Diana, una joven de veintitrés años, se casa con el chico de sus sueños, pero él solo se casa con ella para recibir una herencia, ya que sus padres no aceptan a la mujer que ama y de paso está desapareció.
La boda se celebra y ellos deciden intentarlo y las cosas salen muy bien, ella sigue con su carrera de diseño que empezó a los 17 años por ser una excelente alumna, el tiempo pasa y la ex del joven regresa después de casi dos años, inventando una serie de mentiras para justificarse dejando a nuestra protagonista como la culpable de todo.
Allí empieza el sufrimiento de nuestra querida Diana, a quien el maltrato de su pareja la deja sin sueños ni ganas de superarse, termina a sus veinte años la universidad y de allí se lanza al abandono, hasta que su esposo le pide el divorcio, ya que el contrato de cinco años se venció, para poder casarse con la mujer que ama.
Podrá diana, unir los pedazos que quedan de ella e irse o luchará por el amor del hombre que ama ahora que está embaraza
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Mi gran amor.
Diana.
Salí con Edgar rumbo a la mansión de sus padres, pues, si acepte después de él haber insistido mucho él tiene razón y ellos tienen derecho y jamás me trataron mal así que decidí llevarles a su nieto fuimos rumbo al aeropuerto, pero me di cuenta de que no era nuestro destino cuando por los altavoces del avión lo dijeron me puse nerviosa y empecé a reclamarle a Edgar hice un escándalo y nos bajaron del avión entonces este empezó a tratar de calmarme y me dio una pastilla para que me la tomara según el sí seguía así me iba a dar algo.
Lo vi muy nervioso y le pregunté que era lo que tenía, él decidió que era mejor regresar a mi casa y luego nos llevaría, pero dio vuelta la camioneta y me di cuenta de que era otra dirección, entonces me volví a alterar...
— Edgar por favor llévame a casa con Leandro por favor, que es lo que pretendes, ya basta.— le digo alterada, por suerte Rafa va muy dormido.
— Cálmate mi amor, iremos a un lugar donde podamos ser una familia de nuevo.— Le grito y golpeó al chófer para que se detenga, pero no hace caso.
— Señor, pare el auto, esto es un secuestro, Edgar por favor llévame con Leandro.— digo y él se desespera.
— Leandro, esto, Leandro, aquello maldición, hasta cuando lo vas a nombrar, entiende, ya aprendí mi lección y no quiero perderte mi amor.— grita y Rafa se despierta llorando, pero lo logro calmar, el auto se detiene y nos baja es una finca enorme y hermosa, pero no presto atención a los detalles por lo furiosa que Estoy.
Rafa se vuelve a dormir y una señora me lo quita de los brazos para acostarlo y como no quiero que oiga nuestra discusión acepto un poco dudosa.
— Ahora si me vas a escuchar, ahora mismo me vas a llevar con Leandro, entiende, ya no te amo, tú mataste ese sentimiento.— le grito fúrica
— No mi amor, no digas eso, yo fui tu primer amor, tu primer beso, tu primera, el padre de tu primer hijo, vez yo he sido tu todo, he Sido el primero en tu vida en cada sentido.— Dice con su rostro lleno de lágrimas.
— Es cierto, fuiste el primero en muchas cosas, así como fuiste el primero en humillarme, en degradarme como mujer y en romperme el corazón, ya no te amo y si no quieres que empiece a odiarte por favor para con esta locura.— le digo y baja la mirada.
— mi amor perdóname por todo, tomate la pastilla y cálmate, luego seguimos hablando.— Dice y mis alertas se encienden y mostrándole la pastilla le digo.
— Que es esto Edgar, que tiene la maldita pastilla, acaso me quieres drogar, eso solo te dará acceso a mi cuerpo, pero a esto, no lo que tengo en mi corazón es y será siempre de Leandro, yo ahora lo amo a él por favor entiéndelo.— le grito muy irritada y alterada para correr lejos de allí hacia un pasillo y me dejo caer mientras lloro, Leandro mi amor ven por mí.
— mi amor levántate por favor Diana, mi reina entiende, fui un idiota y te amo, entendí que todo fue una trampa, no fue mi culpa amor.— Dice levantándome y me suelto bruscamente mirándolo de manera fría y con desprecio él queda en shock y luego niega.
— No, mi amor no me veas así, por favor, tú no, no me odies, diana, yo te amo y haría cualquier cosa por hacerte feliz.— dice y lo miro a los ojos mientras agarro sus mejillas con mis dos manos.
— Edgar, tú fuiste mi primer amor su y te amé como a nadie, pero me dejaste rota y... Leandro llegó a mi vida y me volvió a unir pieza por pieza, él es mi felicidad.— me acomodo bien para seguir hablando.
— Si de verdad me quieres como dices, déjame ser feliz con él, yo lo amo mucho y jamás sería feliz contigo, me tendrás a tu lado, pero estaré vacía y a lo mejor se repita la historia, pero esta vez yo sea la mala del cuento.— dije y me abrazo, en esa posición lloramos juntos abrazados, mientras me decía cuánto me amaba.
— te amo Diana demasiado, tarde entendí que eras el amor de mi vida y la única mujer que amo, por eso quiero que seas feliz.— Edgar se levantó y me dejó allí, fue hacia el pasillo y regreso con Rafa en sus brazos, luego me extendió su mano y yo la tomé, minutos después íbamos en la camioneta, Edgar solo apretaba mi mano y luego Paco su brazo por mi hombro y me abrazo.
Todo el viaje fue así abrazados, volví a ver al Edgar de nuestros primeros años de casados, el bueno, el noble, esa persona que me hacía enloquecer y hoy simplemente era el padre de mi hijo y nada más.
La camioneta giró cambiando la dirección hacia la mansión luego de hacer una llamada, ahora íbamos con rumbo a la mansión de los padres de Leandro la camioneta llegó a su destino y nos bajamos yo estaba feliz de poder ver de nuevo a los padres de Lean, toque el timbre y Laila abrió la puerta pegando un grito que me dejó sorda y sobresalto a Rafael está me abrazó muy fuerte mientras lloraba yo no sabía que ocurría a lo mejor sabían de lo que quería hacer Edgar muchas preguntas me inundaron, minutos después tenía a Leandro detrás de Laila llorando paralizado al verme.
Yo me lo quedé viendo fijo y Laila al darse cuenta tomo a Rafa en sus brazos.
— ¡Mi amor! —Gritó lean después de salir del shock mientras me abrazaba fuerte, podía oír sus sollozos.
— Estás bien mi amor, estás aquí mi reina.— yo lo abrazaba fuerte y nos besamos como si fuera la última vez que lo haríamos, mi emoción al verlo de nuevo era tan grande que eso beso me hizo comprender una vez más que él es mi gran amor.
—lo estoy mi amor, te extrañé mucho a pesar del poco tiempo que no te vi.— dije abrazándolo, luego se dirigió a Laila y cargó a Rafael, todos los demás tras el alboroto ya nos estaban rodeados y una vez fui a abrazar a los padres de Leandro este corrió y golpeó a Edgar le partió la boca y la nariz, corrí y los separé.
— Basta, amor, él hizo mal, pero al final se arrepintió y me trajo de vuelta.— dije y lo besé, mire a Edgar y le dije que se fuera.
Rafa se quedó dormido en brazos de mamá Leticia y yo subí a la habitación con Leandro, debíamos calmarnos, debíamos estar uno al lado del otro.