Mila, hija de uno de los hombres más poderosos de Suecia, hará todo para evitar los planes de su padre, imponiendo los de ella.
Para evitar un gran problema con su futuro, se meterá en uno peor, todo por ser tan rebelde, ¿será que de esa locura surgirá el amor?
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Capitulo 23
Perspectiva de Mila.
No puedo ni dormir a pesar de que me sentía cansada, ese beso no me deja en paz, me tiene como alucinando e imaginando quien sabe cuántas cosas.
Los rayos de luz se deslizan entre las cortinas, y parece que no dormí.
Me levanto deprisa, voy al baño, me aseo y bajo a la cocina, Sonia ya está despierta, de eso puedo estar segura.
Voy con cuidado y la sorprendo tarareando la canción que siempre canto cuando cocino.
—Buen día— me siento en un taburete.
—Buen día, niña, parece que ya se acostumbró a caerse de la cama.
—No lo digas ni en broma, eso de levantarme temprano me parece fatal el día sé hace extremadamente largo—Ruedo los ojos.
Comienzo a golpear la loza con mis uñas.
—Me quieres contar algo, el joven Kenán se fue tarde anoche.
—No, se fue de una vez—me quedo pensando en el beso, será buena idea contarle.
—Echa para afuera de una vez, sé que algo me quieres contar, ¿qué sucedió?
—Es que… ¿Puedo contar con tu discreción?—Me aseguro de preguntar.
—Hasta la pregunta me ofende.
—Bueno—me encojo de hombros—es que tú eres leal a él, no a mí— ella rueda los ojos.
—Dime, pues, no me vas a dejar así—sonríe.
—Bueno es que Horacio me beso—Digo bajito para que no escuchen.
—¡Santo Dios!— se tapa la boca.
—Eso mismo creo yo, es que fue una locura, le cante el cumpleaños y de pronto estaba muy cerca de mis labios y sin imaginarlo me beso—cierro los ojos para recordar el momento.
Sonia mira hacia la entrada de la cocina, Elías permanece en el umbral de la puerta recostado, supongo escuchando todo lo que dije.
—Buen día, Elías—Le sonrió como todos los días, me mira por espacio de un momento.
—Buenos días, Sonia, ¿ya hiciste café?
—¡Me ignoro!, ¿qué le pasa?, ¿estará molesto por la mentira que le hicimos a Horacio?
Mejor no digo nada, Sonia me sirve un café a mí también, me lo tomo despacio, pensando en nada, na, mentira en ese maldito beso.
Me voy a la habitación, me dio sueño, voy a tratar de dormir un poco—Sonia, voy a dormir, me levantas a las diez por favor.
Subo y me meto en la cama, no hago mucho, ya que los ojos se me cierran solos.
Perspectiva de Kenán.
No pude cerrar los ojos en lo que quedaba de noche, solo recordar ese beso, me martilla el alma, suponer en una vida normal, cómo mi madre me pide, con una mujer como ella, claro, eso no quiere decir que ella me vaya a querer, o que sienta algo por mí, ella solo respondió a un beso que yo provoque.
Me pasó los dedos por los labios, son tan suaves, dulces, y una lengua muy ágil, sonrió de imaginar eso.
Su beso fue tan diferente a otros, no sé qué tenía que me siento desesperado por más.
Jessy estaba dormida, menos mal no tenía ganas de pelear con ella, otra cosa que me pone a pensar es el hecho de que quiere aprender a disparar, muchas ideas locas han Revolucionado mi cabeza.
Una de ellas es, ¿podré arrastrarla a mi mundo?, hacer que ella sea como yo, y así tener una posibilidad de estar con ella.
Dios que tortura, Mila Kunis llegó a mi vida para torturarla.
Voy a hacer todo lo posible por ir en la tarde a verla, sé que Elías siente algo por ella, no puedo permitir que se le acerque, que la enamore, no lo puedo permitir.
Nada más imaginarlo me da una rabia en el cuerpo.
Amor, buen día, a qué hora regresaste que no me di cuenta—Se sienta sobre mis piernas.
—Temprano la cena se canceló, hoy por la tarde iré a verme con esa persona, además que voy a empezar a seguir a la familia Kunis—no me queda de otra que mentir para poder ir a verla sin preocupaciones.
—¿Vas a tener mucho trabajo estos días?
—Sí, un poco, si quieres puedes viajar a Suecia y…
—No, ni lo sueñes, dejar el camino libre para que la mosquita muerta de Mila se te meta por los ojos, estás equivocado.
—Ya vas a comenzar de nuevo con esa tontería.
—Tú me dijiste que ella te gustaba, recuerdas.
—Mejor me voy que fastidio contigo, escúchame una cosa Jessy, es mejor que dejes tus estúpidos celos, si no quieres que está relación de mierda se vaya por un caño.
—Todo es por ella, desde que la conociste cambiaste tanto—Se levanta y lanza algunas cosas que estaban en la peinadora.
—Deja de culpar a los demás de tus responsabilidades, crees que porque a lo mejor no tengo más opciones tengo que aguantar tus estupideces.
No me amenaces, me señala, te lo advierto, porque le meto un tiro a la perra esa en la cabeza—Dice furiosa.
Me hierve la sangre, odio que me condicionen, que me amenacen, abro el primer cajón que es donde guardo una de mis armas, la tomo y se la coloco en la cien.
Solo intenta tocarle un cabello, porque también vas a morir tú.
—Jajajá, lo ves, tengo o no tengo razón.
Deja tus juegos Jessy, mira que soy un asesino.
—También lo soy, y muy buena—La agarro y la lanzó en la cama.
Agarro un pantalón, una franela, zapatos y salgo de esa casa, de lo contrario voy a cometer una locura.
Tengo que enseñar a Mila a defenderse, ella tiene una lengua muy afilada, pero eso no es suficiente.
Gracias y bendiciones