Tengo Una Cita Todos Los Miércoles Con Mi Ex

A Virginia le extrañó un poco cuando llegó a su casa de que Rebeca no se encontrara en el lugar, no obstante, cuando se dio cuenta de la hora supuso que ella ya se había ido a la universidad

-Cuando regrese esa chica me va a escuchar – Se dijo a sí misma

Virginia no notó que faltaban la mayoría de los objetos personales de Rebeca porque su atención en ese momento estaba concentrada en tratar de comunicarse con Armando, sabía que necesitaba la ayuda de un abogado y se negaba a pagar por esto cuando su nieto podía hacerlo gratis

-¿Acaso ese bastardo no piensa atender mis llamadas? – Preguntó Virginia

Todos sus intentos de comunicarse con Armando fueron infructuosos y después de un tiempo se dio cuenta de que fue bloqueada

-La vieja bruja no entiende que no quiero hablar con ella – Dijo Armando

-Ese es el problema cuando eres un abogado – Dijo el supervisor de Armando con un tono de burla

-Sí, porque todos te piden consejo legal gratis – Respondió Armando

Armando no tenía tiempo para hablar con su abuela porque esa mañana se encontraba reunido con su supervisor y ambos revisaban el caso de su primo y a pesar de que todo el caso era circunstancial, estaban muy optimistas de que obtendrían un buen resultado en la corte

-Por suerte para nosotros la actitud de tu primo nos está favoreciendo mucho – Dijo el supervisor de Armando

Armando esbozó una sonrisa con satisfacción pensando en que a su primo le esperaban muchos problemas legales durante los próximos meses

-Esas son buenas noticias – Dijo Armando

Esta vez no importaba cuanto lo intentaran, Virginia y Abigaíl no podrían ayudar a Damián, además de que ellas mismas también tendrían sus propias situaciones por resolver

-No crea ese ingrato que no se lo voy a contar a Bernardo – Dijo Virginia con malicia

A pesar del mensaje que me envió mi madre en la madrugada, pude dormir plácidamente hasta casi las nueve de la mañana, y aunque me sentía perezoso, tuve que levantarme de la cama porque hoy recibiría al primer cliente de mi taller

-Voy a apagar este teléfono o de lo contrario mi madre no me va a dejar en paz – Me dije a mí mismo

Mi madre no deja de enviarme mensajes como si con eso voy a ponerme en contra de mi propio hijo, parece que olvida que no soy como ella y que nunca le haría daño a Armando

-No tengo tiempo para sus dramas – Me dije a mí mismo

Mi taller ya está listo para recibir clientes y por suerte mi vecino tiene un Mustang y cuando se dio cuenta de las condiciones en el cual está mi belleza me pidió que revisara el suyo, para mí es muy importante ganarme una buena reputación y por eso no quiero distracciones en este momento

-¿Por qué Bernardo me está ignorando? – Se preguntó Virginia

Virginia no aceptaba un no como respuesta y tanto la actitud indiferente tanto de Bernardo como de Armando la hicieron enojar, así que sonrió con malicia y decidió ir a la firma de abogados en la cual trabajaba Armando para presionarlo a través del chantaje emocional

-Vamos a ver bastardo si ahora te vas a negar a ayudarme – Dijo Virginia con prepotencia

Virginia llegó a la firma de abogados con una actitud altiva y cuando la recepcionista le dijo que no podía entrar, ella se alteró y comenzó a hablar con un tono de voz muy fuerte para que todos los presentes la escucharan

-¿Cómo que no me vas a dejar entrar? – Preguntó Virginia

Virginia era una reina del drama y sabía bien como presionar para obtener lo que quería, su odioso nieto aún no era socio de la firma, así que tenía una reputación que cuidar y ella se aprovecharía de eso

-Señora, por favor, necesita calmarse – Respondió la recepcionista

-¡Exijo hablar con Armando de inmediato! – Ordenó Virginia

-Señora, debe esperar porque el abogado García está en una reunión - Dijo la recepcionista

-¡Vean todos como ese ingrato de mi nieto se niega a ayudar a su familia! – Gritó Virginia con malicia

La reunión entre Armando y su supervisor fue interrumpida cuando la recepcionista tocó a la puerta

- Abogado García\, su abuela está gritando en el lobby e insiste en hablar con usted – Dijo el pasante

Armando frunció el ceño porque a esa mujer nunca le gustó que la llamara abuela y ahora tenía el descaro de presentarse en su trabajo para hacer un escándalo

-Mi abuela se va a arrepentir de hacer esto – Dijo Armando con irritación

Armando hizo una llamada y sonrió con malicia porque le iba a dar una desagradable sorpresa a su abuela porque él a diferencia de su padre no era una persona tan noble

-Si no es así, no me das la cara – Dijo Virginia con suficiencia

Armando se detuvo frente a su abuela y la observó con desdén, lo cual fue impresionante para Virginia porque este joven que en apariencia era amable en este momento la miraba de una forma que helaba la sangre

-Para usted yo no soy su nieto – Respondió Armando

-Le voy a contar a tu papá que me ignoraste cuando te llamé porque tu primo está en problemas

Armando se encogió de hombros porque le parecía muy ridícula la amenaza de su abuela

-¿Y? – Preguntó Armando con un tono de burla

-Si no vienes conmigo a la estación de policías para que liberen a tu primo y a tu tía, voy a hacer un gran escándalo para que te despidan – Dijo Virginia con malicia

-Abuela, me encantaría ver como consigues hacer eso – Respondió Armando

Armando esbozó una sonrisa porque si bien lo que estaba haciendo su abuela podía perjudicarlo el asunto es que existía un conflicto de intereses porque la víctima del caso era su madre así que no podían obligarlo a darle ningún tipo de asesoría legal, aunque él había tomado medidas para evitar que esta situación continuara

-¿Alguien solicitó ayuda médica? – Preguntó un paramédico

Armando agitó los brazos y señalaba en dirección a Virginia, y apenas podía contener la risa porque él había llamado al personal de atención médica primaria diciendo que su abuela, la cual tenía problemas mentales, tenía una crisis en el lobby de la firma

-Por aquí, apúrense, por favor – Dijo Armando con amabilidad

Virginia estaba atónita cuando fue sujetada por el personal médico mientras intentaban llevársela sin darse cuenta de que mientras más agitada se comportaba más hacía creer al personal que realmente tenía una crisis nerviosa

-¡ARMANDO ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ! – Gritó Virginia

Armando puso una expresión de pesar en su rostro mientras los presentes lo observaban con lástima y aunque era un poco vergonzoso era preferible que todos pensaran que su abuela tenía una enfermedad mental, a que era una arpía maliciosa

-No te preocupes Armando, porque tu abuela pronto va a estar bien – Dijo la recepcionista

Eran las 11 de la mañana cuando Abigaíl fue llevada al tribunal para su primera audiencia, pero el juez decidió que ese día no habría despacho, así que ella tuvo que esperar sentada en el lugar, estaba hambrienta y desesperada

-¿Por qué mi mamá no ha venido a ayudarme? – Se preguntó con desesperación

Damián no estaba mejor, ya no tenía esa actitud arrogante de cuando llegó, ahora solo deseaba que llegara su abogado para que lo liberaran de este lugar

-¿Cuándo va a llegar mi abogado? – Preguntó Damián con impaciencia

El oficial Pérez terminó su turno y deliberadamente retrasó hacer la llamada de un abogado de oficio, y el personal a cargo ignoraban esa situación, así que tampoco lo hicieron, dejando a Damián sentado en la sala de interrogatorios, sintiéndose hambriento y somnoliento

-¿Acaso ya llamaste a un abogado? – Preguntó el oficial a cargo

Damián negó con la cabeza y comenzaba a arrepentirse de haber solicitado un abogado porque ahora no le hacían preguntas y lo dejaron esperando por varias horas

-Nadie me dijo que debía llamarlo – Respondió Damián

-¿Qué pensaste que iba a pasar cuando pediste un abogado? – Preguntó el oficial a cargo

-Bueno que una vez que pidiera a un abogado este vendría de inmediato – Respondió Damián

-Supongo que no te explicaron que tienes que llamar a tu abogado de confianza o que nosotros te proporcionaremos uno de oficio

Damián se sentía perdido y se preguntaba que iba a hacer, además de que su madre, que era la persona que podría ayudarlo, estaba en su misma situación

-Supongo que voy a optar por un abogado de oficio – Dijo Damián

Damián no tenía conocidos que fueran abogados y sabía que su primo jamás lo ayudaría, así que decidió esperar por un abogado de oficio y eran casi las 11 de la mañana cuando este finalmente llegó a la estación de policía

-¿Dónde está mi cliente? – Preguntó el abogado

Preguntó un profesional con un traje desaliñado y aspecto cansado y los oficiales en la estación de policía que se encontraban en el lugar intentaban contener la risa en cuanto vieron llegar a este profesional porque este era considerado como el abogado de oficio más incompetente

-¿Tú eres mi abogado? – Preguntó Damián con un tono de desdén

No era necesario ser muy inteligente para darse cuenta de que este profesional no era un buen abogado, no solo se debía a su aspecto personal sino a la actitud que tenían los oficiales cuando lo veían

-Si no deseas mis servicios puedes llamar a otro abogado – Respondió con pereza

Damián supuso que dado que su único delito fue hacer un grafiti con una palabra ofensiva no estaba en un problema muy serio, así que a pesar de que evidentemente su abogado no era el mejor, confiaba en que en un par de horas sería liberado de la cárcel y se reiría junto a su grupo de amigos