el aire llegó con un retraso angustiante, como si tuviera que atravesar algo antes de alcanzar sus pulmones.

Un zumbido tenue vibraba en las paredes. Paredes… sí, eso era: estaba encerrado. El espacio que lo rodeaba era pequeño, frío, curvo, húmedo. El tacto de sus dedos confirmó la superficie lisa y extrañamente tibia, como si el material respirara con él.

Su corazón empezó a latir con violencia, golpeándole el pecho como si quisiera abrirse paso.

—¿Dónde…? ¿Qué pasó?—Intentó recordar.

El festival, Anne riendo, Erian discutiendo con un vendedor, la calle estrecha y la caída del sol, El murmullo de la gente, y luego… un tirón, un silencio abrupto, como si el mundo hubiese sido tragado por un vacío.

Un estremecimiento le recorrió la columna.

El espacio vibró de nuevo, esta vez con una pulsación más fuerte, como un latido ajeno al suyo. Un destello rojizo iluminó fugazmente el interior, revelando por un segundo la forma redonda del artilugio y su propio reflejo distorsionado en la superficie curva frente a él, su rostro se veía pálido, casi translúcido, los ojos abiertos desmesuradamente por el pánico.

El aire volvió a espesarse.

Un sonido metálico se deslizó por el exterior, como un cerrojo girando.

—¿Hola…? —su voz salió temblorosa, ahogada—. ¿Hay alguien? ¿Anne? ¿Erian? —Nada.

Solo el eco de su respiración resonando dentro del pequeño espacio.

Movió las manos hacia adelante, tanteando, buscando una salida, un borde, algo, pero al presionar, una energía cálida —demasiado cálida— le recorrió las palmas, obligándolo a retirarlas. Era como si el artilugio repeliera cualquier intento de fuga.

El pánico se abrió paso en su garganta.

—No… no, por favor…

Un nuevo destello iluminó la cápsula, esta vez más largo, más intenso. A través de la transparencia momentánea del material, Cleoh alcanzó a ver formas nebulosas, tres siluetas que se movían alrededor del artilugio, sombras humanas deformadas por el cristal mágico.

Un escalofrío le mordió la piel.

No reconocía esas figuras. No eran Anne, ni Erian.

Y el modo en que se movían, el modo en que observaban la cápsula…Había algo depredador en sus posturas

El artilugio volvió a temblar.

Cleoh apoyó la frente contra la pared curva, sintiendo cómo un miedo helado le recorría el cuerpo.

Intentó calmar su respiración, pero el espacio era tan reducido que cada inhalación parecía un intento fallido.

—¿Dónde estoy? ¿Qué quieren de mí?

Las sombras se acercaron, una mano se posó sobre la superficie externa y la cápsula emitió un sonido como un suspiro gutural. Una línea de luz comenzó a formarse, ascendiendo lentamente: el sello estaba cediendo.

Cleoh tragó saliva, con el corazón galopando.

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Arin Wang
🥰
Shian Leen
muy buena historia, estaré esperando más capítulos
Lex
Me encanta💕
Lenn
me encanta
BodySnatcher
Me encanta como escribes, me hace sentir parte de la historia. Espero poder seguir leyendo más de tus obras.
Shoot2Kill
más capítulos porfavor
Leo☕
Muy buena historia🎉✨ a mi me gustó hasta ahora, y quería saber si podrías leer alguna de las mías y darme tu opinión 😅
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