Todo un imperio es una fortaleza casi inquebrantable y poco impenetrable. Una jerarquía que durante años sigue y seguirá en la cima del mundo, llevándose consigo todo a su paso. Cuando las traiciones azotan en el punto más débil del mismo, la cordura y la venganza sale con fuerza, sin importar que entre el odio haya amor de por medio. La traición es la ofensa más grande para los integrantes de la mafia más poderosa de Italia y del mundo. Los Lombardi no tienen otro significado en su lengua, que no sea el de la muerte para quienes quiebran esa fortaleza que a pulso han logrado levantar después de su caída. Quien estaba tentado por poder, sufrirá en carne viva lo que sin pensar causó en un imperio unido y forjado para destruir el mundo por proteger a los suyos.
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Capítulo 23
KENNETH
Dos meses después...
Durante toda mi carrera como agente, jamás se me cruzó por la cabeza que terminaría tras las rejas; señalado de haber sido parte del bajo mundo del narcotráfico, ayudado a escapar a los mismos y la desaparición de una de las agentes más reconocidas e importantes de la DEA. No me imaginé que lo que me resta de vida, será en una prisión de alta seguridad y no en la playa como tanto me lo pensé.
Tres meses ha sido mucho tiempo para detenerme a pensar que lo que he hecho ha estado muy mal, sin embargo, lo que me sorprende, es que la culpa no me llega. No me puedo sentir culpable cuando fui consciente de lo que hice. No solo los ayudé a escapar por mi hermano, sino también lo hice por Gia.
Ella es una mujer que en poco tiempo se volvió esencial en mi vida, y ahora que no puedo siquiera aspirar a tenerla; la rabia, el egoísmo y los celos me queman lentamente la piel ¿Amor? ¿Obsesión? ¿Deseo? ¿Capricho? ¿Sexo? ¿Química? ¿Atracción? Sí, todo eso y más es lo que siento por esa criminal que se ha calado sin permiso bajo mi piel. Y, a pesar de los tres meses que han pasado, se me ha hecho imposible sacarla de mis pensamientos. El recuerdo del sabor de su piel y el roce de sus labios, han sido las mejores de las torturas.
A mi padre lo dejaron en libertad un par de semanas después por falta de pruebas y por la condición de secuestro en la que lo encontraron. No es justo para él, que lo poco que le queda de vida sea en la cárcel, además él no tiene nada que ver con la decisión que tomé de ayudar a los Lombardi.
—Es una lástima que un hombre recto, con un futuro maravilloso y una impecable hoja de vida solo sea un farsante y traidor para con los suyos — mencionó el guardia, cerrando las esposas alrededor de mis muñecas —. Han de haberte pagado un buen billete para que hayas decidido cambiarte de bando, ¿no?.
—No — respondí.
Su risa solo hace que me suba la rabia a la cabeza. Por qué todo el mundo cree que fue con dinero que me cambié de bando, según ellos. Yo no me cambié de bando, ni recibí ni un solo centavo por haber puesto el corazón de por medio, en una jugada dónde sabía que el primero en caer es el.
—¿Es que se gana tan poco siendo agente o que, exagente? — siguió, hinchándome los huevos —. Y yo que aspiraba a convertirme en un agente secreto, jugar a ser uno de los malos y viajar por todo el mundo.
Enarqué una ceja, que patético el pensamiento de este imbécil.
—¿A poco no es eso lo que se hace, exagente?.
—Sácame de una buena vez de este puto hueco — apretó fuertemente las esposas.
—Se te ha brindado un buen trato, ¿por qué denigrar un lugar tan precioso cómo lo es mi prisión, Sr. Beck?. Pero acá entre nos, es mucho más amable el trato en una prisión de máxima seguridad — ríe —. Te van a tratar como si fueras un rey.
Me quedé en silencio, mientras el guardia estallaba en risas detrás de mí.
—¿Está preparado para su nuevo y definitivo hogar, exagente? — me guió hacía el camión blindado —. El karma le ha llegado, mi querido amigo. No puedo desearle nada bueno, porque sabemos perfectamente lo que le corre pierna arriba.
—Gracias, González — le cortó mi abogada —. Tengo el permiso de hablar con mi cliente.
Extendió un papel y guardia después de leerlo, asintió.
—Diez minutos, el tiempo corre y al hombre lo esperan en casa.
El guardia nos dio privacidad.
—Lamento mucho no haber podido hacer nada para dilatar el proceso — me quedé mirando su mano en mi hombro —. Haré todo lo que de mí esté para sacarlo de la cárcel.
—Ya ha hecho suficiente, abogada. No es necesario que haga más por mí — sonrió —. Le agradezco mucho, pero no hay nada más que usted pueda hacer.
—Aun queda una última audiencia, Kenneth. Podemos...
—Abogada, ya le he dicho que diga lo que diga, usted no va a lograr que los jueces cambien su veredicto — zanjé —. Tenga un buen día.
La dejé con la palabra en la boca y me subí al camión. Todo acto trae su consecuencia, y estoy consiente que mi mal actuar debo de pagarlo. El trago amargo es por saber que no tengo oportunidad de por lo menos hablar con Gia, de conocer a mi sobrino y de felicitar a mi hermano por su gran trabajo como papá.
El camión partió rumbo a la prisión de máxima seguridad de ADX en Florence, Colorado. Será un camino largo y de varias horas, y yo no dejo de pensar en el tiempo que pasaré solo y sin poder recibir una visita de mi hermano. Cerrando los ojos, la primera imagen que se viene a mi cabeza es la de esa criminal sonriendo maliciosamente, mientras el control de escapaba de mi razonamiento.
GIA
—Ya tengo listo tu pedido, hermanita — Malory rodeó mis hombros con un brazo —. Todo me lo imaginé menos que te hayas enamorado de Kenneth; mi cuñado — suelta una risita —. ¿Qué le has visto? Él es muy opuesto a ti.
—Malory, no estoy de humor para tus preguntas — gruño —. Haz la prueba de campo, llevabas años sin dedicarte a esto.
—Tu nunca estás de humor — agarro uno de los drones —. ¿Por quién me tomas, Gia? A pesar de llevar años sin hacerlas, mis manos son exactas y nunca se equivocan.
—No pueden haber errores — suspira.
—Y no los habrán — tomó el dron de mi mano y empezó a presumir de su magnífico trabajo —. Cada uno tiene implantado cinco diminutos explosivos en un fondo que se manipula manualmente con un mando a larga distancia; que los explosivos sean pequeños no quiere decir que no sean potentes. Los drones volarán alrededor de los vehículos de custodia, y en el momento que tengas pensado empezar la fiesta, solo oprime el botón y todo estallará — tomó un dron de diferente color —. Este es el que impactará un solo explosivo sobre el camión donde llevarán a Kenneth.
El dron de prueba se alzó por los aires de modo silencioso. Malory lo manipuló hasta que quedó lo más lejos posible de nosotras, y al oprimir el botón, el dron desplegó las mínimas bombas contra el auto blindado que hemos puesto previamente. En el momento en que la pequeña pelota hizo contacto con el sólido objeto, este estalló en pedazos. Malory sonrió orgullosa y la abracé de la misma forma, pues siempre me ha enorgullecido el gran talento que posee en esas manos tan delicadas y poderosas que tiene.
—Ve por tu hombre, hermanita — el corazón me dio un brinco —. Ten mucho cuidado, Gia. Sabes que...
—Me cuidaré. Lo prometo — sonreí —. No voy a dejar que nada malo le suceda.
Llevo planeando por tres meses este día, por supuesto que no puedo darme el lujo de que algo salga mal. He tenido gran ansiedad por volver a verlo, y el hecho de que pronto estaré viendo esa sonrisa burlona, mi estómago se revuelve y el cuerpo me tiembla. Cargando cada una de mis armas, sentí que todo se movió a mi alrededor, y fue mi hermano quien me mantuvo en pie; agradecí que no me atacó con preguntas, pero con la mirada que me dedicó, me gritó que después no tendría escapatoria alguna de ellas. Estos días no he podido dormir ni descansar como se debe, pues mi mente ha estado trabajando constantemente en el plan, además de que la demanda de droga ha ido en aumento.
—A volar cabezas — bromeó André y sonreí.
Salimos André, Dante, Damián y mi persona rumbo a la intersección dónde se atacará el camión que lleva a Kenneth a una de las prisiones más seguras del país. Estoy nerviosa, no lo puedo negar pues, es la primera vez que estoy haciendo algo por alguien que no es de mi familia. No obstante, Kenneth es parte de mí... de nosotros.