Nelly es una elfa a quien el destino le ha jugado una mala pasada, siendo engañada por su hermana, ella se ve envuelta en una situación tensa. ah pasado la noche en la habitación de un hombre al que no conoce. Al perder su honor es exiliada de su familia. Cuatro años después regresa por trabajo acompañada de un pequeño niño, y siendo acosada por un hombre que solo quiere pagar una deuda, por petición de su abuela... Ellos no sabían que sus destinos ya habían sido marcados por el lazo de un Después.
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Algo más allá
El día se desplegó ante nosotros como una manta de sorpresas, una tras otra.
Empezamos con helados, el sol brillando y Elío, por supuesto, terminando con la cara y las manos pegajosas.
Skailer soltó una carcajada al verlo, fue una risa sincera y cálida que me hizo sonreír. Me quedé un momento observándolos, a mi hijo feliz y a Skailer riendo con él.
Había una paz en esa escena que me llenaba el alma.
Después, convencidos por la insistencia de Elío y, admito, por mi propio deseo de seguir disfrutando de ese momento, fuimos a almorzar al centro comercial. Fue un almuerzo agradable, lleno de conversaciones ligeras y la alegría contagiosa de Elío.
No hubo silencios incómodos, solo la comodidad de estar juntos.
Luego, la elección obvia: el cine. Una película infantil, de esas que te sacan una sonrisa y te hacen olvidar todo lo demás, entre palomitas y bebidas. Salimos de la sala riendo, comentando las escenas más graciosas, Elío saltando de emoción y Skailer, con esa paciencia suya que lo caracteriza, escuchándolo atentamente.
La energía de Elío nos llevó a un espacio de juegos. Era un lugar vibrante, lleno de niños corriendo y gritando. Mientras Elío jugaba con un grupo, uno de los niños se acercó y le dijo algo a Elío sobre su papá. Elío, con esa inteligencia que a veces me sorprende, respondió con entusiasmo que su papá tenía muchos aviones. El otro niño, escéptico, no le creyó. Y ahí empezó la discusión.
Vi cómo la cosa se ponía tensa. El padre del otro niño se levantó, y Skailer, sin dudarlo, también se puso en pie, acercándose para ver qué pasaba. El otro padre, al ver la imponente figura de Skailer, solo atinó a agarrar a su hijo y salir de allí rápidamente.
Elío miró a Skailer.
Pude ver la sonrisa en su rostro, pero también una sombra de tristeza en sus ojos.
Skailer, siempre atento, le extendió la mano. Elío la tomó, y juntos caminaron hacia mí.
—¿Qué pasó, cariño?— les pregunté.
Elío, con la voz un poco apagada, dijo: —El niño dijo que su papá tenía un coche, y yo le dije que mi papá tenía muchos aviones—
Lo miré, intentando entender. —¿Y por qué le dijiste eso, Elío? No está bien mentir—
Elío me miró con sus ojitos cristalizados, llenos de una tristeza profunda. —Lose mamá… pero yo quiero tener un papá. Uno como Skailer—
Mi corazón dio un vuelco. Miré a Skailer, que estaba allí, firme, con la mano aún entrelazada con la de Elío. Elío, sin comprender la magnitud de su petición, levantó la vista hacia Skailer.
—Skailer— se acercó más a él. —¿Tú quieres ser mi papá?— preguntó con esa inocencia pura que solo los niños poseen.
El silencio se apoderó del lugar. Yo estaba en shock, sin saber qué decir o hacer, mi mente estaba en blanco.
Skailer, sin embargo, respondió de inmediato.
—Claro que sí, pequeño— dijo Skailer, con su voz firme pero llena de una ternura que me desarmó. —Me encantaría ser tu papá—
POV SKAILER

El caos de los juegos infantiles era, para ser honesto, un poco abrumador. Pero ver a Elío tan feliz, corriendo y riendo, hacía que todo valiera la pena.
Luego, esa pequeña discusión. No me gustó nada ver a Elío con esa mirada de tristeza, especialmente después de que el otro padre se fuera de esa manera. Me acerqué, extendí mi mano, y él la tomó. Sentí esa pequeña mano apretar la mía, y una punzada de algo… protección, quizás.
Cuando Elío me contó lo de los aviones y luego lo de querer un papá, mi corazón dio un vuelco. Nelly estaba ahí, visiblemente sorprendida, tratando de asimilarlo. Pero para mí, la respuesta fue instantánea. Ver a Elío, tan pequeño, con esa vulnerabilidad en sus ojos, pidiendo algo tan fundamental… no podía decepcionarlo.
—¿Tú quieres ser mi papá?— preguntó Elío, con su vocesita cargada de una inocencia que me desarmó por completo.
Miré a Nelly, vi su sorpresa, y su duda. Pero mi mirada volvió a Elío. No podía dejarlo así. Nada me haría más feliz. Pensé en lo inteligente que es, en lo apuesto que es, y en esa chispa que tenía. Ser su padre… sería un orgullo inmenso.
—Claro que sí, pequeño— respondí, agachándome para estar a su altura. Quería que sintiera la sinceridad en mis palabras. —Seré tu papá—
En el momento en que pronuncié esas palabras, Elío se lanzó a mis brazos. Lo abracé con fuerza, sintiendo su pequeño cuerpo contra el mío. Era una sensación increíble. Sentí cómo se aferraba a mí, y en ese instante, supe que no había tomado una decisión equivocada. Era más que un orgullo; era una alegría profunda, una sensación de propósito que no había sentido antes. Vi la sorpresa en el rostro de Nelly, pero en ese momento, solo podía concentrarme en Elío, en el abrazo, en la promesa que acababa de hacer.
[•••]
El día había sido largo, lleno de juegos, risas, y una sorpresa que me había tocado el alma. Ver a Elío dormido en mis brazos, tan tranquilo, era una imagen que se quedaría grabada en mi mente. Caminamos de regreso, la conversación con Nelly giró en torno al trabajo, pero mi mente estaba en otra parte, en la posibilidad que se había abierto.
Al llegar a su casa, lo llevé a su cama con cuidado. Verlo dormir tan plácidamente era reconfortante. Cerré la puerta de su habitación y me dirigí a la sala, donde Nelly me esperaba.
—Quiero agradecerte todo lo que hiciste hoy por mi hijo— dijo, con su voz un poco nerviosa. —Disculpame si te molesto demasiado—
Una sonrisa se escapó de mis labios. La vi tan… vulnerable.
—No te preocupes, Nelly— le dije. —¿Quieres un poco de té?— asentí, y se fue a la cocina.
Salí al pequeño balcón. El aire empezaba a sentirse cargado, anunciando lluvia. En un par de minutos, Nelly se unió a mí, con dos tazas de té humeante. Tomé la mía, agradeciéndole.
—Quería decirte que lo que hice y dije hoy por Elío, de verdad fue un gesto muy sincero— le dije, rompiendo el silencio.
Ella me miró, sus ojos azules intensos estaban fijos en los míos. —¿Incluso lo de ser su padre?— preguntó, dejando la taza de té en la barandilla.
Asentí, haciendo lo mismo. —Si el verdadero papá de él no se molesta, claro que sí—
En sus ojos vi una sombra de tristeza. —Elío no tiene papá— dijo en voz baja. —Desde que nació lo he criado sola. Es algo muy complicado de explicar—
Sentí una oleada de empatía. —Lo lamento— dije, con mi voz teñida de sinceridad. —Pero no me arrepiento de haberlo dicho. Si tú me lo permites, quisiera ser ese padre para Elío. Me agrada mucho. Es un niño que se sabe ganar el cariño—
Ella me miró, sus ojos azules brillaban con una mezcla de esperanza y duda. —¿De verdad...?—
Me acerqué un poco más, acortando la distancia que nos separaba. —Me encantaría ser el padre de ese niño— le dije, con mi voz más grave ahora. —Y ser mucho más que el jefe de su mamá—
En ese momento, no pude evitarlo.
Puse mi mano en su mejilla y nuca, atrayéndola hacia mí. Sentí el impulso, y la necesidad de besarla.
Mis labios se encontraron con los suyos, en un beso que sellaba la promesa hecha a Elío y abría la puerta a algo nuevo entre nosotros...
porque si no es como yo lo pienso o me lo imagino y de verdad Skailer cayo en la trampa y le dio la casa y la tarjeta confiando en que Elena hará lo que el dice sería idiota y un ingenuo
y esa será la prueba que ellas necesitan para su mentira
pd: espero que no la encuentren
ya que cuando estuvo con Nancy el sintió muchas cosas y que se de cuenta que eso es una trampa